Industria clave
La disputa entre Países Bajos y China por Nexperia sacude la cadena mundial de chips y pone en jaque a la industria automotriz
Europa y China chocan por el control de los semiconductores, el "petróleo" del siglo XXI

La batalla por el control de Nexperia, filial holandesa del grupo chino Wingtech Technology, se ha convertido en un símbolo de la nueva estrategia europea para proteger su soberanía tecnológica. Lo que comenzó como un conflicto interno entre ejecutivos ha terminado transformándose en un caso geopolítico que enfrenta a La Haya y Pekín por el control de una pieza clave del ecosistema mundial de semiconductores.
El Tribunal de Empresas de los Países Bajos suspendió al consejero delegado Zhang Xuezheng y puso bajo custodia las acciones de Wingtech, después de que tres altos directivos europeos solicitaran protección ante lo que consideraban una pérdida de independencia. Pocos días antes, el Gobierno neerlandés había emitido una orden ministerial que congeló activos, plantilla y propiedad intelectual de Nexperia durante un año, con el argumento de evitar la “fuga de secretos industriales”.
Wingtech había adquirido el 100 % de Nexperia por unos 33.400 millones de yuanes (unos 4.300 millones de euros) en 2019, en la mayor compra de una empresa europea del sector por capital chino. Sin embargo, la convivencia se deterioró tras el endurecimiento de las normas de exportación de Estados Unidos, Japón y los Países Bajos. En 2024, las autoridades neerlandesas exigieron a Nexperia crear un consejo de supervisión con poder de veto sobre decisiones estratégicas, incluidas inversiones globales y contratación de personal de I+D en China. Wingtech lo calificó de intromisión política, mientras los directivos locales lo respaldaron como una garantía de autonomía. La ruptura fue inevitable.
Este domingo, la filial Nexperia China reaccionó con un comunicado poco habitual por su tono, calificando la suspensión de operaciones desde Países Bajos como “un acto extremadamente irresponsable” que “viola acuerdos contractuales y daña la confianza de los clientes”. La empresa aseguró contar con inventarios suficientes para garantizar los suministros hasta final de año.
Analistas chinos advirtieron que cortar los lazos con la red industrial y comercial del país sería insostenible a largo plazo y que el caso solo acelerará la estrategia de autosuficiencia tecnológica de Pekín.
Para Bruselas y La Haya, Nexperia ejemplifica la necesidad de controlar inversiones sensibles en sectores estratégicos. Para China, es una muestra de desconfianza hacia su capital industrial. Con más de 14.000 empleados en una veintena de países, la compañía se ha convertido en el emblema de un nuevo orden en la industria del chip, en el que la regulación y la geopolítica pesan tanto como la innovación y el libre mercado.