Crisis en Francia

Francia afronta el crucial veredicto del Constitucional sobre la reforma de las pensiones

El alto tribunal decide si da o no el visto bueno a la polémica medida que ha sacado a las calles a cientos de miles de manifestantes en contra de Macron

Todos los focos iluminan este viernes el mismo escenario en Francia: el del Consejo Constitucional, que tiene su sede a pocos metros del museo del Louvre en el corazón de la capital y que en estos momentos es el lugar más vigilado del país con la prohibición explícita de manifestarse en sus alrededores hasta el sábado a mediodía. Tras tres meses de conflicto social, esta tarde el Consejo debe emitir su crucial veredicto sobre la polémica reforma de Macron y con ello, abrir una nueva página a distintos niveles. Porque su decisión puede o no calmar la calle y, al mismo tiempo, puede o no ser un varapalo tremendo para el Gobierno galo.

El alto tribunal decide hoy si da el visto bueno a la ley que aumenta la edad de jubilación de los 62 a los 64 años y la incertidumbre es la tónica general en estas horas previas ante las tres posibilidades que hay sobre la mesa de los nueve miembros del Consejo, entre los que están dos antiguos jefes de Gobierno como el conservador Alain Juppé o el presidente del órgano, el socialista Laurent Fabius: aprobación, censura parcial o censura total. De los nueve miembros actuales, seis son hombres y tres mujeres. Cinco son expolíticos y, de estos, dos macronistas, dos conservadores y uno socialista.

Si el Constitucional aprueba la ley, o al menos su parte esencial, el presidente Macron ya ha anunciado que la promulgará. Su objetivo es pasar página de uno de los periodos más convulsos desde que llegó al poder en 2017. Este sería el escenario en el que confía el Gobierno.

Muchos analistas apuntan a una decisión intermedia, la llamada censura parcial, que, sin embargo, no iría al fondo de la medida troncal del retraso de la edad de jubilación. Parece difícil que cualquiera de esos dos escenarios pueda desactivar en el corto plazo las protestas en la calle. Otra cosa sería que el dictamen fuera de censura total, algo que piden los sindicatos y la oposición. En ese caso, la victoria de los sindicatos y de la oposición de izquierdas y extrema derecha sería rotunda. Para Macron, un año justo después de ser reelegido, supondría el mayor revés de su carrera política.

Además de los recursos contra la reforma de las pensiones, el Constitucional examina una petición para organizar un referéndum nacional que limitaría la edad de jubilación a los 62 años. Esta vía requiere recoger casi cinco millones de firmas en un plazo de nueve meses. El tribunal podría dejar abierta una vía para mantener viva la movilización, si acepta la iniciativa. La principal objeción que plantean los recursos que se han ido presentando al Constitucional es que el Gobierno optase por incluir la reforma en una ley de financiación rectificativa de la seguridad social, en vez de redactar una ley de procedimiento clásico. Además, el Gobierno utilizó un artículo que permitió acortar los plazos de debate parlamentario. Que la reforma se presentase como una ley financiera facilitó también el uso del 49.3, el decretazo con el que finalmente salió aprobada. Todas estas circunstancias, según los demandantes, estarían vulnerando la Constitución.

En la víspera de la crucial decisión, Francia ha vivido la duodécima jornada movilización y protestas en la que se ha constatado un descenso en la cifra de manifestantes, probablemente vinculado tanto a la erosión como a este compás de espera. El número de manifestantes no ha dejado de bajar desde la convocatoria de hace tres semanas, que llegó justo después de que el Gobierno impusiese por decreto la reforma y más tarde superase por solo nueve votos una moción de censura. Los sindicatos han calculado 400.000 en la manifestación principal de París, mientras que Interior dejaba la cifra en poco más de 40.000. Las huelgas también han perdido fuerza. Este jueves afectan parcialmente a sectores como los transportes y la educación, y el sector de la limpieza en París retomará los paros después de haber vuelto al trabajo durante unos días.

Un grupo de huelguistas invadió durante la mañana con pancartas y bengalas de humo la sede de la marca de lujo LVMH en París antes de ser desalojados. Una acción más simbólica y mediática que vandálica. Sin embargo, ya entrada la tarde, de nuevo se produjeron altercados entre fuerzas del orden y miembros pertenecientes a grupos radicales en varias ciudades como París o Nantes. Al cierre de esta edición, aún persistían los enfrentamientos entre fuerzas policiales y algunos radicales en la plaza de la Bastilla y el número de detenidos superaba los 40 con una decena de policías heridos de diversa consideración, al menos uno de ellos en situación grave. También ha sufrido destrozos la sede del Banco de Francia, próxima a Bastilla, donde continuaban las cargas policiales entrada la tarde.

Si en algo coinciden los últimos sondeos publicados es en el descenso pronunciado de la popularidad de Macron y en otorgar la plaza de gran beneficiado de todo este episodio al Reagrupamiento Nacional, el partido de extrema derecha de Marine Le Pen. Le Pen incluso estaría ahora mismo en disposición de vencer a Macron en una eventual segunda vuelta de presidenciales si esta tuviese hoy lugar. El último sondeo publicado por Elabe para BFM dice que la ultraderechista conseguiría el 55% de los votos en la vuelta definitiva.