Estampida en Yemen

Mueren 85 personas en una marabunta atrapada en las calles de Saná que esperaba una ayuda de 8 euros

Una multitud se congregaba en un colegio de la capital de Yemen en un evento benéfico con ocasión del Ramadán cuando un grupo de personas abrió fuego para dispersarla

La tragedia se sigue cebando sin piedad con Yemen. Si en la víspera el país celebraba el acuerdo alcanzado entre los rebeldes hutíes y el Gobierno –que se baten en guerra civil desde hace casi nueve años- para el intercambio de prisioneros, hasta un millar de ellos, en la noche del miércoles una estampida ocurrida en el curso de un acto caritativo a cargo de comerciantes de Saná, la capital –enmarcado las celebraciones del Ramadán, que concluirá esta semana-, ha costado la vida a al menos 85 personas además de causar heridas a casi 200. Previsiblemente, el balance mortal se seguirá incrementando en las próximas horas dada la gravedad de los cuadros -13 personas se encuentran en estado crítico- que presentaban numerosas personas a su llegada a los hospitales.

Según testigos y vecinos, la causa de la estampida fueron los disparos al aire –que impactaron en el cableado de una calle, provocando un cortocircuito y una explosión- con los que un grupo de hombres armados trató de dispersar a la multitud concentrada en el interior de un colegio del centro de la capital yemení. Los vecinos se agolparon en el patio de la escuela con motivo de una actividad benéfica organizada por un importante empresario local –en vísperas del final del mes sagrado de los musulmanes- en la que se les prometía un cheque por valor de 5.000 riales yemeníes (el equivalente a apenas ocho dólares), según testimonios recabados por la agencia EFE.

El portavoz del Ministerio del Interior del Gobierno hutí, el general Abdul Khaliq al Ajri, lamentó ayer el “trágico y doloroso accidente” e informó de que dos de los comerciantes responsables del reparto de las limosnas “de manera aleatoria” y “sin coordinación” con el Gobierno fueron detenidos y de que la Fiscalía ya investiga lo ocurrido en el casco antiguo de Saná. Las autoridades rebeldes prometen una indemnización de 2.000 dólares a cada familia que haya perdido a un familiar en la tragedia y 400 dólares por herido.

La capital de Yemen –y otras zonas del norte y el oeste del país- está controlada por los rebeldes hutíes, predominantemente zaidíes chiitas respaldados por Irán, desde 2014. El Gobierno yemení reconocido internacionalmente se vio entonces obligado a exiliarse a la ciudad de Adén, al sur del país. Arabia Saudí intervino en 2015 en auxilio del régimen liderando una coalición militar internacional en la que se integraron también Emiratos, Qatar, Bahréin, Egipto o Marruecos, entre otros.

En este sentido, Mohamed al Huthi, miembro del Consejo Político Supremo de Ansaralá -denominación oficial del movimiento hutí-, afirmaba ayer en un mensaje en su cuenta en la red social Twitter que la estampida ocurrida en el barrio de Bab al-Yemen de Saná es “una nueva tragedia” causada “principalmente” por “la agresión y sus aliados”, en alusión a la coalición internacional liderada por Riad. “Hacemos responsables a los países agresores de lo sucedido y de la amarga realidad en la que vive el pueblo yemení por su agresión, bloqueo, recorte de salarios y destrucción de divisas”, defendió el representante de los rebeldes chiíes en un tuit.

Tras más de ocho años de guerra, la noticia del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Arabia Saudí e Irán gracias a los auspicios de las autoridades chinas a comienzos del pasado mes de marzo abre una ventana de oportunidad para el principio del fin del conflicto bélico en Yemen. No en vano, durante las últimas semanas se han registrado contactos entre los hutíes, el Gobierno reconocido internacionalmente y las autoridades saudíes para intentar impulsar un proceso político.

La guerra de Yemen ha provocado la peor catástrofe humanitaria a escala mundial del momento. Más 150.000 personas han perdido la vida y al menos 4,5 millones se han visto obligadas a abandonar sus lugares de residencia. Además, más de 21 millones de personas –lo que representa dos tercios de la población del país- necesitan ayuda y protección, según Naciones Unidas. De ellas, 13 millones pasa hambre de manera cotidiana; casi la mitad de los niños menores de cinco años en Yemen sufren malnutrición. En febrero pasado, la ONU reunió 1.200 millones de dólares –del total de 4.300 millones que se había marcado como objetivo- en una conferencia internacional para destinarlos a combatir los efectos de la crisis humanitaria.