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Los “pinchazos de drogas” en discotecas se expanden por Europa: Francia, Países Bajos o Reino Unido, en alerta

Esta peligrosa actividad consiste en inyectar estupefacientes en jeringuillas mientras las víctimas están distraídas

Imagen de archivo de una jeringuilla
Imagen de archivo de una jeringuillaIsaac BujEuropa Press

La industria del ocio nocturno, desde hace décadas, está acostumbrada a lidiar con el peligro de drogas como la burundanga, comúnmente utilizada por los violadores, ladrones o abusadores que se aprovechaban de otras personas echando esos polvos en sus bebidas. Más allá de esta terrible actividad, en Reino Unido comenzó otra actividad que ponía en alerta a las autoridades: la “pandemia de pinchazos”.

El pasado mes de octubre, varias mujeres británicas denunciaron esta “moda” después de ser víctimas o testigos de ella. Consiste, ni más ni menos, en inyectar droga en jeringuillas mientras las personas que han recibido el pinchazo están distraídas. Las discotecas son el principal foco, pero también se han dado casos en citas con gente que se había conocido por redes sociales. La mayoría tuvieron lugar en ciudades universitarias como Nottingham, Liverpool, Manchester o Newcastle.

Las autoridades pensaron que las drogas utilizadas en estos incidentes son las mismas que se utilizan en las bebidas, como Rohypnol (roofie) o Gamma Hydroxybutyrate (GHB), también conocida como las drogas de violadores. Según la organización Drink Aware, estas inyecciones pueden provocar pérdida del equilibrio, problemas visuales, náuseas y vómitos, confusión y pérdida del conocimiento.

En un principio, eran casos aislados, pero se fueron extendiendo hasta tal punto que han llegado a otros países como Francia, Bélgica o Países Bajos. Entre todos estos países, más de mil informes se han realizado sobre estas agresiones.

En los primeros días de mayo, el fiscal de la ciudad francesa de Nantes, Renaud Gaudeul, señalaba a la radio Francia Info que la mayoría de las víctimas son mujeres con edades comprendidas entre los 18 y los 24 años. “Tenemos personas que informan de una sensación de pinchazo y síntomas inmediatos: sueño, vómitos, pérdida de conocimiento o lagunas de memoria”, contaba el fiscal.

Hay varias investigaciones policiales abiertas en distintas regiones, pero por el momento no se ha detenido a ningún sospechoso, puesto que las cámaras de videovigilancia de los locales tampoco han aportado importantes pistas.

El pueblo neerlandés de Kaatsheuvel, en Brabante Septentrional, fue noticia a mediados del mes pasado porque también hubo víctimas de estos pinchazos. Seis mujeres se enfermaron durante una noche de fiesta en un pub, y contaron que posiblemente los culpables eran un grupo de hombres que estaban cerca suyo. En Bélgica, durante el mismo día, en un partido de fútbol entre KV Mechelen y Racing Genk. Catorce personas se enfermaron allí y afirmaron haber sentido un disparo.

Hay muchas historias sobre presuntos incidentes de la “pandemia de pinchazos” que circulan en las redes sociales como TikTok. Los vídeos en los que las mujeres comparten su experiencia con las agujas tienen decenas de miles de visitas, y los comentarios son principalmente de mujeres que expresan su preocupación por esta forma de drogarse y el miedo a ir a un club nocturno.

“Es mucho más probable que esos casos involucraran drogarse a través de una bebida, tal vez las víctimas se lastimaron después y luego pensaron que su lesión fue el resultado de un disparo”, dijo el investigador de drogas británico Guy Jones a NOS Stories.

Por su parte, David Baden, presidente de la Asociación Holandesa de Médicos de Medicina de Emergencia (NVSHA) explicó el fenómeno en detalle con Beau. Se mostró escéptico sobre la viabilidad de pinchar con agujas. Según él, las drogas no son adecuadas para inyectarse en absoluto. El GHB, que generalmente se usa para drogar a otros, da una sensación muy dolorosa y de ardor cuando se inyecta, dice. Además, se necesitan de diez a quince segundos para inyectar una droga a alguien. Por lo tanto, no es posible administrar un fármaco a alguien con una aguja, dándole a esa persona un pinchazo corto.