Guerra de Ucrania
Francia se suma a la “coalición de los cazas” pero descarta enviar a Ucrania sus carros de combate Leclerc
El Elíseo impulsa el rearme de Kyiv de cara a la contraofensiva con la mira puesta en sentar a Rusia en la mesa de negociación
Volodimir Zelenski asistió la semana pasada a la cumbre de la Liga Árabe en Arabia Saudí y puso rumbo después a la reunión del G7 en Hiroshima a bordo de un avión francés. El presidente de Ucrania voló por motivos de seguridad en un Airbus A330-243 del Ejército galo, similar al que utiliza en sus desplazamientos exteriores el presidente de la República, Emmanuel Macron. La imagen de Zelenski siendo recibido por las autoridades saudíes en Yeda con el sello de la bandera tricolor impreso en la aeronave de fondo era el mensaje que quería mandar el Elíseo.
El propio Macron había recibido días antes al líder ucraniano en París por segunda vez desde el inicio de la invasión rusa. Zelenski venía de visitar Roma y Berlín en una nueva gira europea que tenía como objetivo recabar apoyos entre los aliados para recibir más armamentode cara a la inminente contraofensiva, que sufrió su primer traspié antes incluso de comenzar en la localidad de Bajmut, ahora en manos de las fuerzas rusas. En concreto, Zelenski buscaba reforzar su capacidad aérea con aviones de combate.
“No he hablado de aviones. He hablado de misiles, he hablado de entrenamiento”, matizó Macron en una entrevista con la cadena de televisión francesa TF1 al término de su encuentro con Zelenski. El inquilino del Elíseo se mostró abierto a formar pilotos ucranianos y sumó sus fuerzas a la denominada “coalición de los cazas”, de la que forman parte Estados Unidos, Reino Unido, Países Bajos y Portugal, entre otros países aliados, a pesar de no contar con los aviones de combate F-16 que enviará Washington.
A principios de año, París se había comprometido a suministrar al Ejército ucraniano vehículos blindados y tanques ligeros, incluidos los AMX-10 RC de fabricación francesa. El Elíseo no quiso concretar el número de unidades, pero ya están desplegados sobre el terreno a la espera de que Kyiv ponga en marcha la operación a gran escala para recuperar territorio en las cuatro regiones ucranianas bajo ocupación militar rusa.
Francia espera que Ucrania pueda avanzar en el marco de la próxima contraofensiva para llegar a una eventual mesa de negociación con Rusia en una posición de ventaja, trasladan a este periódico fuentes diplomáticas. Esa parece ser la postura general de los aliados. Sin embargo, el Elíseo teme que un alto el fuego no sea suficiente. “La experiencia nos ha enseñado que un conflicto congelado hoy será una guerra mañana”, advirtió un críptico Macron desde la cumbre del G7 en Hiroshima.
Zelenski demanda para ello cazas. Hasta hace apenas unas semanas, en el punto de mira de Kyiv figuraban los carros de combate. Pero el Ejército ucraniano cuenta ya con M1 Abrams estadounidenses, Challenger 2 británicos y Leopard 2 alemanes, e incluso con K2 Black Panther surcoreanos. Sin embargo, sorprende que no haya recibido carros de combate de fabricación francesa, teniendo en cuenta el prestigio de los Leclerc. Este tanque, que debe su nombre al mariscal que lideró a las fuerzas aliadas en la Segunda Guerra Mundial, acarrea una serie de dificultades logísticas que descartan su envío a Ucrania, aseguran las mismas fuentes, que añaden que, además de contar con un número limitado de 220 unidades, el despliegue de la cadena de mantenimiento sería insostenible dadas las características de la guerra en Ucrania.
Los ucranianos son conscientes de estas dificultades, pero creen que si tuvieran intención de desplegarlos, lo habrían hecho hace tiempo, recoge la emisora Franceinfo. Las declaraciones del ministro francés de las Fuerzas Armadas, Sébastien Lecornu, quien dijo en enero que uno de los principios fundamentales de las entregas de armamento a Ucrania era “no debilitar nuestro sistema de defensa”, abonan esta teoría.
Ambigüedades
Macron fue objeto de duras críticas en los primeros compases de la invasión por su posición ambigua en Ucrania. El equilibrismo del presidente francés, que llegó a reclamar “garantías de seguridad” para Rusia en un hipotético escenario de paz, levantó ampollas en Kyiv e irritó a algunos de sus socios occidentales. Pero el inquilino del Elíseo adoptó desde mediados del curso pasado una postura inequívoca con la mira puesta en liderar los esfuerzos de la Unión Europea para resolver el conflicto. En este sentido, Francia presiona en Bruselas para endurecer en el décimo paquete de sanciones contra Rusia los métodos para evitar la evasión de sanciones a través de terceros países.
Fuentes diplomáticas francesas reconocen que el Elíseo siempre mantuvo cierta colaboración con Moscú, incluso en tiempos del general De Gaulle en plena Guerra Fría. Pero, aun siendo conscientes de que Rusia no va a desaparecer del mapa y de que la guerra de Ucrania no es permanente, las relaciones bilaterales, insisten, no puede volver a darse en los mismos términos.
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