Guerra en Ucrania
Polonia denuncia un “acto de agresión” de Moscú tras hallar restos de un misil y derribar drones rusos en su territorio
El Mando Aéreo Aliado de la OTAN coordinó la operación de defensa, que contó con la participación destacada de cazas F-35 de los Países Bajos
La madrugada del miércoles marcó un punto de inflexión en la guerra de Rusia contra Ucrania y en la seguridad del flanco oriental de la OTAN. Polonia denunció una violación sin precedentes de su espacio aéreo, perpetrada por drones rusos en el marco de un ataque masivo contra territorio ucraniano. Varsovia calificó el incidente de “acto de agresión”, mientras que sus aliados activaron de inmediato los mecanismos de defensa colectiva, en lo que fue el primer derribo de drones rusos dentro de un país miembro de la alianza atlántica. En paralelo, las autoridades polacas confirmaron el hallazgo de restos de un misil de origen desconocido y de siete drones en distintas regiones del país, lo que incrementa la preocupación por el alcance de la operación.
Según informó el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, Rusia lanzó contra Ucrania más de 40 misiles balísticos y de crucero y 415 drones, de los cuales al menos ocho drones kamikaze Shahed fueron dirigidos deliberadamente contra Polonia. El operativo de defensa aérea, que se extendió durante toda la noche, concluyó hacia las 06.00 GMT, cuando el Mando Operativo de las Fuerzas Armadas polacas anunció que las operaciones conjuntas con sus aliados habían terminado. La portavoz del Ministerio del Interior, Kinga Galecka, explicó que el misil hallado podría tratarse de un proyectil polaco empleado para derribar los drones, y confirmó que uno de los primeros restos se localizó a las 05.30 GMT en Mniszków, en el este del país.
La reiterada violación del espacio aéreo polaco fue calificada por el Ejecutivo de Varsovia como un “acto de agresión”, mientras que el primer ministro, Donald Tusk, habló de una “probable provocación a gran escala” por parte de Moscú. “La situación es grave. Hoy nadie puede dudar de que debemos prepararnos para diversos escenarios”, señaló Tusk en una reunión extraordinaria del Consejo de Ministros, convocada de urgencia para analizar los acontecimientos. El jefe del Gobierno subrayó que los mecanismos de defensa ensayados previamente funcionaron y que Polonia está preparada para repeler nuevas provocaciones o ataques.
El despliegue aliado fue inmediato. El Mando Aéreo Aliado (AIRCOM) coordinó la operación de defensa, que contó con la participación destacada de cazas F-35 de la Koninklijke Luchtmacht de los Países Bajos, desplegados en Polonia como parte de la misión de vigilancia aérea de la OTAN. Varsovia agradeció públicamente este apoyo, recordando que no es la primera vez que aeronaves aliadas ayudan a reforzar la seguridad del cielo polaco durante los ataques masivos rusos contra Ucrania.
Durante el ataque, varios aeropuertos polacos tuvieron que suspender operaciones y parte del espacio aéreo fue cerrado de forma temporal. El Gobierno confirmó que uno de los drones cayó en el tejado de un edificio residencial en Wyryki, en el este del país, causando daños materiales leves. Medios locales reportaron además que los restos de otro dron fueron hallados en la región de Lublin, donde están siendo analizados por las fuerzas armadas. Afortunadamente, no se registraron víctimas.
La población fue alertada con instrucciones precisas: no acercarse ni tocar fragmentos de drones caídos, sino informar de inmediato a las autoridades para que patrullas de artificieros pudieran asegurar la zona.
La alta representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Seguridad, Kaja Kallas, afirmó que existen “indicaciones que sugieren” que la incursión de drones rusos en Polonia fue intencionada. “Anoche, en Polonia, fuimos testigos de la violación más grave del espacio aéreo europeo por parte de Rusia desde que comenzó la guerra, y las indicaciones sugieren que fue intencionada, no accidental”, escribió en redes sociales. Kallas subrayó que la UE se solidariza plenamente con Polonia y advirtió: “La guerra de Rusia se está intensificando, no terminando. Debemos aumentar el coste para Moscú, reforzar el apoyo a Ucrania e invertir en la defensa de Europa”.
