
Aviones de combate
Volar y pilotar drones al mismo tiempo: lo acaban de hacer en Estados Unidos y anuncia el futuro de la guerra aérea
Los aviones de combate estadounidenses F-15 y F-16 ahora podrán manejar drones para disponer de una ayuda en la lucha por la supremacía aérea

La naturaleza del combate aéreo ha experimentado una transformación constante a lo largo de las décadas, impulsada por los avances tecnológicos. Desde los primeros biplanos hasta los sofisticados cazas furtivos de quinta generación, la superioridad en el aire siempre ha dependido de la capacidad de adaptación e innovación ante nuevas amenazas.
Este dinamismo impone la necesidad de explorar y adoptar estrategias disruptivas que permitan mantener una ventaja competitiva en escenarios cada vez más complejos y disputados. La integración de sistemas autónomos en las operaciones militares ha dejado de ser un concepto futurista para convertirse en una prioridad estratégica tangible.
En este contexto de evolución acelerada, la colaboración entre plataformas tripuladas y no tripuladas emerge como un pilar fundamental para el desarrollo de las capacidades aéreas del futuro. El objetivo es maximizar la efectividad operativa y reducir el riesgo para el personal humano en las misiones de alta intensidad.
Un salto crucial hacia la integración humano-máquina en el aire
Las Fuerzas Armadas de Estados Unidos han dado un paso significativo en la materialización de esta visión al ejecutar una demostración pionera que sienta las bases de la próxima era del combate aéreo. En un ejercicio llevado a cabo recientemente, pilotos que operaban cazas tripulados lograron controlar simultáneamente varias aeronaves no tripuladas en tiempo real, integrándolas plenamente en sus operaciones tácticas. Esta prueba, utilizando cazas F-16 y F-15 junto a drones experimentales XQ-58A Valkyrie, validó la viabilidad de la cooperación entre humanos y máquinas en un entorno de simulación realista.
El concepto probado, conocido como "manned-unmanned teaming" (trabajo en equipo tripulado-no tripulado), busca asignar a los drones tareas peligrosas o repetitivas, como exploración, interferencia electrónica o incluso ataque, mientras el piloto humano conserva la supervisión y el control estratégico. Esto permite a los cazas principales centrarse en funciones críticas, ampliando el alcance y la persistencia de la misión, incrementando la capacidad de supervivencia de la tripulación y optimizando la toma de decisiones en el fragor del combate. Los drones Valkyrie, diseñados para ser relativamente asequibles y operar en espacios aéreos altamente defendidos, son candidatos ideales para estas misiones colaborativas.
El éxito de esta demostración no es un fin en sí mismo, sino un hito que impulsará futuras investigaciones y el desarrollo de sistemas autónomos más sofisticados. La información recopilada servirá para refinar la interfaz entre piloto y dron y para explorar la autonomía coordinada entre múltiples plataformas no tripuladas que actúen como un enjambre bajo la dirección humana. La meta es desplegar equipos integrados de humanos y drones que puedan generar una potencia de fuego masiva y saturar las defensas enemigas, transformando radicalmente las tácticas y estrategias de la guerra aérea del mañana.
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