Elecciones

Los laboristas consiguen un inesperado triunfo en Escocia

Estas elecciones parciales eran muy importantes, ya que queda menos de un año para que se celebren las próximas elecciones escocesas

LONDON (United Kingdom), 04/06/2025.- British Prime Minister Keir Starmer leaves for Prime Minister's Questions from Downing Street in London, Britain, 04 June 2025. (Reino Unido, Londres) EFE/EPA/NEIL HALL
Keir StarmerNEIL HALLAgencia EFE

El premier británico Keir Starmer -a quien los giros en varios de sus políticas no ayudan a remontar una popularidad siempre cuestionada- tuvo este viernes al fin, algo que celebrar tras la inesperada victoria conseguida por el laborismo en unas cruciales elecciones parciales en el parlamento de Edimburgo.

Los nacionalistas del SNP -que gobiernan Escocia desde 2007- eran los claros favoritos para mantener el escaño de Hamilton, Larkhall y Stonehouse tras una reñida campaña convocada tras el repentino fallecimiento de la popular diputada del SNP, Christina McKelvie, a causa de un cáncer de mama. Sin embargo, quedaron relegados al segundo puesto, seguidos de cerca por Reform UK.

La ultraderecha liderada por el populista Nigel Farage -quien se convirtió en la gran protagonista de las elecciones locales inglesas de mayo- fue ganando tal terreno en los sondeos que se valoró incluso la posibilidad de un triunfo. Pero finalmente quedaron en tercer lugar, dejando a los conservadores -a quien han arrebatado el papel de oposición en Westminster- en última posición.

Las elecciones parciales eran tremendamente significativas, ya que queda menos de un año para que se celebren las próximas elecciones escocesas. Y en este sentido dejan importantes lecturas con una clara advertencia tanto a los laboristas como al SNP: deben tomarse más en serio la amenaza de Farage.

Pese a una campaña de lo más tóxica en la que el líder populista -íntimo de Donald Trump- lanzó una serie de ataques personales sin precedentes contra el líder laborista escocés, Anas Sarwar, Reform irrumpe con fuerza al norte de la frontera. Quedaron en tercera posición, pero lograron los mejores resultados en términos relativos, obteniendo respaldo del 26% del electorado y quedándose a tan sólo 500 votos del partido de gobierno nacionalista escocés.

Tras conocerse su inesperada victoria, el laborista Davy Russell dijo a sus exultantes seguidores: "Esta comunidad ha enviado un mensaje a Farage y a su gente: el veneno de Reform no somos nosotros, no es Escocia, y no queremos su división aquí".

Pero lo cierto es que si hubiera una palabra para describir el estado de ánimo entre los electores de este distrito escocés sería "despreciados". Existe una profunda sensación de injusticia en la zona: tiene una rica historia minera y en su día fue un bastión laborista, pero la circunscripción sufre bastantes privaciones y sus trabajadores residentes se sienten defraudados por los sucesivos gobiernos, tanto al norte como al sur de la frontera. Votantes de todo el espectro político se sienten desilusionados con los partidos tradicionales del Reino Unido y la política en general, y existe una creciente desconfianza en los políticos.

En definitiva, los analistas consideran que el Partido Laborista Escocés ha tenido suerte en estos comicios. Ha ganado a pesar de Starmer. Pero tiene aún largo trabajo en el próximo año si quiere ganar las elecciones de Holyrood de 2026.

El hartazgo con los conservadores tras catorce años en Downing Street, fue lo que impulsó la victoria de los laboristas en las elecciones generales de julio del año pasado. Starmer nunca fue el más popular, pero los votantes estaban hartos de los `tories´. Y ahora el panorama podría repetirse en Escocia. Los independentistas llevan casi dos décadas en el gobierno de Edimburgo y el electorado muestra claros signos de estar saturado.

La expectación, por tanto, a lo que pueda ocurrir en Holyrood en los comicios de 2026 es máxima. Farage, de momento, no es el favorito. Pero ofrece su propio mensaje de cambio y los votantes, desesperados por cualquier tipo de optimismo, se ven atraídos por su mensaje populista, incluso en Escocia, donde hasta ahora no estaba del todo claro la eficacia de la operación de Reform.

Por su parte, el sueño independentista del SNP parece desvanecerse por completo. Nada queda de la formación que estuvo a punto de lograr su sueño secesionista en el referéndum legal de 2014. En menos de dos años han cambiado tres veces de líder, tras la repentina dimisión de la carismática Nicola Sturgeon, investigada por la policía por la misteriosa donación de 667.000 libras (761.000 euros) para un nuevo referéndum que nunca existió. Su marido Peter Murrell — ex director ejecutivo del SNP desde 1999 hasta 2023 — ya ha sido acusado formalmente por malversación de fondos.

El movimiento a favor de la secesión, que galvanizó la política escocesa en la década de 2010, ahora está dividido y desmoralizado. El partido nacionalista está sin líder efectivo y desacreditado. Incluso es rechazado por muchos de los casi 50% de los escoceses que todavía dicen apoyar el principio de independencia.