EE UU

Los problemas judiciales de su hijo ensombrecen la campaña para la reelección de Biden

Un fiscal especial investigará los delitos cometidos por Hunter Biden

Joe Biden con su hijo Hunter Biden en 2020
Joe Biden con su hijo Hunter Biden en 2020Nick WassAgencia AP

En EE UU el Departamento de Justicia ha echado gasolina al entramado de Hunter Biden, el hijo del presidente Joe Biden investigado por dos cargos menores de fraude fiscal por no pagar el impuesto federal sobre la renta de los ejercicios 2017 y 2018, y que regularizó posteriormente con más de un millón de dólares.

En las últimas horas, el Fiscal General, Merrick Garland, designó a David Weiss, el fiscal federal de Delaware que ha dirigido la investigación sobre Hunter Biden, como un fiscal especial. La designación lo convierte en un fiscal con más poderes que uno regular para actuar sobre el caso.

La medida es polémica porque se da mientras permanece congelado un acuerdo de culpabilidad pendiente que involucra a Hunter por esos cargos. Ahora, Garland dice que toma la decisión después de que el mismo Weiss solicitara el nombramiento. «El martes de esta semana, el Sr. Weiss me informó que, en su opinión, su investigación había llegado a una etapa en la que debería continuar su trabajo como fiscal especial, y pidió ser designado como tal», dijo Garland. «Después de considerar su solicitud, así como las circunstancias extraordinarias relacionadas con este asunto, he llegado a la conclusión de que es de interés público designarlo como fiscal especial», explicó a la prensa.

Weiss redactará un informe, que se espera que el secretario de Justicia haga público cuando concluya la investigación. Esta ha sido la práctica habitual de los fiscales especiales los últimos años, como Robert Mueller y John Durham.

La oposición republicana está que echa espuma por la boca con la decisión. El presidente de la Cámara, Kevin McCarthy, ha acusado directamente a Biden de obstaculizar la investigación a su hijo con el nombramiento. McCarthy expresó dudas sobre si se podía confiar en el fiscal especial David Weiss y aseguró en un comunicado que los legisladores continuarían con sus investigaciones sobre la familia del presidente. «Esta acción del Departamento de Justicia de Biden no puede ser utilizada para obstruir investigaciones del Congreso ni para encubrir la corrupción de la familia Biden», explicó en X. «Si Weiss negoció el trato favorable que no pudo ser aprobado, ¿cómo se puede confiar en él como fiscal especial? Los republicanos de la Cámara seguirán buscando los hechos para el pueblo estadounidense», sentenció.

Por su parte el representante Russell Dye, portavoz del presidente del Comité Judicial de la Cámara, Jim Jordan, también cuestionó si se podía confiar en Weiss y dijo que la designación del fiscal especial «es simplemente una nueva forma de encubrir la corrupción de la familia Biden». «Weiss ya ha aprobado un acuerdo de culpabilidad tan injusto y desfavorable que un juez federal lo rechazó. Continuaremos buscando hechos revelados por valientes denunciantes, así como las declaraciones inconsistentes de Weiss ante el Congreso», continuó Dye.

En esa línea también reaccionó el presidente del Comité de Supervisión de la Cámara, James Comer, para quien la medida también es «parte de los esfuerzos del Departamento de Justicia para intentar encubrir a la familia Biden». «Seamos claros en cuanto a lo que realmente significa el movimiento de hoy», aseguró en un comunicado. «El Departamento de Justicia de Biden está tratando de obstaculizar la supervisión del Congreso, mientras hemos presentado pruebas al pueblo estadounidense sobre la corrupción de la familia Biden», explica.

Tanto Comer y Jordan han liderado el impulso para investigar los negocios de la familia del presidente Biden y han criticado duramente cómo el Departamento de Justicia manejó su investigación sobre Hunter Biden. Pero la verdad es que no está claro si esa investigación en la Cámara Baja va a servir para algo, mucho menos cuando llegue al Senado, donde el presidente hoy tiene una mayoría ajustada.

Entretanto, Biden sigue su agenda presidencial con normalidad, mientras un ligero repunte en la inflación el pasado julio parece ser el único dolor de cabeza para su campaña elelectoral, en un país donde nada es más importante que la economía.