
Guerra de Ucrania
El pulso de Ucrania y Rusia en el frente
Mientras el ejército ruso se empeña en avanzar en el territorio, el ucraniano impulsa su producción de armas

La guerra no cesa en Ucrania mientras Rusia mantiene la presión en el frente y prosigue con sus ataques aéreos en contra de centros civiles. El ejército ruso, empeñado en lograr un avance significativo, pierde más de mil soldados diarios, pero aún confía en que su esfuerzo desgaste al ejército ucraniano, superado en número y exhausto por años de combate.
Por su parte, Ucrania está impulsando su producción interna de armas mientras centra sus esfuerzos en emplear cada vez más tecnologías y armamento moderno que minimicen sus bajas y maximicen las del enemigo.
Los drones de diversos tipos son actualmente responsables de la mayoría de las bajas rusas. El “muro de drones” ucraniano, en rápido desarrollo, ha reducido drásticamente el uso de vehículos blindados, como tanques, en la primera línea del frente por el enemigo. Numerosos vídeos, grabados por los drones y difundidos por unidades ucranianas, muestran cómo mueren docenas de soldados rusos que intentan, usualmente a pie, romper las defensas de Ucrania.
Aun así, Rusia mantiene más de 700,000 soldados en Ucrania gracias a generosas bonificaciones para reclutar, el empleo de presos, inmigrantes ilegales detenidos y mercenarios extranjeros, aunque las deserciones están en aumento, según analistas militares.
Moscú sigue buscando puntos débiles. Atacando a lo largo de un frente de más de 1,000 kilómetros en el este y sur de Ucrania, usa docenas de bombas aéreas potentes a diario y está ampliando su uso de drones. La región de Donetsk, donde Ucrania controla aún el 25% tras más de 11 años de conflicto y 3.5 años de guerra abierta con Rusia, es el principal objetivo del ejército invasor.
La ciudad de Pokrovsk y sus alrededores concentran la mayoría de los asaltos rusos. La batalla, que se prolonga desde hace casi un año, demuestra que, aunque Ucrania no puede detener por completo los avances rusos, logra frustrar sus planes y asestar duros golpes en respuesta.
El presidente Volodímir Zelenski informó que las fuerzas ucranianas han recuperado 160 kilómetros cuadrados al noreste de Pokrovsk, donde en agosto las tropas rusas amenazaban con avanzar hacia la ciudad de Dobropillia. Un contraataque ucraniano bien coordinado contra ambos flancos del grupo ruso puso en riesgo de cerco a miles de soldados enemigos. Aunque Rusia ha enviado refuerzos considerables y el resultado de la batalla sigue en vilo, sus esperanzas de un avance rápido se han desvanecido.
Mientras, pequeños grupos rusos se infiltran en Pokrovsk desde el suroeste. Algo similar ocurre en Kupiansk, en la región de Jarkov, donde los rusos han utilizado grandes tuberías de gas para infiltrarse en la ciudad sin ser detectados a tiempo por los drones y los combates continúan entre los cientos de vecinos que quedan.
En todo caso, la resistencia ucraniana ha desmontado el mito de la invencibilidad del ejército ruso, afirmó Igor Obolenski, jefe del Cuerpo Jartia de la Guardia Nacional Ucraniana, durante una reunión de comandantes militares en Kiev.
Incapaz de triunfar en el campo de batalla, Rusia persiste en atacar ciudades densamente pobladas, golpeando principalmente infraestructura civil, como el sistema energetico, centros logísticos, hospitales, hipermercados, servicios postales y edificios residenciales.
Ucrania urge a Occidente a interceptar drones y misiles rusos sobre parte de su territorio, dijo Lesia Orobets, exdiputada y líder de la ONG “El Precio de la Libertad”, a La Razón. Hasta 120 cazas estacionados en bases europeas podrían crear un “Escudo Celeste” sobre el oeste y centro de Ucrania, sin arriesgar un enfrentamiento directo con Rusia.
“Si Rusia continúa con estos ataques masivos, no está claro cuánto tiempo más podremos resistir en términos de infraestructura, economía, política y demografía”, advirtió Orobets.
Analistas ucranianos no dudan de que Moscú persistirá en su objetivo de conquistar la mayor cantidad posible de Ucrania y dominar el resto. Nada parece detener al líder ruso, Vladímir Putin, quien, a sus 72 años, busca consolidar su legado a través de la guerra.
Sanciones más estrictas podrían mermar la capacidad bélica de Rusia, pero requieren una aplicación rigurosa y un enfoque estratégico, considerando que países como India, China y Turquía siguen comprando petróleo ruso. Ucrania ataca diariamente la industria petrolera rusa, pero necesita armas más potentes, algunas en desarrollo.
Las garantías de seguridad discutidas por Europa y EE UU tienen un impacto limitado para acabar con la guerra, con la adhesión de Ucrania a la OTAN descartada y sin aliados dispuestos a combatir directamente contra Rusia.
Ucrania espera, al menos, recibir suficiente financiación para maximizar su producción de defensa, fabricando drones y armas modernas. Según Zelenski, el país invertirá 60,000 millones de euros propios y necesita una cantidad similar en 2026 para sostener la guerra, una inversión que no es caridad, sino un refuerzo para la seguridad de todo el continente.
La economía de Rusia está sufriendo y Kiev reporta una caída drástica en los contratos firmados por nuevos reclutas con el ejército ruso, de 92,800 en el primer trimestre a 37,900 en el segundo. Esto hace probable una nueva movilización en Rusia, aunque impopular, según analistas. Ucrania necesitará más armamento y defensas sólidas para detener los ataques rusos, en una guerra que no muestra signos de concluir.
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