Propaganda rusa

Estonia retira los monumentos soviéticos de sus calles

Un tanque utilizado como un altar por los prorrusos en la ciudad fronteriza de Narva ya ha sido trasladado a un museo

Soldados estonios trasladan en un tráiler un tanque soviético a un museo en la ciudad fronteriza de Narva
Soldados estonios trasladan en un tráiler un tanque soviético a un museo en la ciudad fronteriza de NarvaSergei GritsAgencia AP

Estonia comienza a eliminar de sus calles los monumentos soviéticos. Su objetivo es proteger el orden público. El primero en desaparecer de las calles es este tanque que ha sido trasladado a un museo. En los últimos días había sido utilizado como altar. Situado en Narva, cerca de la frontera rusa, servía para algunos como lugar de encuentro. Es uno de los 7 monumentos que el Gobierno prevé quitar de esta ciudad.

Kaja Kallas, primera ministra de Estonia, destaca que “según nuestra Constitución, la paz dentro del país es el valor central del Estado estonio, y la defensa de la paz dentro y fuera del país es una de las principales tareas del Estado”. “No daremos a Rusia la oportunidad de utilizar el pasado para perturbar la paz en Estonia. Y por eso hay que retirar urgentemente estos monumentos utilizados para la guerra informativa, en aras de la paz nacional”, expresó.

El desmantelamiento de los monumentos soviéticos es parte de una campaña más amplia impulsada en Estonia debido a la invasión rusa de Ucrania. La república báltica, que comparte una frontera de unos 300 kilómetros con Rusia, ha adoptado una postura dura desde el comienzo de la guerra.

Kallas anunció en Twitter este martes que la retirada del tanque es el inicio de una campaña para desmantelar todos los monumentos soviéticos presentes en el país báltico. “Mi Gobierno ha decidido retirar los monumentos soviéticos de los espacios públicos en Estonia. Como símbolos de la represión y de la ocupación soviética se han convertido en fuente de tensiones sociales,” escribió.

Por su parte, el ministro de Exteriores, Urmas Reinsalu, declaró a los medios locales que en el contexto de la guerra de Ucrania, Estonia no se puede permitir “divisiones internas” y que los monumentos, que “glorifican” la ocupación rusa, no tienen cabida en los espacios públicos del país.

Este verano, la vecina Letonia decidió demoler el controvertido Monumento de la Victoria en el que cada 9 de mayo se reunían ciudadanos de la minoría étnica rusa para celebrar el triunfo del Ejército Rojo contra los nazis. El Gobierno ha designado además otros 69 monumentos que ensalzan la ocupación soviética o nazi de Letonia y que serán desmantelados próximamente.