Europa

Buenos Aires

Irán teje su red terrorista en Suramérica

La Razón
La RazónLa Razón

Parece un guión sacado de una producción de Hollywood, una historia de espías durante la Guerra Fría, pero la realidad supera la ficción. Así lo demuestra un extenso y durísimo dictamen presentado por el fiscal general de la causa de la AMIA, el brutal atentado que terminó con la vida de 85 miembros de la comunidad judía e hirió a otros 300 en julio de 1994. En este informe se acusa al régimen iraní de haber armado una red terrorista en Suramérica con el objetivo de cometer atentados en diversos países de la región, y se advierte de que la amenaza sigue latente.

Según las pruebas con que cuenta Alberto Nisman, Irán infiltró a sus agentes en Brasil, Paraguay, Uruguay, Chile, Colombia, Guyana, Trinidad y Tobago y Surinam, llamadas en la causa «estaciones de espionaje» que operarían en esos países bajo órdenes de Teherán. Según el dictamen al que tuvo acceso LA RAZÓN, el régimen buscaba «instalar allí –en los países nombrados– estaciones destinadas a cometer, fomentar y patrocinar actos terroristas, en consonancia con sus postulados de exportación de la revolución». Fuentes de la causa agregaron que también adjuntaron importante documentación y «diligencias probatorias de actuaciones hechas en Argentina, en la región, en Europa y en Estados Unidos y de sentencias judiciales». Nisman remitió una copia de su dictamen a los países donde detectó cédulas terroristas iraníes para que activen sus alertas, como así también a Interpol. En la presentación judicial se detalla «cómo opera, cómo se organiza, cuál es el entramado y cómo se oculta el terrorismo fundamentalista iraní» en esta parte del mundo.

El expediente judicial también ratifica la responsabilidad del régimen iraní en el atentado de la AMIA y pone énfasis en la actuación imprescindible de Mohsen Rabbani –ex consejero cultural en la Embajada de Irán en Buenos Aires– como coordinador de la inteligencia persa en la región. Las pruebas indicarían que el país más «infiltrado» es Guyana, en cuyo territorio operó Abdul Kadir, ex parlamentario iraní y discípulo de Rabbani, del que recibía órdenes. Kadir, que hoy cumple cadena perpetua por el frustrado atentado contra el aeropuerto J. F. Kennedy de Nueva York, recibió instrucción en Teherán, como parte de un ambicioso plan del régimen de los ayatolás para introducirse en Suramérica. La teoría del fiscal general es que el atentado terrorista en Buenos Aires no se trató «de una foto», sino que fue concebido como «una secuencia más amplia, establecida por el régimen teocrático» de Irán para «expandir» en el continente su visión radical del islam. Las embajadas, las mezquitas y los centros culturales iraníes serían fundamentales en esa misión.