Represión en Venezuela

Maduro cierra la campaña del miedo

Nicolás Maduro, ayer, durante su último discurso de campaña, en la Avenida Bolívar de Caracas
Nicolás Maduro, ayer, durante su último discurso de campaña, en la Avenida Bolívar de Caracaslarazon

El Gobierno aprovechó el último acto electoral en Venezuela para arañar votos ante la derrota que presagian los sondeos.

El tráfico en la capital venezolana estuvo ayer más embutido que de costumbre a primera hora de la mañana. Y los decibelios aumentaron en las calles. Por los huecos que dejaban los coches pasaban algunos motoristas con camisetas tricolor o rojas, cargando banderolas. La mayoría de esos motoristas se dirigía al acto de cierre de campaña del Gran Polo Patriótico (GPP). Al otro lado de la ciudad (en el este) se congregaban a mediodía miles de seguidores de la oposición. Un taxista se quejaba entre pitidos: «¡Que sea lo que sea el domingo, pero que pase ya!».

No sólo por los atascos de ayer, la campaña ha agotado a muchos venezolanos, especialmente por el constante bombardeo propagandístico del chavismo en los medios de comunicación. En la televisión pública el presidente Nicolás Maduro ha aparecido a diario para emplear un lenguaje belicista que ha puesto en alerta a la comunidad internacional.

De la victoria del chavismo este domingo «depende la paz y la estabilidad», fue la última advertencia que lanzó el jefe de Estado bolivariano anteayer. Añadiendo, además, otra amenaza contra la población de cortar las ayudas sociales: «Depende la continuidad de cada misión (programas sociales)».

Para lograr su «victoria perfecta», Maduro ha recurrido a la estrategia del miedo. Una agresividad verbal que se ha traducido en un aumento de la violencia política contra la oposición, que denuncia haber sido intimidada con armas de fuego en varios actos electorales que culminaron con el asesinato de un dirigente opositor. Una marea roja inundaba la avenida Bolívar al mediodía y saltaba al ritmo de «Chávez, corazón del pueblo», tema con el que el comandante Hugo Chávez cerró su última campaña. En las primeras intervenciones en la tarima del gobernante Partido Socialista Unida de Venezuela (PSUV) se nombró a Chávez en repetidas ocasiones, otro de los gestos recurrentes de Maduro para tratar de resarcir el chavismo con fines electorales.

Para la oposición, sin embargo, «el cambio» está en camino. «Éste es un territorio de cambio, ésta es una esperanza de propuestas y de alegría. Venzamos al miedo, la decepción, el amedrentamiento y expresemos nuestro deseo de cambio a través del voto», gritó el candidato de la alianza opositora por Caracas, Tomás Guanipa. Muchos de los asistentes al acto de la oposición vistieron camisetas blancas: símbolo de la campaña «Todos por la Libertad» para la liberación de los presos políticos en el país. Los opositores reiteraron ante la multitud su prioridad en aprobar una ley de amnistía para eximir de responsabilidad a los dirigentes encarcelados.

Otro de los candidatos de la Mesa de la Unidad Democrática destacó la «campaña heroica» de la oposición por «enfrentarse no sólo a un partido, sino a un Estado». Por las calles de Caracas se puede respirar la omnipresencia del chavismo. Desde pintadas en las paredes hasta grandes conciertos. Un despilfarro comparado con los carteles de la oposición, que apenas duran un par de días colgados.