Berlín

Por qué Alemania ya no está en la lista de los 10 países más innovadores

China desplaza a la potencia industrial europea, que ha sufrido un retraso en la digitalización

Un robot trabaja sobre el chasis de un coche en una fábrica de Volkswagen en Alemania
Un robot trabaja sobre el chasis de un coche en una fábrica de Volkswagen en Alemanialarazon

El más reciente Índice Global de Innovación (GII), publicado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) de Naciones Unidas, muestra un cambio importante en el panorama tecnológico mundial: Alemania ha descendido al puesto 11 y ha quedado fuera del top 10 de los países más innovadores, desplazada por China. Este resultado refleja una transformación en el equilibrio de fuerzas internacionales, donde economías emergentes que apuestan de manera decidida por la digitalización, la inteligencia artificial y la investigación científica avanzan frente a potencias históricas de la innovación.

Durante décadas, Alemania fue considerada un referente en innovación gracias a su fortaleza en la industria automotriz, la ingeniería y la manufactura de alta precisión. Sin embargo, varios factores explican su retroceso. La menor inversión en investigación y desarrollo ha frenado el dinamismo de su ecosistema innovador. A nivel global, el gasto en I+D creció apenas un 2,9 % en 2024, frente al 4,4 % del año anterior, y la previsión para 2025 es de solo 2,3 %. En Alemania, este enfriamiento se agrava por los altos costes de producción, la inflación y la transición digital todavía pendiente en sectores industriales clave.

A esto se suma un retraso en la digitalización. Si bien el país mantiene su fuerza en la manufactura avanzada, su avance en áreas estratégicas como inteligencia artificial, biotecnología o tecnologías digitales es más lento que el de sus competidores. El entorno económico tampoco ayuda: el gasto real en innovación corporativa apenas aumentó un 1 % en 2024, muy por debajo del promedio de la última década, mientras que las inversiones de capital riesgo se concentran cada vez más en Estados Unidos, limitando las oportunidades para startups alemanas.

El ascenso de China al décimo lugar, en contraste, responde a una estrategia clara y sostenida. El país asiático ha invertido de manera masiva en laboratorios, centros de investigación y parques tecnológicos, ha otorgado incentivos fiscales a las empresas y ha creado un entorno fértil para el crecimiento de startups en sectores como la movilidad eléctrica, la inteligencia artificial y el comercio electrónico. La educación en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas asegura un flujo constante de talento joven, mientras que la colaboración entre universidades, industria y gobierno acelera la transferencia de conocimiento al mercado. Esto ha derivado en un aumento de patentes, en la expansión de sectores de alta tecnología y en una fuerte atracción de inversión extranjera.

A pesar de su retroceso, Alemania continúa siendo una potencia industrial y tecnológica. Sin embargo, si quiere recuperar su lugar en el top 10, deberá reforzar la digitalización de su industria, incrementar la inversión en I+D, fortalecer su ecosistema de startups y capital riesgo y garantizar una formación sólida en competencias digitales y tecnológicas para las nuevas generaciones.

La salida de Alemania del grupo de las diez economías más innovadoras evidencia un reajuste en el mapa mundial de la innovación. Mientras Suiza, Suecia y Estados Unidos se mantienen a la cabeza, y países como Corea del Sur y Singapur consolidan su liderazgo, China emerge como una potencia tecnológica capaz de desplazar a naciones que parecían inamovibles en la cima. En un mundo donde la innovación es la clave de la competitividad económica, la velocidad de adaptación y las decisiones estratégicas en ciencia y tecnología marcan la diferencia entre liderar el futuro o perder terreno.