Oriente Medio

EE UU y Arabia Saudí enfrían la opción militar contra Irán

Ni Riad ni Washington parecen tener prisa ahora por atacar al régimen iraní tras la ofensiva contra intereses petrolero saudíes de la que se acusa a Teherán

Donald Trump/AP
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Ni Riad ni Washington parecen tener prisa ahora por atacar al régimen iraní tras la ofensiva contra intereses petrolero saudíes de la que se acusa a Teherán

A pesar de que tanto Estados Unidos como Arabia Saudí aseguran tener pruebas sobre la autoría de los ataques a las refinerías saudíes de Aramco, que inculparían a Irán, ninguno de los dos gobiernos parece tener prisa por ir a la guerra contra la Guardia Revolucionaria iraní.

De hecho, el jefe de gabinete del vicepresidente Mike Pence matizó que los comentarios del presidente Donald Trump, que el domingo dijo que EEUU estaba “cargado y listo” para atacar a Teherán si resultaba ser el artífice del sabotaje contra el petróleo saudí, no implicaba necesariamente una respuesta militar.

Así mismo, Riad, que también confirmó que los drones no fueron lanzados desde Yemen, y que se trataba de armamento iraní, sin embargo, pidió una investigación con expertos internacionales para esclarecer los hechos. Los ataques del pasado fin de semana contra los suministros del petróleo han puesto de manifiesto la vulnerabilidad de Arabia Saudí. Haya sido directamente Irán o a través de sus aliados yemeníes, los ataques a las refinerías de Aramco han añadido un nuevo frente a la confrontación entre Teherán y Riad e inevitablemente podría escalar a un conflicto mayor.

El monarca saudí, Salman bin Abdelaziz, que todavía no se había pronunciado desde los ataques del sábado, insistió ayer en “la capacidad del reino para abordar las consecuencias de este tipo de agresiones cobardes, cuyos objetivos no solo son las instalaciones vitales del reino, sino también los suministros petroleros internacionales, lo que amenaza la estabilidad de la economía mundial”.

Ante el pánico en los mercados petroleros por la subida del precio del crudo por el parón de Aramco, que afecta al 5 por ciento de la producción mundial, la compañía estatal saudí envió ayer un mensaje tranquilizador a sus clientes en Asia y aseguró que suministrará los volúmenes comprometidos de crudo en octubre.

Sin embargo, la conclusión de la consultora S&P Platts fue menos alentadora: “Por el momento parece probable que unos tres millones de barriles diarios de petróleo bruto saudí estarán indisponibles durante al menos un mes”, señala el informe.

Si bien la cotización del crudo se encontraba ayer estable con un retroceso de un 1,7% menos con respecto a la jornada del lunes, el precio del litro de la gasolina ha subido 2,5% en dos días.

Resulta paradójico que mientras todas las miradas se centran en Irán, los rebeldes hutíes sigan insistiendo en reivindicar los ataques. “Advertimos a las compañías y extranjeros de que no permanezcan en las plantas que han sido objeto de nuestros ataques porque todavía están al alcance de nuestros disparos y pueden ser atacadas en cualquier momento”, alertó en su cuenta de Twitter el portavoz de la milicia Yahya Sarea.

A pesar de la escalada de tensión entre Washington y Teherán tras los ataques a contra el petróleo saudí, el régimen iraní sigue en sus trece de mantener cerrada la puerta al dialogo con EEUU. Así lo expresó ayer el máximo líder de Irán, Ali Jameneí, que descartó las negociaciones “a ningún nivel” con Estados Unidos.

“Al hablar de negociaciones los Estados Unidos no buscan una solución justa, sino, como dicen, hacer demandas para que Irán se someta. Para tales negociaciones deberían perseguir a quienes actúan como sus vacas lecheras. La República Islámica es una república creyente en Dios y digna”, escribió Jamenei en Twitter.

Para el líder supremo, negociar significa “la imposición” de las demandas de EEUU a la República Islámica y es una manifestación de “la victoria” de la campaña de “máxima presión” de EEUU”, zanjando así cualquier posibilidad remota de un encuentro entre el presidente iraní, Hasan Rohani, y Trump en la próxima reunión de la ONU.

Ante la imposibilidad de Washington de llevar a Irán a la mesa de negociaciones, las opciones que le quedan a Trump son pocas. De momento, se descarta una acción militar directa pero si prosiguen los ataques contra los intereses del petróleo mundial, seguramente, La Casa Blanca deberá reformular la opción militar.

Para Estados Unidos y otras potencias occidentales, la seguridad de navegación en el Golfo Pérsico es esencial. Y una inestabilidad en la zona que pueda bloquear el transporte del petróleo podría llevar a las fuerzas navales y aéreas estadounidenses y europeas a actuar.