7-O

«Sin Israel, nosotros, como judíos en el exterior, no existiríamos»

La oleada de voluntarios sionistas para recolectar las frutas y verduras de las plantaciones israelíes

Hugo y Ricardo, voluntarios argentinos en Israel
Hugo y Ricardo, voluntarios argentinos en IsraelCedida

Mientras que la sensación es que Israel está cada vez más aislada internacionalmente, una ola de solidaridad recorre el pueblo judío. Tras los ataques de Hamás el 7-O, fueron muchos los sionistas que se movilizaron para echar una mano en este trauma colectivo israelí. Es el caso de un grupo de 100 argentinos, mexicanos y brasileños, que salieron de sus ciudades de origen el 3 de diciembre y han participado en un voluntariado que termina este lunes 18. ¿Su misión? Recolectar las frutas y verduras de los campos israelíes.

Muchos de los agricultores, tanto de las fincas colindantes a Gaza como al sur de Líbano han sido evacuados de sus hogares. Otros tantos resultaron heridos y muertos el 7-O y centenares de extranjeros abandonaron el país ante la inseguridad, dejando las plantaciones sin mano de obra.

«Somos judíos y muy sionistas, nos sentimos muy solos», confiesa Ricardo, de 64 años. «Tras el 7-O, pensé que tenía que hacer algo, ayudar de alguna manera, así que me puse en contacto con una organización –llamada La Casa– y el 3 de diciembre salimos de Buenos Aires». Ricardo es el dueño de una empresa de reciclado de plásticos y lo ha dejado todo atado para poder venir hasta Israel y dedicarse a la agricultura. Aquí trabaja en el campo, como muestran sus heridas y cicatrices en los brazos. «Esto es de los pomelos», señala. Su base, donde duermen, está en Ra’anana, al norte de Tel Aviv. Ya han cosechado tomates, también han estado en una plantación de pepinos, así como en una de cítricos, recolectando mandarinas y pomelos. Algunos de sus compañeros recogieron fresas. «Vamos donde se requiera la mano de obra».

Hugo ha cambiado el bisturí y el material esterilizado por una alforja y unos resistentes guantes. «Primero intenté venir como traumatólogo, pero estaban desbordados. Pasó el tiempo y lo cierto es que en los hospitales israelíes no necesitan médicos. Están muy bien provistos».

Ricardo le comentó que se estaba formando un grupo de voluntarios y no dudó en unirse. «Me interesa dar una mano en lo que sea. No se me caen los anillos» a la hora de trabajar en el campo estos días.

«El objetivo es estar, compartir el dolor y la angustia. Tratar de alivianar los problemas como el de la mano de obra», manifiesta. Hugo asegura que para poder unirse al voluntariado tuvo que tomarse sus vacaciones en el hospital estatal donde trabaja.

«Los días aquí son muy intensos. Nos levantamos muy temprano y nos acostamos muy tarde: apenas dormimos 4 o 5 horas. Subimos a los autobuses y cada día a una finca distinta», explica.

«La solidaridad a Israel es la que nos empuja, pero dentro de este país hemos visto una solidaridad intrínseca que es asombrosa», y describe una gran cantidad de actos altruistas. Por lo que no les preocupa la inseguridad o los cohetes lanzados precisamente contra las zonas donde trabajan.

Hugo y Ricardo en un descanso de su voluntariado
Hugo y Ricardo en un descanso de su voluntariadoEsther S. Sieteiglesias

Con todo, Ricardo y Hugo están muy preocupados por el antisemitismo en el mundo: «Es gigante en el exterior». «Tenemos la sensación de que nosotros, como judíos en el exterior, sin este país no existiríamos», expone Ricardo. «100%».

En opinión de Hugo, «el antisemitismo en Europa y más en España explotó, se desmadró». De ahí que una de las intenciones de venir hasta aquí es que él «pueda transmitir después lo que pasa a los que no simpatizan con estas ideas, pero sí conmigo».

En la misma línea, Fleur Hassan-Nahoum, vicealdesa de Jerusalén, añade en un encuentro con periodistas hispanos organizado por Fuente Latina que «como mataron a varios trabajadores de los campos y los kibutz, de origen tailandés», y «como en uno de los vídeos» más atroces que circuló «es la decapitación de uno de ellos» con un azadón por parte de los terroristas de Hamás el 7-O, «muchos de los tailandeses abandonaron Israel».

«Nos falta mucha mano de obra y resulta que había que recolectar y no había gente». Así que junto a un grupo de israelíes y desde la alcaldía, «comencé un programa de voluntarios, como antiguamente, cuando los traíamos a los kibutz. Ahora estamos hablando con el ministerio de Agricultura, para que, al menos, les cubran el coste de los billetes de avión», espera Hassan-Nahoum.

La vicealcaldesa asegura que, en los colegios, los alumnos pasan ahora un día entero recogiendo naranjas, fresas... «También plantan la cosecha del año que viene». Asimismo, en las grandes empresas israelíes, se organizan para pasar un día de oficina en los campos».

En general, hay muchos voluntarios, aunque «no se pueden comparar con los profesionales», reconoce. Eso sí, «lo bueno que tenemos es que somos un pueblo muy resiliente que no tarda mucho en ponerse en acción. Ya estamos pensando en los problemas de mañana», resume Hassan-Nahoum.