La reacción internacional fue inmediata. Aliados como Suecia, Noruega y Letonia expresaron su condena y reafirmaron su compromiso con la defensa del espacio aéreo polaco. El primer ministro sueco, Ulf Kristersson, recalcó que “la agresión rusa contra Ucrania supone una amenaza para la seguridad de toda Europa”.
Polonia, por su parte, mantuvo contactos de alto nivel durante toda la jornada. Tusk informó al secretario general de la OTAN, Mark Rutte, al secretario de Estado de Estados Unidos, Mark Rubio, y al presidente polaco, Karol Nawrocki. También se comunicó con el ministro de Defensa, Wladyslaw Kosiniak-Kamysz, que se encontraba en Londres participando en una reunión con varios homólogos europeos. El Ministerio del Interior polaco confirmó que todas las fuerzas de seguridad están en alerta máxima, coordinándose estrechamente con las Fuerzas Armadas.
Reunión de emergencia en Varsovia
La gravedad del ataque obligó a convocar una reunión de emergencia de la Asamblea de Seguridad Nacional. El portavoz del Gobierno, Adam Szlapka, explicó que el primer ministro se reunió con los ministros responsables de la seguridad estatal para evaluar las medidas adoptadas y reforzar la preparación del país ante nuevas amenazas. “El espacio aéreo polaco fue violado por un enorme número de drones rusos y aquellos que supusieron una amenaza directa fueron derribados”, reiteró Tusk.
En paralelo, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció una medida de apoyo directo a Ucrania: la creación de una “alianza de drones” financiada con 6.000 millones de euros provenientes del mecanismo europeo respaldado por los beneficios extraordinarios generados por los activos rusos inmovilizados. “Europa firmará una alianza de drones con Ucrania”, declaró Von der Leyen, subrayando que este instrumento busca fortalecer la capacidad defensiva de Kiev frente a los ataques masivos de Moscú.
El episodio refuerza la percepción de que la guerra ya no se limita al territorio ucraniano, sino que sus efectos se extienden peligrosamente hacia los países vecinos. Es la primera vez que drones rusos son derribados dentro de un Estado miembro de la OTAN, lo que convierte este ataque en un hecho sin precedentes. Para Varsovia, la prueba ha sido superada con éxito gracias a la cooperación con sus aliados, pero al mismo tiempo ha dejado en claro la vulnerabilidad de Europa ante la escalada militar rusa.
En este contexto, el incidente también plantea preguntas sobre la respuesta futura de la OTAN. Aunque Polonia no invocó formalmente el artículo 5 del Tratado de Washington, que prevé la defensa colectiva en caso de ataque armado contra un aliado, sí utilizó la expresión “acto de agresión”, marcando un tono de máxima seriedad. La Alianza Atlántica, a través de su portavoz Allison Hart, confirmó que numerosos drones entraron en el espacio aéreo polaco y fueron enfrentados por las defensas conjuntas, en coordinación con el secretario general Rutte y las autoridades polacas.
La crisis ha puesto de relieve la creciente importancia de los cazas F-35 desplegados por los aliados en el este de Europa, así como la eficacia de los sistemas de alerta y defensa aérea integrados de la OTAN. También resalta la estrecha cooperación política y militar entre Polonia, la Unión Europea y Estados Unidos en un momento de incertidumbre internacional.
Para Polonia, el ataque representa tanto un desafío como una oportunidad. Por un lado, expone al país a riesgos directos derivados de la guerra en Ucrania; por otro, consolida su posición como pieza central de la arquitectura defensiva europea. En palabras de Tusk, “esta primera prueba para el Ejército, los aliados y los procedimientos preparados ha sido superada, y nuestros planes están funcionando”.
La jornada concluyó con una sensación de alerta pero también de unidad aliada. Polonia no está sola, y la reacción rápida de la OTAN y de la UE lo demostró. Sin embargo, el hecho de que Rusia se haya atrevido a lanzar drones contra un país miembro plantea un nuevo escenario: la guerra se acerca cada vez más al corazón de Europa.