Empleo en EE UU
El pesimismo laboral en EE UU alcanza su nivel más alto en diez años
La falta de oportunidades laborales, el avance de la automatización y la incertidumbre económica han disparado el desánimo
El mercado laboral estadounidense atraviesa un período de estancamiento complejo, caracterizado por una dinámica poco común en la búsqueda de empleo. El desempleo se mantiene bajo, pero las contrataciones evidencian una ralentización significativa, generando un escenario de considerable incertidumbre para los profesionales. La situación actual refleja una paradoja laboral donde la disponibilidad de puestos de trabajo contrasta con las dificultades reales de conseguir una ocupación. Los datos del Centro de Datos Microeconómicos de la Reserva Federal de Nueva York revelan una caída importante en la confianza de los consumidores respecto a sus expectativas laborales.
El índice que mide las expectativas de empleo se ha desplomado hasta el 44,9 % en agosto, el dato más bajo desde 2013. Esta situación refleja una mezcla atípica y preocupante: bajos niveles de desempleo oficiales, despidos en aumento, contrataciones estancadas y un creciente uso de sistemas automatizados que dificultan la inserción laboral.
El caso de Ryan Marrero, exempleado de TikTok, que ha sido publicado por The Washington Post, ilustra bien la situación actual. Tras siete meses en busca de empleo y más de 150 solicitudes enviadas, apenas ha recibido seis llamadas de seleccionadores y cuatro entrevistas. A pesar de pasar horas adaptando currículums con palabras clave para superar los filtros de inteligencia artificial de las empresas, reconoce que no recibe respuesta en la mayoría de los procesos. Un limbo que, además de frenar su carrera, ha afectado a su salud mental.
Entre la incertidumbre económica y la parálisis empresarial
Economistas como Allison Shrivastava, de la plataforma Indeed, sostienen que el mercado laboral estadounidense se encuentra “congelado, como un ciervo deslumbrado”. Aunque los empleadores publican vacantes, muchas se eliminan o cubren con rapidez, reduciendo las oportunidades reales. Las empresas, todavía reacias a despedir masivamente, han optado por frenar la contratación mientras persiste la incertidumbre sobre las tasas de interés, las políticas comerciales y las tensiones migratorias.
Lisa K. Simon, economista jefe de Revelio Labs, advierte de que la automatización también juega un papel en este panorama, permitiendo a las compañías operar con menos personal. Sin embargo, subraya que el problema central es la “tormenta perfecta” creada por la escasez de rotación y la precaución empresarial. Las vacantes de nivel inicial son las primeras en desaparecer, lo que penaliza sobre todo a jóvenes y recién graduados.
Según la consultora Challenger, Gray and Christmas, más de 800.000 despidos han sido anunciados en lo que va de año, la cifra más elevada desde la pandemia en 2020. Su director de ingresos, Andrew Challenger, explica que los empresarios tienden a recortar costes antes de que sus balances se resientan y buscan proyectar solidez ante accionistas. Este clima, advierte, implica que la contratación seguirá congelada e incluso podría registrarse un repunte de despidos en los próximos meses.
En este escenario, la confianza de los trabajadores hacia sus empleadores también se ha deteriorado, alcanzando su nivel más bajo en diez años. Para los expertos, la situación actual no equivale aún a una recesión, pero sí a un “modo pausa” en el mercado laboral. La falta de movilidad interna y la reducción de oportunidades dificultan las carreras de miles de buscadores de empleo, que sienten que sus esfuerzos ya no obtienen recompensa.