
Curiosidades
Esta es la frontera más 'rara' de Europa: al cruzar la calles estás en otro país distinto
Es una de las principales atracciones de los pueblos por donde pasa, y recibe miles de visitantes cada año

En pleno corazón del continente europeo, a no demasiada distancia de España, existe un lugar donde una simple garbeo por la calle o un paseo para hacer los recados pueden convertir de repente en un viaje internacional. Esto es posible gracias a las políticas de libre circulación y los tratados históricos que se han establecido entre las regiones situadas a ambos lados de una frontera que, literalmente, divide un pequeño municipio en dos.
Aunque para muchas personas el acceso a los viajes es cada vez más accesible, para nadie resulta más sencillo cambiar de país que para los residentes de esta población de menos de 10.000 habitantes situada en mitad de las llanuras del centro de Europa. Es tal la libertad de movimiento que existe en este enclave con unas características tan especiales que sus ciudadanos pueden cruzar la frontera incluso sin darse cuenta.
Se trata de una localidad que ni siquiera alcanza los 100 kilómetros cuadrados de extensión y, sin embargo, puede presumir de contar con una de las fronteras más confusas y fascinantes del viejo continente, fruto precisamente de una historia repleta de conflictos e intercambios de territorios entre estados.
Esta es la frontera más 'rara' de Europa: al cruzar la calles estás en otro país distinto
El lugar del que hablamos no es otro que Baarle, un municipio dividido entre Bélgica y los Países Bajos. Aunque no es tan inusual que una calle constituya una 'frontera' entre jurisdicciones, lo extraño en este caso es que 'parte' un solo pueblo en dos países diferentes.

Baarle está compuesto por dos municipios: Baarle-Hertog, que pertenece a Bélgica, y Baarle-Nassau, en territorio neerlandés. Lo peculiar es que no se trata de una simple línea divisoria, sino de una compleja maraña de enclaves y subenclaves, donde el territorio de un país aparece completamente rodeado por el del otro, y a veces incluso contiene a su vez pequeñas porciones del primero. En total, hay 22 enclaves belgas dentro de Países Bajos y 7 enclaves neerlandeses dentro de los belgas.
En esta localidad, las fronteras atraviesan calles, aceras, jardines e incluso viviendas privadas, donde la puerta principal puede determinar la nacionalidad de sus habitantes. Las líneas fronterizas están marcadas con pequeños triángulos en el suelo y placas con las letras "B" y "NL", para que los peatones sepan en qué país están con solo mirar al suelo.
El origen de esta complejidad se remonta a la Edad Media, cuando los derechos feudales y los tratados territoriales fragmentaron la zona en función de acuerdos entre el Duque de Brabante y el señor de Breda. A lo largo de los siglos, los intentos por simplificar esta situación han fracasado, y hoy en día Baarle se ha convertido en un ejemplo único de convivencia fronteriza.
A pesar de sus complicaciones, los habitantes de Baarle conviven con total normalidad. La ciudad cuenta con dos ayuntamientos, dos cuerpos de policía, dos sistemas fiscales, pero un espíritu compartido. Aún así, esta diferencia de estados ha llegado a provocar situaciones confusas. En tiempos de pandemia, por ejemplo, las medidas sanitarias de cada país llegaban a variar de una acera a otra, con tiendas obligadas a cerrar una parte del local mientras la otra seguía operando.
Lo que para algunos sería un dolor de cabeza administrativo, para Baarle es parte de su identidad. Y para los turistas, es una curiosa oportunidad de cambiar de país tantas veces como uno quiera, simplemente caminando unos pasos. Las líneas fronterizas en este municipio tan curioso de Europa son una atracción de primera categoría para los visitantes, que acuden para tomar fotos y vídeos cambiando de país constantemente.
Desde la cuenta de @vistisbaarle, compartían un vídeo en el que mostraban cómo una persona puede cambiar más de veinte veces de país mientras da un tranquilo paseo por Baarle. Este pueblo belga-neerlandés no es el único enclave donde se dan esta clase de extrañas situaciones en la vida cotidiana.
Existen casos similares, como la villa de Llivia en territorio de Francia, aunque pertenece a España; o la estación de tren de Haskell Free Library, un edificio que actualmente funciona como biblioteca y ópera, que está construido exactamente sobre la frontera entre Vermont (Estados Unidos) y Quebec (Canadá).
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