Análisis

Ucrania, el campo de batalla de las civilizaciones

Kiev lucha sola por todo un mundo democrático y libre contra una Rusia putinista y despótica

Rusia empezó una invasión no provocada de Ucrania este 24 de febrero a las 5 de la mañana.Para muchos en la comunidad internacional la crisis cayó como una gran sorpresa aunque no lo es para los ucranianos. En realidad, Rusia está en guerra contra Ucrania desde marzo de 2014 cuando se anexionó la provincia ucraniana de Crimea. Poco después, una parte de la región del Donbás, en el Este de Ucrania fue invadida por agentes especiales rusos, dirigidos por el coronel Igor Girkin (Strelkov). Desde entonces, la región ha estado ocupada clandestinamente por medio de fuerzas delegadas rusas que pretenden ser estados independientes no reconocidos aunque son totalmente marionetas rusas. En el llamado «conflicto de baja intensidad», donde más de 14.000 ucranianos perdieron sus vidas (10.000 de ellos civiles, incluso casi 250 niños) y más de 30.000 personas resultaron heridas. Dos millones de ucranianos fueron desplazados, el país perdió el 7% de su territorio y el 20% de su base industrial. Las negociaciones interminables dentro de los llamados formatos de Normandía y Minsk no han llevado a ninguna solución. Y es que Rusia no está dispuesta a los compromisos. La única razón es un hombre en el Kremlin, el presidente autócrata ruso Vladimir Putin. Aparentemente él cree tener una gran misión, la misión de hacer queRusia vuelva a ser grande.

Putin, en su infame discurso en Múnich en 2007, afirmó que el colapso de la Unión Soviética «fue la mayor tragedia del siglo XX». Pasó por alto las dos devastadoras guerras mundiales en las que se perdieron casi cien millones de vidas humanas en total, muchos más resultaron heridos y países enteros fueron destruidos. Putin considera la mayor tragedia del siglo una disolución pacífica y prácticamente incruenta del imperio comunista totalitario que mató a millones de sus propios ciudadanos en las purgas y otros experimentos del régimen utópico sin alma.

Desde su discurso en Múnich, el presidente ruso ha declarado en muchas ocasiones sus puntos de vista históricos y geopolíticos revanchistas y sus intenciones de superar su «mayor tragedia del siglo XX» y restaurar el imperio ruso. Una Ucrania independiente es un gran obstáculo para cumplir la misión. Además, una Ucrania democrática y rebelde es un mal ejemplo para sus súbditos oprimidos en Rusia. Las acciones de Moscú hablan incluso más fuerte que las palabras de Putin y sus propagandistas. Rusia, ya estaba haciendo esfuerzos para restaurar el control sobre el antiguo espacio soviético. Putin invadió Georgia en 2008, anexó Crimea en 2014, está controlando partes de Moldavia (Transnistria), Georgia (Abjasia y Osetia del Sur), Ucrania (Donbás) por medio de sus marionetas.

Moscú gasta cientos millones de euros anualmente en su propaganda anti-occidental en el exterior, con el objetivo de socavar la confianza de los ciudadanos de Occidente en la democracia y sus gobiernos. El régimen de Putin corrompe a los políticos occidentales, brinda apoyo financiero a partidos radicales de derecha e izquierda, interfiere regularmente en los procesos electorales en países democráticos, y muchas cosas más. Incluso los países neutrales, como Irlanda, Finlandia o Suecia ya no se sienten seguros. El objetivo de todas sus tácticas de guerra híbrida contra Occidente es desestabilizar y debilitar el mundo democrático y dividir su unidad. Mientras Moscú había acumulado tropas en la frontera con Ucrania, Putin presentó a Occidente unas demandas sin precedentes, de facto un ultimátum. En esencia, Rusia demanda que Europa regrese a donde estaba hace un cuarto de siglo.

El dictador ruso quiere una Europa dividida en las esferas de influencia entre Washington y Moscú. Putin desprecia a Europa y ni siquiera ve sentido en hablar con ella, ya que la ve débil, indecisa y cobarde y lo único que respeta es la fuerza. Dio a entender a Occidente que en caso de no aceptar esas demandas, Rusia podría usar la fuerza para lograr sus objetivos. El Kremlin tiene como objetivo dominar todo el antiguo espacio soviético y Europa del Este, sin tener en cuenta los deseos e intereses de esas naciones. Por lo tanto, subyugar a Ucrania es su primer objetivo, pero no es el último. Una Ucrania democrática es la puerta de la Europa libre y hoy Ucrania es literalmente un campo de batalla en la guerra de civilizaciones. Ucrania lucha sola por todo un mundo democrático y libre contra una Rusia putinista despótica, agresiva y cruel. Debería quedar claro para todos en Occidente que si Ucrania cae, Europa será la siguiente. Ucrania necesita pleno apoyo de Occidente, necesita más armas, apoyo financiero masivo y unas sanciones del infierno contra Rusia y todo lo necesita ahora. El enemigo está a las puertas, Ucrania sigue luchando.