Nacionalismos
Los “indepes” de Texas: la inmigración reaviva el primer frente separatista en EE.UU.
Texas fue independiente durante 9 años y ahora los nacionalistas recogen firmas para volver a serlo, hartos de los burócratas de Washington
Estamos hartos de los burócratas de la capital que se quedan con el dinero de nuestros contribuyentes. Queremos hacer nuestras propias leyes, ser un país independiente que empieza y termina en nuestras fronteras y convertirnos en los únicos dueños de nuestras vidas y nuestro destino.
El manifiesto, que podría firmar con los ojos cerrados de la primera a la última palabra Carles Puigdemont o cualquier independentista catalán o vasco, preside la página web del Texas Nationalist Movement (Movimiento Nacionalista Texano). Y se le podría añadir una nueva proclama que nos resulta extrañamente familiar estos días: queremos las transferencias de las competencias sobre inmigración para controlar la entrada de inmigrantes al margen de lo que se decida en el conjunto del país.
De momento, el TNM ha conseguido incluir en el debate público el término “Texit”, un juego de palabras similar al Brexit o al nonato Grexit griego que anhela la salida de Texas de la Unión, algo absolutamente impensable en un país tan orgulloso de sí mismo como Estados Unidos.
¿Realmente hay que tomarse en serio a los independentistas texanos o es solo una pataleta de un Estado del profundo Oeste americano que se siente abandonado por la capital? Aunque no hay encuestas fiables, los promotores de este movimiento aseguran que el apoyo popular ha pasado en unos años del 20% a un 80% que en la actualidad apoya “en cierta medida” la independencia, según el Texas Tribune.
De momento, ya han recogido 620.000 firmas para “conseguir que Texas sea sea de nuevo independiente”, una cifra nada despreciable.
Pasado glorioso, líder “indepe” y una leyenda
Como cualquier movimiento nacionalista que se precie, el Texit tiene pasado glorioso (una efímera independencia de nueve años), leyendas (una raya dibujada en la arena) y, por supuesto, un héroe “indepe” convertido en mártir por la causa en la famosa batalla de El Álamo.
Efectivamente, para encontrar las raíces del orgullo texano hay que remontarse a la cinematográfica batalla de El Álamo de 1836, un asedio de dos semanas que enfrentó al ejército de México con un grupo de militares texanos rebeldes que soñaba con una Texas independiente.
Según la leyenda, el coronel al mando de las tropas y hoy héroe-mártir del nacionalismo texano, William Barret Travis, reunió a sus hombres antes de la batalla, desenvainó su espada y trazó una línea en la arena emplazando a cruzarla a aquellos que estuvieran dispuestos a defender el fuerte. Todos los que se quedaron, Travis incluido, murieron, pero fueron vengados en la posterior batalla de San Jacinto que puso fin al movimiento revolucionario.
A partir de ese año, Texas se convertiría en un país independiente (no reconocido por México) hasta que en 1945 decidió incorporarse a los Estados Unidos.
El líder del movimiento nacionalista texano
A esos relatos épicos se aferra el actual líder del movimiento nacionalista texano, Daniel Miller, que cuenta cómo el sábado 24 de agosto de 1996, en el hall de un hotel de la ciudad tejana de Tyler, tuvo la revelación de que su actual estado de Texas debía seguir el mismo camino, buscar su héroe (por ejemplo, él mismo), su línea en la arena y su Álamo.
Empezó entonces una batalla en varios frentes, con conferencias, campañas, recogidas de firmas y el fallido intento, por el momento, de solicitar un referéndum de independencia. Es un carrera de fondo, de lluvia fina, para los “texiters”, a los que se les reconoce por su sombrero texano, sus botas altas y discurso tremendamente crítico con los burócratas de Washington.
Uno de los motores del Texit, como casi siempre en estos casos, es el del dinero. El Movimiento sostiene que cada año entre 103.000 y 160.000 dólares de los contribuyentes texanos se desvían a Washington.
