Argentina

Macri impone un control cambiario para frenar la crisis

El Gobierno argentino trata de frenar la fuga de divisas tras la derrota del oficialismo en las primarias

Una fila de personas a las puertas del Banco Central de Argentina/Reuters
Una fila de personas a las puertas del Banco Central de Argentina/Reuterslarazon

El Gobierno argentino trata de frenar la fuga de divisas tras la derrota del oficialismo en las primarias

Nicolás Maquiavelo decía: «El mal se hace todo junto y el bien se administra de a poco». Pues bien parece que el presidente Mauricio Macri, quien se declara adicto a Netflix y poco lector, no revisó «El Príncipe», la obra de este filósofo italiano, porque está haciendo justamente lo contrario. El Gobierno va anunciando medias «a cuenta gotas», alterando los mercados y generando desconfianza entre los argentinos. Aunque lo peor podría estar por llegar.

Tras el debacle de las primarias, en las que Macri perdió con una diferencia del 15 puntos frente al peronista Alberto Fernández, el mandatario anunció 30 medidas encaminadas a calmar las aguas, como la congelación de las tarifas energéticas, créditos a las pymes y alimentos sin IVA.

Su última medida impone restricciones cambiarias, mediante las cuales se establece un límite de compra mensual de 10.000 dólares para las personas físicas. Una medida que tiene como objetivo intentar frenar la escalada del precio del dólar y la fuga de divisas tras tres semanas de severa inestabilidad financiera después de la derrota del presidente Macri en las elecciones primarias de agosto.

Empresas e instituciones deberán pedir ahora autorización para acceder al mercado de cambios. También necesitarán el aval oficial para girar fondos al exterior. Un mini cepo que recuerda los peores fantasmas de la gestión kirchnerista, cuando se impuso restricciones a la compra de las divisas y se creó un cambio paralelo en las calles. En esta ocasión, el Gobierno sostiene que quiere proteger a los ahorradores.

Argentina vivió ayer un día de incertidumbre mientras el precio del dólar subía un 1,63 % frente al peso argentino en la apertura de la jornada. Ahora, al Gobierno sólo le quedan dos opciones. O seguir lapidando las reservas (que de facto no superan los 11.000 millones) para contener el alza del dólar, o dejarlo fluctuar. Todo indica que «quemarán todas sus naves» antes de las elecciones presidenciales del 27 de octubre.

«Frente a esa escasez de recursos, el presidente me dio la instrucción de cuidar esas reservas», explicó el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, quien defendió que habrá «absoluta disponibilidad del patrimonio de cada uno de los argentinos». El Gobierno también ha reprogramado los vencimientos de la deuda a corto plazo (no las cantidades).

El próximo desembolso del FMI se espera para el 15 de septiembre. El Gobierno contrajo una deuda a cuatro años por 56.000 millones con este organismo, una cantidad prácticamente lapidada en media gestión. La pregunta es: ¿qué pasará a partir del 27 de octubre, tras las elecciones, con un país sin reservas, un peso devaluado, un inflación del 50% y un megadeuda con el FMI por pagar?