La amenaza yihadista

Francia abortó in extremis un brutal atentado

Hallados fusiles de asalto, pistolas y explosivos en el domicilio de Kriket. El fiscal Molins asegura que Reda Kriket, el yihadista detenido, preparaba un ataque inminente. Estupor en Bélgica por la solicitud del paro de Jalid El Bakraoui, once días antes del 22-M

Soldados patrullan el palacio de Justicia de parís durante el interrogatorio de Reda Kriket
Soldados patrullan el palacio de Justicia de parís durante el interrogatorio de Reda Kriketlarazon

Un juez de Francia ha imputado formalmente a un supuesto islamista detenido la semana pasada, Reda Kriket, y que, según la Fiscalía, planeaba de forma "inminente"acciones terroristas de "extrema gravedad".

Las múltiples ramificaciones de la célula terrorista de París y Bruselas siguen poniendo en jaque a los cuerpos de seguridad belgas y franceses. Francia imputó formalmente ayer a Reda Kriket, un supuesto islamista detenido la semana pasada, y que, según el fiscal François Molins, planeaba de forma «inminente» un atentado de «extrema violencia». El viernes, tres días después de los atentados de Bruselas, las Fuerzas de Seguridad galas detuvieron a Kriket, de 34 años, en Argenteuil. Aunque el sospechoso no ha declarado y sólo ha negado que sea un terrorista, el fiscal confirmó que su detención evitó la inminente comisión de un atentado, tal y como revela el «arsenal de amplitud inédita» encontrado en su domicilio, con numerosas armas, explosivos y detonadores, «algunos listos para ser utilizados». Además, ocho nuevos sospechosos estarían siendo buscados, tres de ellos con conexiones directas entre Países Bajos, Suecia y Alemania. Esta información, no confirmada oficialmente, incluso identifica a dos de los principales fugitivos, a quienes relaciona con el que sería el núcleo duro de la célula: Abdelhamid Abaaoud, el considerado cerebro del comando, abatido en Saint-Denis, y Salah Abdeslam, único superviviente de los ataques de París, confinado en una prisión de máxima seguridad en Brujas. Yoni Patrick M., belga de 25 años y originario de Mali, partió en abril de 2013 a Siria y regresó en junio de ese mismo año. Fue arrestado, pero quedó libre, lo que le permitió volver a Siria con Abbaoud y su hermano de tan sólo 13 años. Daesh anunció la muerte de Patrick, pero los investigadores sospechan que sólo fue una artimaña. El segundo sospechoso sería Naim A., un sirio de 28 años, directamente conectado con el 22-M, aunque esta identidad podría ser falsa. Estas dos personas habrían sido recogidas por Salah en Alemania, cerca de la ciudad de Ulm.

Dentro del debate nacional sobre la laxitud de las autoridades belgas, ayer se conoció que Jalid El Bakraoui, uno de los hermanos que se explotó en el metro de Maelbeek había solicitado el subsidio del paro tan sólo once días antes de volar por los aires. Sobre él pesaba una orden internacional de arresto emitida por la Interpol en diciembre, a raíz de los atentados de París. M.U., siglas de quien atendió a El Bakraoui poco antes de los atentados reconoce que «lamentablemente no existe un código de alarma para estas personas». El personal de este sindicato había tratado con los hermanos en varias ocasiones entre 2013 y 2015. Entonces no eran considerados sospechosos de terrorismo, pero habían sido condenados por robos de coches y posesión de rifles de asalto kalashnikov.

Mientras las pesquisas continúan suscitando nuevos interrogantes, ayer los belgas se despertaron con nuevas amenazas. La Policía encontró planos y fotografías del despacho y residencia oficial (Palacio Lambermont) del primer ministro belga, Charles Michel, en un ordenador tirado en una papelera, cerca del piso franco de Schaerbeek. Bélgica lucha no sólo contra el miedo sino también contra el odio. Ayer, la alcaldesa de Molenbeek, Françoise Schepmans, anunció la prohibición de la marcha ultraderechista prevista para este sábado en esta comuna de Bruselas con mayoría de población musulmana y considerada un hervidero de yihadistas. La convocatoria proviene del movimiento Organización Identitaria, creado en Francia pero con ramas en otros países cuyo lema es «Islamistas, fuera de Europa». El domingo, 450 ultras de diferentes equipos de fútbol intentaron reventar el homenaje a las víctimas en la céntrica plaza de la Bolsa.