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Turquía vuelve a cargar contra Suecia por una manifestación en la que se colgó a un muñeco de Erdogan

Ankara acusa a Estocolmo de no haber hecho lo suficiente contra el terrorismo

El títere de Erdogan fue colgado frente al Ayuntamiento de Estocolmo en una manifestación
El títere de Erdogan fue colgado frente al Ayuntamiento de Estocolmo en una manifestaciónTWITTWITTER

Turquía acusa a Suecia de no tomar el terrorismo en serio, después de que un títere que representaba al presidente Recep Tayyip Erdogan fuera ahorcado frente al Ayuntamiento de Estocolmo el jueves por la mañana. El Gobierno turco convocó, una vez mes, al embajador sueco.

Según informa el diario sueco“Dagens Nyheter”, la acción fue llevada a cabo por los Comités de Rojava, “una red de solidaridad e intercambio con el movimiento revolucionario en todo el Kurdistán”. Los medios turcos los llaman partidarios del PKK, una organización considerada terrorista tanto por Turquía como por Estados Unidos y la Unión Europea.

Según expresaron simpatizantes de la amplia comunidad kurda en Suecia (unas 100.000 personas), el ahorcamiento de Erdogan durante la protesta en frente del Ayuntamiento de Estocolmo perseguía comparar al líder turco con el dictador fascista italiano Benito Mussolini, que fue colgado boca abajo por los partisanos al final de la Segunda Guerra Mundial.

El portavoz de Erdogan, Fahrettin Altun, no ocultó en Twitter su enfado por lo ocurrido. “Condenamos en los términos más enérgicos los ataques contra Turquía y su presidente elegido democráticamente por parte de miembros de la organización terrorista [Patido de los Trabajadores del Kurdistán] PKK en Suecia”, señaló el director de Comunicación del Gobierno turco.

Según Altun, el ahorcamiento del muñeco de Erdogan “es una prueba de que las autoridades suecas no han tomado las medidas necesarias contra el terrorismo, como han afirmado últimamente”. “Instamos a las autoridades suecas a que tomen las medidas necesarias contra los grupos terroristas sin más demora” y se encuentre a los responsables, añadió el portavoz.

Altun insiste que el país nórdico debe cumplir sus promesas recogidas en el acuerdo tripartito firmado por Suecia, Finlandia y Turquía en junio durante la Cumbre de Madrid si quiere entrar en la OTAN.

Precisamente, los turcos se han convertido en el principal escollo para que Estocolmo complete su adhesión a la Alianza Atlántica tras más de dos siglos de no alineamiento mliitar. De los 30 socios de la organización transatlántica, solo Turquía y Hungría se resisten a dar su visto bueno a las aspiraciones suecas.

Anna Erhardt, la scretataria de prensa de ministro de Asuntos Exteriores sueco, Tobias Billström, confirmó a la televisión pública SVT, que el embajador en Ankara fue llamado a consultas sin dar más detalles del encuentro con las autoridades diplomáticas turcas.

Asimismo, Billström condenó energicamente los hechos en las redes sociales. “Representar a un presidente elegido como ejecutado fuera del ayuntamiento es abominable”, escribió el jefe de la diplomacia sueca en Twitter.

En medio de unas negociaciones bilaterales en las que el acuerdo aún parece lejano, el muñeco ahorcado de Erdogan no es el único motivo de malestar para Turquía. El Gobierno sueco acaba de rechazar la solicitud de extradición de cuatro ciudadanos turcos. Todos ellos están incluidos en las listas de personas a las que el presidente Erdogan y Turquía quieren extraditar que aparecen publicadas frecuentemente en los medios turcos.

Los hombres tienen entre 26 y 68 años y, según Turquía, tienen conexiones con el movimiento del clérigo Fethullah Gülen, que Ankara considera una organización terrorista. Los cargos van desde ser miembro de una organización terrorista armada y espionaje hasta intentar dar un golpe de Estado contra el Gobierno. Repetidamente, Erdogan ha señalado al clérigo como responsable del fallido intento de golpe de Estado de julio de 2016, lo que Gülen, refugiado en Estados Unidos, ha negado.

Ya en diciembre, la Corte Suprema de Suecia bloqueó la extradición del periodista turco exiliado en el país nórdico Bulent Kenes, a quien Turquía acusa también de estará detras de la intentona golpista. Algunas de las acusaciones contra Kenes, exeditor jefe del diario “Zaman”, no son delitos en Suecia, lo que junto con la naturaleza política del caso y su condición de refugiado, hacían imposible la extradición, añadió el tribunal.