Reino Unido
Más gasto público e impuestos en el primer presupuesto de Sunak
Reino Unido logrará esquivar la recesión este año, según las previsiones del Gobierno «tory»
El "premier" Rishi Sunak es consciente de su falta de carisma, pero quiere ganarse la confianza del ciudadano consiguiendo un crecimiento económico “a largo plazo y sostenible”. No es tarea fácil, pero de momento, ha sorteado el primer obstáculo: Reino Unido evitará este año entrar en recesión técnica, es decir, dos trimestres consecutivos de contracción.
La Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR, en inglés) -que supervisa de manera independiente las cuentas públicas del país- revisó este miércoles al alza sus pronósticos. En general, prevé una pequeña contracción del 0,2% este año, a la que seguirá un crecimiento medio del 2%. Asimismo, vaticina una gran caída en la tasa de inflación, del 8,8% de enero al 2,9% para finales de año, menos de un punto porcentual por debajo de la meta del Banco de Inglaterra.
Las cifras las anunció con orgullo el ministro del Tesoro Jeremy Hunt en la Cámara de los Comunes donde este miércoles presentó el primer Presupuesto del nuevo Gobierno con medidas para estimular el mercado laboral, golpeado por la pandemia, y la inversión empresarial, estancada desde el referéndum del Brexit. Tras el polémico programa de la fugaz Liz Truss, el nuevo Ejecutivo ha logrado cierta estabilidad, tanto económica como política.
Quedan aún 18 meses para las próximas elecciones generales, pero los analistas consideran que el Presupuesto es quizá la última oportunidad para que Sunak -que antes de primer ministro fue meticuloso Chancellor- encaminen la economía hacia el `mini-boom´ ́ que los `tories´ necesitan para poder quedarse en Downing Street. Una tarea nada fácil teniendo en cuenta el agotamiento del Partido Conservador tras trece años en el poder.
Desde el referéndum del Brexit, las compañías han dejado de invertir 340.000 millones de libras en Reino Unido (390.000 millones de euros), un 20 % menos respecto a las previsiones que se hacían durante la primera mitad de 2016. Aunque hay que tener en cuenta la pandemia y la guerra en Ucrania.
La fugaz Liz Truss trató de remediar el problema con una histórica bajada de impuestos. Pero eso desató una tormenta financiera que le obligó a dimitir cuando llevaba poco más de un mes en Downing Street. En definitiva, lo que quieren las empresas es estabilidad. Económica y política. Con tasas mucho más elevadas que el Reino Unido, Francia y Alemania cuentan con el doble de inversión. De ahí que el nuevo Ejecutivo británico se acerque ahora a la línea de sus socios europeos e incremente, a partir de abril, el impuesto de sociedades del 19 % hasta el 25 %.
Eso sí, consciente de que la medida iba a ser difícil de digerir para un importante sector de las filas `tories´, viene acompañada de programa de incentivos fiscales, en concreto, una desgravación, a lo largo de tres años, del 100% de las nuevas inversiones en tecnología, seguridad energética o sostenibilidad medioambiental, por un valor de más de 10.000 millones de euros.
Por otra parte, para incentivar el mercado laboral se aumentará las ayudas para guarderías en 5.700 millones de euros, también se revisarán las ayudas para discapacitados o desfavorecidos (para evitar que las pierdan si comienzan a trabajar) y se incorpora a la construcción a la lista de sectores en los que será más fácil reclutar inmigrantes. La falta de mano de obra es un problema acuciante con el Brexit.
Aunque, sin duda alguna, la mayor revolución llega con los cambios implantados en la política impositiva de los planes privados de pensiones, que desincentivan ahora el trabajo a partir de los cincuenta años. El límite anual de ahorro destinado a la pensión libre de impuestos subirá a partir de ahora de 45.000 a casi 70.000 euros.
La clave es que desaparecerá ese límite en lo recaudado durante toda la vida laboral. Hasta ahora, a partir de 1,2 millones de euros, muchos trabajadores -en especial médicos- optaban por jubilarse para mudarse a países más soleados como España. Pero con la nueva medida, un trabajador con una pensión de 2 millones de libras pagará ahora 275.000 libras menos de impuestos. El Gobierno considera que está justificado si convence a los trabajadores maduros a quedarse en sus puestos, aunque la oposición considera que sólo beneficia a los ricos. Paul Johnson, director del Think Tank Instituto de Estudios Fiscales, lo compara con usar un mazo para romper una nuez.
Desde la oposición, el líder laborista, Keir Starmer -que saca una ventaja de hasta 20 puntos en las encuestas- recalcó que la economía británica necesita “cirugía mayor” después de trece años de gobiernos conservadores y tachó el Presupuesto de una “venda” insuficiente para revertir la “senda de declive” que sigue el país.
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