Estrategia
Estados Unidos y Ucrania podrían redefinir la estrategia con drones: así pueden hacerlo
La guerra en Ucrania ha desvelado una notable transformación en la guerra de drones, con la innovación ucraniana como eje central. Esta realidad exige a la OTAN y Estados Unidos integrar estas lecciones en su planificación defensiva y producción
La guerra en Ucrania se consolida como el conflicto de drones más intensivo del siglo XXI, alterando el panorama defensivo. Sus implicaciones trascienden fronteras: en agosto, drones rusos incursionaron y fueron derribados en espacio aéreo polaco. Aeropuertos daneses y noruegos también fueron objetivo de interrupciones por drones, que analistas locales vincularon probablemente al Kremlin. Estos incidentes son pruebas de estrés para las defensas de la OTAN.
Asimismo, la Alianza Atlántica urge a integrar innovaciones bélicas ucranianas en sus ciclos de defensa. La invasión rusa ha provocado una transformación de calado en la guerra con drones que incluso Estados Unidos, pese a su vastísima industria de defensa, ha mostrado dificultades. Washington sobresale en armamento sofisticado, pero se rezaga en producción masiva ágil de sistemas fungibles.
Además, tropas estadounidenses carecen de la experiencia en drones que los soldados ucranianos han adquirido. El Pentágono ha reconocido esta brecha: en julio, el secretario de Defensa Pete Hegseth distribuyó un memorando para acelerar su adopción. Con impresiones 3D y simuladores, estos pasos revelan una cruda verdad: América lucha por ponerse al día. Ucrania, por el contrario, ha impulsado un ecosistema de desarrollo de drones dinámico y superior en agilidad.
Ucrania y EE. UU. buscan redefinir la disuasión con drones
Según el Ministerio de Defensa ucraniano, más del 95 por ciento de los drones en el frente son de fabricación nacional. Su eficacia reside en un rapidísimo ciclo de innovación. Mientras la adquisición del Pentágono tarda años, las empresas ucranianas perfeccionan diseños en semanas o días, gracias a la retroalimentación directa del frente, tal y como recoge el medio Nationalinterest. Este sistema asegura modelos adaptados a realidades bélicas, superando alternativas comerciales occidentales.
Por otro lado, drones ucranianos superan alternativas comerciales por estar diseñados para la guerra. Ejemplo: "Baba Yaga", drones de combate nocturno temidos. Vehículos de carga pesada como el Kazhan ("Murciélago") de Reactive Drone, combinan ataque y modularidad, transportando munición OTAN. Este dron es para combate, con cámara térmica/diurna dual y radio nacional que le confiere alta resiliencia ante sistemas de guerra electrónica. Se prueba continuamente en condiciones reales, infrecuente en sistemas occidentales.
En este sentido, con Moscú acercándose a confrontación directa con la OTAN, la Alianza debe reconocer el sector de defensa ucraniano como activo estratégico. El ingenio ucraniano es crucial para el futuro de la guerra no tripulada. El Congreso estadounidense ha abierto la puerta a una inversión de calado en drones y sistemas no tripulados. Con empresas conjuntas, Occidente puede acelerar la integración de UAVs en la OTAN y crear una base de producción robusta para disuadir agresiones. Kiev debe complementar su agilidad bélica con reformas políticas.