Cultura
Ni Italia ni el Vaticano: el país que tiene la culpa de que no esté permitido fotografiar la Capilla Sixtina
Se trata de uno de los lugares más emblemáticos del mundo, sede del Cónclave y que a pesar de sus 500 años de historia, recibe millones de turistas cada día, aunque hay una prohibición que no permite hacer ni fotos ni videos
La Capilla Sixtina es sin duda uno de los lugares más emblemáticos del mundo. Ubicada en el Palacio Apostólico de la Ciudad del Vaticano, la decoración de su bóveda fue realizada por el artista Miguel Ángel, encargado de pintar todos los frescos de un techo que pasaría a la historia. Es, junto al David y la Piedad, su obra cumbre, y no es para menos, pues cada año recibe millones de visitantes y turistas de todo el mundo. Sin embargo, una de las normas para poder entrar es no hacer fotografías ni vídeos de este magnifico lugar. Y la razón se debe a una curiosa norma impuesta por un país que no es ni Italia ni el Vaticano.
Desde sus inicios, la Capilla Sixtina ha servido para celebrar actos y ceremonias papales, y actualmente es la sede del cónclave. De hecho, la asamblea de cardenales para elegir hace unas semanas al nuevo Papa, León XIV, se celebró ahí. De su bóveda. La Creación de Adán, por ejemplo, es una de las imágenes más conocidas, situada en la parte central y representando la historia del Génesis, en la que Dios da la vida a Adán.
Era 1508 cuando el papa Julio II encargó a Miguel Ángel la decoración de la bóveda de la Capilla Sixtina. Su nombre viene del papa Sixto IV, quien durante su pontificado, ordenó su restauración a un grupo de pintores renacentistas. Sandro Botticelli, Cosimo Rosselli... Pero fue el artista de Caprese el encargado de pintar todos los frescos del techo.
Tardó cuatro años en terminar su trabajo, hasta 1512, y más de 500 años después, los frescos de Miguel Ángel con su extraordinaria complejidad iconográfica, siguen atrayendo una multitud de visitantes y son considerados una de las obras cumbre de la historia de la pintura. Alrededor de 20.000 personas al día visitan el lugar.
Por qué Japón es el país responsable de no poder fotografiar la Capilla Sixtina del Vaticano: un contrato por su restauración que pasó a la historia
No obstante, los turistas que acuden a la Capilla Sixtina son alertados por los guardias de seguridad, que vigilan el lugar, de que no es posible fotografiar la bóveda. Pese a que son afortunados de presenciar semejante obra de arte, lo cierto es que no se pueden llevar el recuerdo en sus móviles, cámaras o demás dispositivos que permitan tomar una fotografía o grabar vídeos. Asimismo, la vigilancia es constante para que nadie incumpla la norma.
La verdadera razón por la que no se puede fotografiar la Capilla Sixtina, pero sí el resto de los museos vaticanos e incluso la Basílica de San Pedro, la tiene Japón, en concreto la televisión del país nipón. Todo comenzó en 1980. Los responsables del Vaticano decidieron que debía ser restaurada, pero el presupuesto excedía lo que podían pagar, y salieron a buscar asistencia externa. Así, el que hizo la mejor oferta para aportar fondos fue la Nippon Television Network Corporation de Japón, que ofreció tres millones de dólares (aunque terminaron siendo 4,2 millones), con los que superaron las ofertas de otros postulantes de Italia o de Estados Unidos.
La restauración de los frescos de la Capilla Sixtina constituye una de las modificaciones de arte más importantes del siglo XX, y por la grandeza del sitio, una de las más delicadas. Así, la recompensa por la restauración fue recibir los derechos exclusivos para fotografiar y filmar las obras de arte, así como las imágenes que hizo el fotógrafo Takashi Okamura del proceso de restauración.
La decisión generó mucha polémica, pero los críticos admitieron que era la mejor manera de llevar adelante el proyecto después de ver las imágenes de Nippon, tan hermosas como detalladas. La televisión japonesa, gracias a este acuerdo, consiguió el material exclusivo de una infinidad de contenidos durante el proceso de restauración, y principalmente, produjo varios documentales, libros de arte y otros emprendimientos que incluían sus vídeos y fotos exclusivas de la restauración de la Capilla Sixtina.
Según el New York Times, la exclusividad comercial de Nippon vencía tres años después de cada etapa de la restauración, aunque la televisión japonesa siempre aseguraba que la prohibición no se aplicaba a “simples turistas”.
Lo cierto es que las autoridades de la Capilla la impusieron para todos (quizás ante el temor de un fotógrafo profesional disfrazado de turista), y pese a que los oficiales del Vaticano no son tan estrictos y que el contrato venció en 1997, se decidió continuar con la norma, sobre todo como medio de conservación de los frescos., puesto que es cierto que miles de flashes pueden llegar a dañar los frescos.