Reelección

Mattarella, el “árbitro” que no quería repetir como presidente de Italia

El jurista de 80 años seguirá al mando del país transalpino tras la imposibilidad de los partidos políticos italianos de acordar su reemplazo

Italian President Sergio Mattarella swears in, in front of senators and deputies at the parliament next to President of the Italian Chamber of Deputies Roberto Fico and President of the Italian Senate Maria Elisabetta Alberti Casellati at the Montecitorio palace in Rome, Italy January 3, 2022. Filippo Monteforte/Pool via REUTERS
Italian President Sergio Mattarella swears in, in front of senators and deputies at the parliament next to President of the Italian Chamber of Deputies Roberto Fico and President of the Italian Senate Maria Elisabetta Alberti Casellati at the Montecitorio palace in Rome, Italy January 3, 2022. Filippo Monteforte/Pool via REUTERSPOOLREUTERS

El presidente de Italia, Sergio Mattarella, tenía todo preparado para abandonar el Palacio del Quirinal este jueves, cuando expiraba su mandato de siete años al frente de la jefatura del Estado. Había alquilado un apartamento cerca de sus hijos en un barrio acomodado de Roma y se disponía a disfrutar de una merecida jubilación. Pero “una inesperada llamada a la responsabilidad, de la cual no puedo ni pretendo escapar”, le hizo cambiar de planes.

El bloqueo del Parlamento, incapaz de elegir un sustituto durante seis caóticos días, hizo que el primer ministro, Mario Draghi, moviera ficha y explicara al presidente que lo mejor para la estabilidad del país era aceptar su reelección. Y este jueves, ante un Parlamento rendido a sus pies, Mattarella juró su cargo e hizo un llamamiento a poner la política al servicio de los ciudadanos para poder afrontar la crisis económica, sanitaria y social. “No podemos permitirnos retrasos o incertidumbres”.

Mattarella, que a sus 80 años no quería repetir un nuevo mandato, justificó su reelección como la única salida posible al laberinto italiano en el que se había convertido la elección presidencial, porque “una prolongación de las tensiones podrían haber comprometido las perspectivas de relanzamiento del país”. Antes que él, sólo Giorgio Napolitano, su predecesor en el cargo, se había visto obligado a aceptar un segundo mandato en 2013.

A diferencia de Napolitano, a quienes sus críticos bautizaron como ‘Rey Giorgio’ por su intervencionismo, Mattarella se ha distinguido en estos siete años por su talante moderado y el escrupuloso respeto de sus funciones. El jefe del Estado tiene poderes limitados, pero goza de una suerte de poder acordeón que se expande o contrae en función de las necesidades. “El presidente de la República es árbitro, garante de las instituciones, no toma decisiones políticas”, defiende