
Hispanoamérica
Nicolás Maduro jura ante el Parlamento de Venezuela como presidente del país
"Inauguro el nuevo periodo de la paz, la prosperidad y la nueva democracia", proclama
«Juro que haré respetar la Constitución, que haré cumplir sus mandatos, obligaciones de la República y que este nuevo período será de paz, igualdad y nueva democracia. Lo juro por la historia y por mi vida. Lo juro». Las palabras las pronunció Nicolás Maduro alzando su mano izquierda cuando tomó posesión como presidente de Venezuela para otro mandato de seis años, su tercero con miras a completar 18 años al frente de Venezuela.
El acto se desarrolló en el Salón Elíptico del Palacio Federal Legislativo, donde reposa el Acta de Independencia de Venezuela, en lugar del hemiciclo protocolario de la Asamblea Nacional, donde tradicionalmente juran los mandatarios. «En este salón histórico no solo se resguarda el Acta de Independencia de Venezuela, sino sus paredes y techos con todas las pinturas refieren la lucha por la independencia venezolana», comentó el presidente del Parlamento, Jorge Rodríguez.
Maduro inicia un tercer mandato hasta 2031 bajo los serios cuestionamientos a los resultados de las elecciones de julio pasado, donde el Consejo Nacional Electoral (CNE) lo dio como ganador con poco más de seis millones de votos, sin mostrar las pruebas de esos números ni cumplir con extremos legales. La oposición calificó esos resultados como un fraude mostrando actas de escrutinio oficiales que recogieron sus testigos y que concederían el triunfo a Edmundo González por más de tres millones de votos.
«Digan lo que quieran decir, no pudieron impedir esta investidura», se mostró un desafiante maduro durante su discurso ya portando la banda presidencial. «Trataron de convertir la juramentación en una guerra mundial, que si invaden, que si entran, que si salen. Digan lo que quieran decir, hagan lo que quieran hacer, pero esta toma de posesión constitucional no la pudieron impedir y es una gran victoria venezolana».
Su discurso se extendió por casi dos horas durante las cuales anunció su primera medida: promover una reforma constitucional para «perfeccionar» la actualmente vigente. En los últimos meses, Maduro y otros portavoces de su Gobierno han insistido en la necesidad de reformar el sistema electoral, para lo cual su Asamblea Nacional ha comenzado gestiones. Ayer, el gobernante habló de otros cambios que serían necesarios para «resguardar» a la ciudadanía de las redes sociales.
Maduro también respondió a los pronunciamientos de no reconocimiento por parte de distintos gobiernos, afirmando que el suyo se consolidará. «Así que, es importante saber dónde estamos parados. Si estamos aquí, es porque el Estado venezolano en su conjunto, ejerciendo su derecho a la legítima defensa, frente a una conspiración mundial, pública, evidente, comunicacional, del poder de Estados Unidos y de sus satélites y esclavos en América Latina y en el mundo, que convirtieron la elección presidencial de Venezuela en una elección mundial. Y se la ganamos». Agregó que «a los cobardes no los respeta nadie. Los patean, los humillan y hacen añicos. El que se somete al imperio y se convierte en su esclavo es como el que hace un pacto con el diablo, lo escupen, lo queman, lo usan y después lo desechan».
Solamente cuatro jefes de Estado participaron del acto: los presidentes de Cuba y Nicaragua, Miguel Díaz-Canel y Daniel Ortega –que llegó tarde–, respectivamente; y los primeros ministros de Antigua y Barbuda y de la República Árabe Saharaui. Otros países que reconocen la legitimidad de Maduro enviaron representantes, como el presidente de la Duma rusa o el vicepresidente del Parlamento de China. Otras naciones apenas asignaron a embajadores en Caracas, como Colombia.
Durante su discurso, Maduro saludó y refirió varias veces la presencia de «delegados de 125 países presentes» en el pequeño salón. Se refería a los invitados de una «feria antifascista» que se desarrolla en Caracas convocada por el propio Gobierno de Maduro.
