Estados Unidos

El cara a cara entre los presidentes de EE UU e Irán en Nueva York se desvanece

Trump y Rohani no tienen previsto reunirse hoy en la apertura de la Asamblea General de la ONU

El presidente iraní, Hasan Rohani
El presidente iraní, Hasan Rohanilarazon

Trump y Rohani no tienen previsto reunirse hoy en la apertura de la Asamblea General de la ONU

Arranca hoy en la Asamblea General de Naciones Unidas y, más allá de las grandes cuestiones globales, del cambio climático a la agenda del desarrollo o el acceso a la sanidad, los analistas estarán muy pendientes de cualquier gesto relativo a Irán. En EE UU dan por hecho que no hay posibilidad de un encuentro entre el presidente iraní, Hasan Rouhani, y Donald Trump. Si las relaciones estaban rotas, todo saltó por los aires definitivamente tras el ataque a las instalaciones petroleras en Arabia Saudí. Ni ese plan está en nuestra agenda ni sucederá algo así, había subrayado el sábado Seyed Abas Mousavi, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Irán.

Tampoco parecía necesario. De hecho, la Casa Blanca más bien da por confirmado que los misiles que impactaron en las refinerías fueron disparados desde Irak o Irán. Desde luego ésta parece ser la opinión de la inteligencia estadounidense tras analizar las imágenes facilitadas por los satélites espaciales. «Recuerden cuando Irán derribó un avión no tripulado», escribió ayer Trump en Twitter, «alegando que estaba en su espacio aéreo cuando, de hecho, no lo estaba. Se aferraron fuertemente a esa historia sabiendo que era una gran mentira. Ahora dicen que no tuvieron nada que ver con el ataque a Arabia Saudí. Ya veremos».

La pelota, por tanto, quedaba situada en el alero del reino. Y Riad ya ha explicado que las armas eran de procedencia iraní. Algo que ya repetían durante el pasado fin de semana varios analistas del Pentágono cuando informaron que la agresión, acometida con misiles y drones solo podía haber sido ejecutada por un país con unos sofisticados recursos bélicos.

Ésta es la postura defendida desde el primer momento por el secretario de Estado de EE UU, Mike Pompeo, que tampoco se ha mostrado partidario de encarar a la delegación iraní en las próximas horas. El sábado, de hecho, había comentado que «Teherán está detrás de casi cine ataques contra Arabia Saudí, mientras que Rohani y [el ministro de Exteriores Mohammad Javad] Zarif] fingen participar en la diplomacia».

Por si fuera poco la abrupta salida del ya ex consejero de Seguridad Nacional John Bolton habría reducido las alternativas para un presidente cada día más obsesionado con que nadie lo acuse de contemporizar con los ayatolás. No parece, en definitiva, el escenario más propicio para una cumbre improvisada en el edificio diseñado por Oscar Niemeyer y Le Corbusier.