Crisis ucraniana
Boris Johnson exhibe ardor guerrero ante Rusia
El líder de Reino Unido ofrece a la OTAN contribuir con un “gran despliegue militar” para frenar la “agresión rusa en Ucrania”
Boris Johnson quiere reivindicar el papel del Reino Unido como actor clave en la seguridad y defensa de Europa y ofrece ahora a la OTAN contribuir con un “gran despliegue militar” para contrarrestar la creciente “agresión rusa en Ucrania”. El premier pondrá sobre la mesa “la mayor oferta posible” para sumar a las operaciones de la Alianza Atlántica cazas, buques de guerra y “especialistas militares” del Ejército británico.
Representantes del Ejecutivo británico viajarán esta semana a Bruselas para finalizar con los socios internacionales los detalles del “posible envío” de tropas, mientras que el Gabinete analizará este lunes las “opciones militares” sobre la mesa.
Si el presidente ruso, Vladímir Putin, “elige un camino de derramamiento de sangre y destrucción, será una tragedia para Europa”, pero “Ucrania debe ser libre para decidir su futuro”, apuntó Johnson, que tiene previsto viajar a Kiev en los próximos días para expresar su apoyo a la región.
El pulso internacional contra el Kremlin se ha convertido para el Número 10 en una gran oportunidad para que la nueva `Global Britain´ proyecte su posición mundial en la era post Brexit, demuestre que es un actor clave en seguridad y refuerce su parentesco militar con Estados Unidos y la OTAN.
Y no menos importante para el premier, la crisis geopolítica ofrece también una oportunidad para desviar el foco mediático del escándalo interno con el Partygate. En Westminster, todo el mundo está a la espera de la publicación del informe elaborado por la alta funcionaria Sue Gray sobre las celebraciones que tuvieron lugar en Downing Street en pleno confinamiento.
A medida que avanzan los días, se amortiguan las especulaciones sobre la posibilidad de que se alcance el umbral de 54 diputados conservadores pidiendo por escrito una moción de confianza interna contra el liderazgo de Johnson. Aunque los leales matizan que sería irresponsable dejar al Reino Unido sin primer ministro en plenas tensiones contra Moscú.
Junto a Estados Unidos, el Reino Unido se ha convertido en un actor clave en la crisis internacional. Cuenta por ahora con más de 900 miembros de su personal militar en Estonia, más de un centenar en Ucrania -parte de la Operación Orbital, para entrenar a tropas de Kiev-, así como un escuadrón de 150 efectivos en Polonia.
Por su parte, la ministra de Exteriores, Liz Truss, avanzó ayer que el Gobierno británico modificará esta semana la legislación para facilitar la imposición de sanciones contra intereses rusos en caso de que Moscú lance un ataque al país vecino. Las leyes actuales solo permiten al Ejecutivo decretar sanciones contra individuos y empresas “involucrados directamente en la desestabilización de Ucrania” y los cambios permitirán que Londres castigue a cualquier persona o compañía que se considere de “interés para el Kremlin”.
Truss abogó por avanzar hacia una solución diplomática a las tensiones en el este de Europa. En este sentido, visitará esta semana Ucrania y prevé viajar la siguiente semana a Moscú. No obstante, recalcó que “lo primero que evitará a Vladimir Putin que tome acciones es si entiende el coste de estas acciones”. “Esto puede terminar en un gran problema. Y él tiene que ser consciente de ello”, advirtió.
La ministra aseguró que no descarta “absolutamente nada” en los esfuerzos del Reino Unido por respaldar a Ucrania, si bien admitió que es “muy improbable” que llegue a enviar tropas sobre el terreno.
Por otra parte, se mostró partidaria de paralizar el gasoducto Nord Stream II, que une Rusia con Alemania, en caso de que Moscú ordene una invasión en el país vecino. En Londres siempre ha existido recelo respecto a la ambigüedad que muestra Berlín con Moscú por la infraestructura geopolíticamente controvertida desde el inicio de su construcción hace casi cuatro años. Pese a que las obras terminaron el pasado mes de septiembre, sigue sin operar al estar aún pendiente de certificaciones.
Siempre se temió que la tubería fuera un instrumento del Kremlin para asfixiar a Ucrania, tradicional país de tránsito de gas ruso hacia el mercado europeo. De ahí que a Estados Unidos y los propios países del Este de la UE tampoco les gustara nunca el proyecto.
A mitad de enero, el Reino Unido prefirió que los aviones de sus fuerzas armadas evitaran el espacio aéreo alemán y tomaran una ruta más larga, vía Dinamarca, al transportar las armas antitanques destinadas a Ucrania. Aunque el viaje supuso un par de horas más, le permitió a Londres ahorrarse el tiempo que supondría pedirle permiso a Berlín, un trámite que habría retrasado la misión.
Mientras que Alemania se ha negado a otorgar una licencia de reexportación a Estonia para que enviara a Ucrania artillería de origen alemán, Downing Street ya ha enviado a Kiev un equipo de unos 30 soldados especializados del Regimiento de Guardabosques de operaciones especiales, así como 2.000 misiles antitanque de corto alcance, y está ahora dispuesto a mandar más. “En dos días, el Reino Unido ha proporcionado más armas que todos los países de la OTAN desde 2014″, especificaba recientemente Defense Express, web de una de las consultoras militares más importantes de Ucrania.
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