Fuera del Palacio Federal Legislativo, en el centro de Caracas, el chavismo había dispuesto tarimas con pantallas gigantes para transmitir el acto, con la aspiración de «llenar diez avenidas», según había previsto Jorge Rodríguez hace varios días. Pero la afluencia de personas, principalmente funcionarios y militantes del oficialista Partido Socialista Unido, se concentró a lo largo de tres calles. Los asistentes, pudo ver LA RAZÓN, debían firmar una lista de asistencia antes de retirarse. La multitud se dispersó incluso antes de que Maduro terminara su discurso.
Un par de horas más tarde, y en la Academia Militar de Venezuela, el alto mando militar encabezó un acto de reconocimiento a Maduro como su Comandante en Jefe y «reafirmación de lealtad», ante el «líder revolucionario» Maduro, como fue presentado oficialmente durante la actividad organizada por el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López. Decenas de uniformados se formaron para saludar y escuchar al gobernante renovar sus votos como cabeza de las fuerzas armadas del país latinoamericano.
Allí Maduro aseguró que las fuerzas militares han sido fundamentales para «el mantenimiento de la paz» a pesar de «las agresiones imperialistas y del fascismo», pasando de una unión cívico militar a una «fusión» de las «fuerzas populares, las fuerzas policiales y las fuerzas armadas».
Mientras ocurría la toma de posesión de Maduro en el Parlamento, y frente a las autoridades de los demás poderes públicos, la oposición agrupada en la Plataforma Unitaria denunciaba un golpe de Estado al ignorar la voluntad popular, reafirmando que las actas electorales confirman que González Urrutia se impuso en votos. «Con la usurpación del poder, apoyado por la fuerza bruta y desconociendo la soberanía popular expresada contundentemente el 28 de julio, se ha consumado un Golpe de Estado en contra de los derechos del pueblo venezolano», asegura el comunicado.
Más sanciones internacionales
Apenas terminaba su discurso Nicolás Maduro durante el acto de juramento para un nuevo mandato presidencial, ya se acumulaban las críticas internacionales. El primero fue el presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, quien anunció que no lo reconoce como mandatario y lo tildó de «régimen ilegítimo». En su mensaje en redes sociales, Arévalo –que en su momento encabezó una complicada asunción al poder cuando en su país fuerzas políticas quisieron impedírselo– exigió el «cese inmediato de la usurpación».
Más tarde, se pronunció Estados Unidos para confirmar que no reconoce a Maduro como presidente de Venezuela, pues Edmundo González debe ser juramentado como tal, al poder demostrar que ganó las elecciones. El anuncio estuvo a cargo del secretario de Estado, Antony Blinken, quien remarcó que «Maduro perdió claramente las elecciones presidenciales de 2024 y no tiene derecho a reclamar la presidencia». Por ello, agrega, Estados Unidos «no reconoce a Nicolás Maduro como presidente de Venezuela».
Washington también anunció un nuevo paquete de sanciones personales internacionales contra ocho funcionarios venezolanos, incluyendo al presidente de la estatal Petróleos de Venezuela, al ministro de Transporte y a funcionarios militares y policiales porque «lideran entidades con roles en la ejecución de la represión de Maduro y los abusos de los derechos humanos contra actores democráticos».
Al mismo tiempo, Washington elevó a 25 millones de dólares, el máximo legal posible, la recompensa que ofrece por información que conduzca a la detención de Maduro, sobre quien pesan cargos por supuesto narcotráfico. La misma cantidad ofrece por Diosdado Cabello, «número dos» del régimen bolivariano y ministro del Interior.
Mientras, la UE declaró que el mandatario venezolano «carece de la legitimidad de un presidente elegido democráticamente» porque «millones de venezolanos votaron por un cambio democrático apoyando a Edmundo González por una mayoría significativa», según un comunicado de la alta representante para la Política Exterior, Kaja Kallas. El bloque condenó la represión chavista y sancionó a 15 cargos venezolanos.
Canadá y Reino Unido establecieron también medidas contra funcionarios venezolanos.
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