Austria

Tres monjas escapan de una residencia de ancianos para volver al convento en el que vivían

La BBC cuenta la historia de tres octogenarias que regresaron en secreto a su antiguo lugar de residencia

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Tres monjas escapan de una residencia de ancianos para volver al convento en el que vivíanEuropa Press

Sor Bernadette, sor Regina y sor Rita, tres religiosas octogenarias, protagonizaron un acto de rebeldía al fugarse de la residencia y regresar clandestinamente a su amado castillo de Goldenstein en Austria. Motivadas por un profundo sentimiento de pertenencia, estas hermanas desafiaron la decisión del arzobispado de Salzburgo de trasladarlas en contra de su voluntad. Su vínculo con el castillo representa décadas de vida, servicio y memoria compartida. Bernadette declaró con contundencia a la BBC: "He sido obediente toda mi vida, ¡pero esto ya era demasiado!".

El castillo de Goldenstein no es un lugar cualquiera para estas religiosas. Desde 1877, ha sido un internado femenino que marcó sus vidas profesionales y personales. Bernadette ingresó como alumna en 1948, realizando allí sus votos; Regina llegó en 1958 y Rita en 1962. El lugar posee una rica memoria histórica, incluyendo entre sus alumnas a la reconocida actriz Romy Schneider.

En 2022, el panorama cambió drásticamente cuando la diócesis de Salzburgo transfirió el castillo a monjes agustinianos de la abadía de Reichersberg, con el padre abad Markus Grasl como superior responsable. La congregación de las hermanas fue disuelta, y el arzobispado decidió trasladarlas a una residencia católica, decisión que ellas rotundamente rechazaron.

Su retorno no fue sencillo. Con la ayuda de exalumnas y un cerrajero, recuperaron el acceso a sus antiguas habitaciones tras el cambio de cerraduras. El padre Grasl calificó su acción como "completamente incomprensible" y denunció una "escalada", argumentando que las condiciones del convento no eran aptas para su estancia.

Sin embargo, la comunidad las respaldó. Amigos y exalumnas les proporcionaron alimentos, un médico las visitó, y restablecieron los servicios básicos de agua y electricidad. Sophie Tauscher, una exalumna, enfatizó: "Goldenstein sin las ellas no era posible". Bernadette lo resumió poéticamente: "Antes que morir en mi residencia, prefería volver a un prado y entrar así en la eternidad".