Crisis en Cuba

La «policrisis» desata protestas históricas en Cuba

La escasez sistémica de la isla estalla en las universidades con un paro general por la subida de los precios de internet

Married couple Angel Rodriguez and Marylin Alvarez set up a motorcycle battery to power a laptop screen to watch television, as they stay prepared for blackouts in the Bahia neighborhood of Havana, Cuba, Monday, May 26, 2025. (AP Photo/Ramon Espinosa)
Cuba Energy Crisis IngenuityASSOCIATED PRESSAgencia AP

Vivir en Cuba es ejercitar el ingenio. El mismo que mantiene rodando en las calles a coches antiguos aun sin repuestos a la mano. El mismo que ha inventado platos ante la escasez de alimentos. El mismo que ahora se usa para sobrellevar los constantes apagones eléctricos y las fallas del gas doméstico, porque en la isla hay una profunda crisis energética. La infraestructura eléctrica cubana está sobrepasada. El Sistema Eléctrico Nacional tiene un déficit de al menos 35% de la demanda. El país ya se ha ido acostumbrando a que no es posible atenderla por completo. Los parques solares no son suficientes y la generación termoeléctrica es de las más afectadas: con averías o salidas por mantenimiento. Pero la demanda aumenta. Llega el verano y el calor caribeño. A la mano, las linternas y las habilidades para lograr convertir baterías de coches en fuente de poder para artículos domésticos, como ventiladores o cargadores para celulares.

Según información oficial, Cuba requiere alrededor de 3.400 MW, pero no ha alcanzado superar las 2.200 MW en su mejor momento de esta semana. Por ello, la Empresa Eléctrica de La Habana informa de esquemas de racionamiento de cuatro horas diarias por zonas, siempre advirtiendo que la circunstancia puede extender los cortes programados. Las autoridades de la provincia de Camagüey de hecho advirtieron que no se puede garantizar un horario fijo de apagones, que en principio «trata de cumplir con la rotación de nueve horas de afectaciones, por tres con electricidad».

A los cubanos no solo les falta la luz, sino también el gas. En las colas para comprar las «balitas» (bombonas de butano) pocos logran llevarse una, y a destiempo. «Están dando las de diciembre. Yo tengo una de febrero y todavía no me toca», dijo una vecina de Boyeros, un municipio de La Habana. En las casas, las familias vuelven al fuego, al carbón, a la leña. El gobierno de la isla ha admitido que tiene problemas con el suministro de petróleo desde Venezuela, uno de los principales proveedores. El mandatario Miguel Díaz-Canel ha culpado de la crisis electroenergética actual a lo que él llama una «persecución financiera y energética» por parte de Estados Unidos. El ministro de Energía, Vicente de la O Levy, afirmó que Cuba pasó la mitad de los primeros cinco meses del año recibiendo «cero diésel» y cero gas licuado importado.

Por si fuera poco, la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (ETECSA) anunció a finales de mayo un «tarifazo»: un aumento en el precio de los servicios de telecomunicaciones y el acceso a Internet, limitaciones a las recargas usando pesos cubanos y la obligatoriedad de pagar los planes de datos con dólares estadounidenses y tarjetas internacionales. Es, en la práctica, una restricción al acceso a Internet, ya que cuesta el doble del salario mínimo. Y ese ha sido el detonante de la convocatoria de paro universitario más potente en años: estudiantes de al menos diez facultades de cinco universidades llamaron al «parón general». Desde las manifestaciones del 11 de julio de 2021 no se recordaban unas protestas tan organizadas ni tan intensas.

En la isla también han comenzado a sonar las cacerolas como modo de ruidosa protesta en medio de la oscuridad. En La Habana ha habido cacerolazos, pero en Bayamo y Cienfuegos la gente tomó las calles, según videos compartidos en redes sociales. Algo que incluso empujó a un presentador de la televisión oficial, Michel Torres Corona, a admitir que había razones «legítimas» para protestar. El régimen cubano ha admitido los problemas con una retórica conciliadora que se fundamenta en la idea de «trabajar juntos» para superar los problemas y «escuchar al pueblo». En Santiago de Cuba, el director de la emisora oficial CMKC Radio Revolución, José Yaser Centray, informó a través de Facebook que no hay disponibilidad de gas licuado en esa provincia «que será comercializado cuando se encuentre en existencia». «La falta de sincronización entre el suministro eléctrico y el bombeo de agua en Camajuaní mantiene a la población en ascuas, mientras la luz está, el agua falta; cuando llega el agua, la electricidad desaparece. Un ciclo de negligencia, ineptitud y desidia», resume Librado Linares, desde Camajuaní.

Las acusaciones de que existen grupos impulsando «agendas contrarrevolucionarias y actos terroristas» no paran. En el periódico oficial Granma se han publicado advertencias de persecución a quienes impulsen críticas en redes sociales, y se han producido arrestos ejemplarizantes como el de Alejandro Salazar Blanco, de 21 años, por participar en una protesta pacífica el 22 de mayo.