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El horizonte entre rejas de Manafort

La pena por su labor de lobista prorruso se solapa con la apertura de un proceso por fraude en Nueva York.

Paul Manafort, en una imagen de archivo
Paul Manafort, en una imagen de archivolarazon

La pena por su labor de lobista prorruso se solapa con la apertura de un proceso por fraude en Nueva York.

Paul Manafort, mano derecha de Donald Trump en la campaña de 2016, ha recibido su segunda sentencia en apenas siete días. La juez Amy Berman Jackson, de Washington, ha condenado al lobista de Moscú y Ucrania, publicista de dictadores y fontanero de al menos tres presidentes, a otros 43 meses de cárcel. Una pena que se añade a los 47 que ya recibió previamente de manos del juez TS Ellis III, titular del Juzgado del distrito de Alexandria. Por si fuera poco y nada más conocerse la segunda sentencia, un juzgado ha confirmado la imputación por otros 16 delitos.

Así, el fiscal de distrito de Manhattan, Cyrus R. Vance Jr., ha acusado a Manafort, de 69 años, de otros doce delitos, entre ellos fraude e intento de fraude por un préstamo solicitado para la compra de una vivienda residencial, conspiración, falsificación de documentos comerciales y organización de una trama para defraudar.

«Nadie está fuera de la ley en Nueva York», dijo Vance, que ha dejado muy claro en todo momento que las acusaciones se basan en una investigación que se remonta a 2017. De fondo, un claro aviso: los tribunales de Nueva York no piensan ponérselo fácil al presidente de Estados Unidos si intenta concederle un indulto. La nueva acusación incluye falsificación de documentos comerciales y notariales para obtener préstamos fraudulentos. Tampoco ha sido leve en sus apreciaciones la juez Jackson, que antes de pronunciar la sentencia informó al reo de que, si bien no desea restar importancia al quebranto que supone encontrarse en prisión, goza de suficientes privilegios, entre otros televisión, radio, una ventana, salidas diarias al patio, como para considerarse afortunado.

Tampoco adivina que haya mostrado arrepentimiento, ni compra el mensaje de las defensas, que han insistido en presentar a Manafort como una suerte de patriota que todo lo dio por su país. De hecho, la juez considera que en ningún momento ha dado muestras de ello. En un ejercicio que trasciende la mera práctica judicial, o que mejor dicho la resume, Jackson ha recalcado que los juzgados son ya uno de los últimos bastiones de los hechos. Uno de los poquísimos territorios en los que la verdad, la realidad, importan más que las teorías, las metáforas, los sermones ideológicos y las malas disculpas.

«Lo que usted hizo fue mentir a los miembros del Congreso y a la sociedad estadounidense», dijo la juez, y añadió que «cuando la gente no tiene hechos, la democracia no puede funcionar». Respecto a los valores estadounidenses, de los que tanto presumieron sus abogados, la juez le ha recriminado que «las mentiras» que ha dicho durante el juicio, y sus intentos de presionar a los testigos, en realidad son «antitéticas» a esos mismos valores. Sin olvidar la codicia, pues todo lo hizo para «mantener un estilo de vida en el nivel más extravagante y opulento posible», con «más casas de las que podía vivir» y «más trajes de los que un hombre puede usar».

Veremos qué hace o dice Trump, que todavía hace seis meses, con ocasión de la primera de las veces en que Manafort fue declarado culpable, escribió que se sentía «muy mal por él y por su maravillosa familia». «La 'justicia' ha necesitado un caso de impuestos de hace doce años entre otras cosas, y aplicar una presión tremenda sobre él. Pero a diferencia de Michael Cohen, se negó a romperse: a inventar historias para obtener un 'trato'. Mi respeto por un ¡hombre! valiente». Uno que pasará más de un lustro a la sombra, y que podría prolongar su estancia detrás de los barrotes otra docena de años si recibe una condena adversa en Nueva York.

El proceso contra Manafort es producto de la investigación de la la llamada «trama rusa», liderada por el fiscal especial, Robert Mueller, pero no está relacionado con las actividades que desempeñó dentro de la campaña de Trump. Mueller acusa a Manafort de haber creado una «red de entidades y cuentas bancarias» en diferentes países para ocultar hasta 75 millones de dólares que obtuvieron principalmente del Gobierno prorruso de Ucrania y de oligarcas rusos. Manafort tuvo que dimitir como jefe de campaña tras descubrirse que había recibido 12,7 millones de dólares por asesorar en secreto al ex presidente ucraniano Viktor Yanukovich, vinculado a Moscú.