In extremis
Macron salva por solo 9 votos la moción de censura derivada de la reforma de las pensiones
El Gobierno de Macron sobrevive por los pelos, pero en las calles de París comienzan las protestas
Sólo nueve votos salvaron al Gobierno de Emmanuel Macron y su primera ministra, Elisabeth Borne, de partir con la Reforma de Jubilaciones bajo el brazo. La moción de censura presentada en el seno de la Asamblea Nacional no logró los votos necesarios para ser aprobada en el seno del Parlamento este lunes. De un total de 287 votos requeridos, la oposición logró reunir 278. Aunque todo apuntaba a la no-aprobación de la moción de censura, este estrecho margen pone en tela de juicio la estabilidad del ejecutivo.
¿Cómo se alcanzó semejante votación? No hay ningún secreto: sólo una profunda división en el seno del partido de derechas, Los Republicanos, podía hacer posible este resultado tan cerrado. De los 61 diputados que suma el partido, 19 votaron la moción de censura.
Horas antes, el presidente del partido, Eric Ciotti, reiteraba su llamado a no apoyar ninguna iniciativa en este sentido. Ni la moción presentada por la extrema derecha de Marine Le Pen ni la que proponía el grupo LIOT, que reúne a diputados independientes, de ultramar y territorios. Sin embargo, un tercio de su bancada decidió no atacar la orden y apoyó oficialmente la moción de LIOT.
El diputado derechista Aurélien Pradié, explicó su voto a favor de la censura: “Tenemos una crisis en el partido, sí, pero los diputados somos libres. Mi deber es votar según mi conciencia. Este texto de la Reforma de Jubilaciones está envenenado y el presidente debe tener el coraje de retirar esta reforma y reconstruir la unidad del país”.
"Ebrio de poder. No escucha a nadie"
La discusión de la moción fue intensa. La diputada Mathilde Panot, del partido de extrema izquierda La Francia Insumisa, no dudó en comparar a Macron con el emperador romano, Calígula: “Tiene el mismo cinismo, está ebrio de poder. No escucha a nadie, rechazó recibir a los sindicatos, ignora las manifestaciones más importantes de los últimos 50 años y se esconde en su palacio. Incluso el emperador Calígula fue derrotado. Y como él, Macron también caerá pronto.”
Por su parte, los impulsores de las mociones de censura defendieron cada uno su iniciativa. Primero, los diputados del grupo LIOT acusaron a Macron de no respetar la democracia de la que Francia se ufana en el mundo entero.
“¿Cómo aceptar este desprecio por el Parlamento?” –declaró el diputado Charles de Courson, señalando a Macron de negar los principios democráticos. “¿Cómo aceptar estas condiciones de evaluación de un texto que incidirá de manera permanente en la vida de millones de personas? Señor Macron, usted seguramente habría perdido la votación sobre la Reforma en la Asamblea, pero esas son las reglas de la democracia”.
Por el partido de extrema derecha, Reagrupación Nacional, también hubo una sorpresa: la portavoz de la moción no fue Marine Le Pen, como todos esperaban. En su lugar, tomó la palabra la diputada Laure Lavalette quien, casi a gritos, cargó contra la primera ministra, Elisabeth Borne, presente en la sala: “Ya es tarde, sin importar el resultado que se obtenga hoy, usted habrá fracasado en convencer a los franceses. El silencio y la ambigüedad son las bases de vuestra estrategia. Y al presidente Macron… ¡que se atreva! ¡Vamos a la disolución!”, desafió la parlamentaria.
¿Y qué viene ahora?
Este resultado está lejos de ser una victoria para Emmanuel Macron. Si bien, la moción de censura no fue aprobada, los diputados de oposición de la Asamblea Nacional aseguran que la historia no ha terminado. Los representantes de la extrema derecha, encabezados por Marine Le Pen, se preparan para introducir este mismo martes un recurso ante el Consejo Constitucional, que tiene la facultad de censurar el texto parcial o totalmente, si lo considera inconstitucional. El Consejo admite el texto para su revisión y suspende durante un mes la promulgación de la ley. Sin embargo, el Ejecutivo tiene la opción de pedir que se reduzca ese plazo a 8 días si hay urgencia nacional.
Mientras tanto, en la calle, apenas minutos después de conocerse los resultados de la votación en el Parlamento, ya se veía una fuerte concentración alrededor de la plaza de La República, símbolo legendario de las protestas francesas. Del otro lado del Sena, otro grupo se reunía en el sector Invalides de París, cerca de los Campos Elíseos. Cientos de personas gritaban consignas contra Emmanuel Macron y comenzaban a enfrentarse con la Policía.
La Unión sindical ha convocado a una gran jornada de huelga general este jueves 23 de marzo, que ya se ha bautizado como “jueves negro” del transporte público y ferroviario. También se espera la paralización de maestros, recolectores de basura, empleados de la administración pública y todo aquel que se manifieste contra la reforma de las pensiones y su aprobación forzada.
Como bien dijo Jean Luc Mélenchon, líder de la extrema izquierda: “Nada se ha arreglado en este país. Nueve votos no son suficientes para hacernos cambiar de opinión. Ahora vamos a la censura popular”.
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