Pero la mecha separatista se ha reavivado un poco más estos días a cuenta de una agria polémica desatada en torno a la inmigración, después de que la Corte Suprema de Estados Unidos ordenara desmontar la barrera de alambre de púas que había levantado el gobernador de Texas, Greg Abbot, a lo largo de la frontera con México para contener la inmigración.
La medida ha incendiado al gobernador texano y a una parte importante de la población, especialmente los más conservadores, que siente que las decisiones sobre inmigración las toman unos acomodados funcionarios a miles de kilómetros que no tienen que lidiar con este tema. Y, cómo no, ha sido aprovechada por Donald Trump, que no podía dejar pasar la oportunidad de rematar semejante balón botando en el área en plena campaña electoral.
"El alambre de púas de Texas es un elemento disuasorio eficaz para frenar los cruces ilegales de la frontera que el presidente Biden fomenta con sus políticas. Continuaré defendiendo la autoridad constitucional de Texas para asegurar la frontera y evitar que el gobierno de Biden destruya nuestra propiedad", ha afirmado Abbott.
“Todos los estadounidenses deben apoyar las medidas de sentido común adoptadas por las autoridades de Texas para proteger la seguridad y soberanías de Texas y del pueblo estadounidense", ha dicho Trump, que ha pedido incluso a los estados vecinos que desplacen efectivos a la frontera texana para frenar la “invasión” de inmigrantes.
"El sistema federal no funciona y los texanos están pagando el precio. Tiene más sentido que los texanos gobiernen Texas", explicó Miller en una reciente entrevista en Newsweek en la que culpó al gobierno federal por el aumento del precio del gas y de los alimentos, junto con el aumento de la deuda nacional.
La moneda de una Texas independiente
¿Cómo sería una Texas independiente? En la hoja de ruta del TNM figura el dólar como moneda nacional, para en el medio plazo dar paso a una unión monetaria con Washington que incluiría una moneda propia. Además, según Miller, Texas no tendría obligación de pagar una parte de la deuda “acumulada por el sistema federal".
Una vez independiente, Texas se constituiría como "estado-nación unitario", que luego se subdividiría en provincias más pequeñas. Eso sí, tendría un ejército independiente entre otras cosas para tener su propio ejército y, por supuesto, controlar su propio alambre de espino en la frontera mexicana.
El camino por la independencia, sin embargo, no parece fácil, entre otras cosas porque la Corte Suprema ya falló en 1869, precisamente con una demanda texana, que abandonar la Unión es inconstitucional. Los nacionalistas texanos no lo tienen tan claro, y dicen haber encontrado un resquicio legal: "El artículo 1, sección 10 de la Constitución de los Estados Unidos enumera todas las acciones que están prohibidas a los estados. La retirada no está en esa lista. Por lo tanto, según la Décima Enmienda de la Constitución, la falta de una prohibición constitucional explícita significa que es un derecho reservado a los estados y al pueblo”, explica Miller.
Y, según explicó a Newswek el politólogo y abogado Matt Qvortrup, que ha estudiado los movimientos independentistas en todo el mundo, Texas es "probablemente el único lugar en Estados Unidos que tiene ese sentido de identidad" típicamente asociado con un estado independiente.
Para que se lleve a cabo un referéndum, el académico argumentó que sería necesario "un cambio político probablemente dentro del Partido Republicano", seguido de una batalla legal que bien podría terminar en la Corte Suprema. Qvortrup admitió que esto sería muy difícil, pero añadió: "Hace 100 años creo que había alrededor de 35 países en el mundo. Ahora son 195. En realidad, no es completamente imposible ver cómo los países podrían establecerse".
Antes de cofundar el TNM en 2005, su líder Daniel Miller pasó dos años estudiando los movimientos secesionistas en todo el mundo, incluidos los de Escocia, Cataluña y Quebec. Y llegó a la misma conclusión que los independentistas de estos territorios. “Texas es una nación sin estado -ha afrmado en numerosas ocasiones-. Tiene una cultura, una historia y una filosofía de vida distinta. Es una nación en todos los sentidos de la palabra".
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