La decisión de reducir drásticamente la ayuda exterior de Estados Unidos por parte del gobierno de Trump ha dejado al menos 21 proyectos críticos de agua potable y saneamiento paralizados en 16 países, advierte una investigación de Reuters.

En Kenia, por ejemplo, un ambicioso plan de riego de 100 millones de dólares —pensado para abastecer a 150.000 personas— fue detenido abruptamente, dejando zanjas expuestas y materiales abandonados . En la República Democrática del Congo, puntos de abastecimiento de agua edificados quedaron inoperativos y convertidos en zonas de juego peligrosas para los niños.

En Nepal, la construcción de más de 100 sistemas de agua potable se paralizó, y miles de bolsas de cemento quedaron sin uso. Mientras tanto, en Mali, torres de agua destinadas a escuelas y centros de salud continúan parcialmente terminadas.

Graves consecuencias

Las consecuencias son severas: comunidades rurales enfrentan un incremento del riesgo de inundaciones, enfermedades y pérdida de oportunidades educativas y económicas. Organizaciones humanitarias, como Mercy Corps, advierten de posibles efectos duraderos en estabilidad y salud pública

El gobierno estadounidense defiende que esta decisión responde a la prioridad de centrar recursos en el interior del país, aunque un proyecto, como una planta desalinizadora en Jordania, ha logrado reactivar con apoyo diplomático de alto nivel. No obstante, la mayoría de los proyectos afectados siguen en suspenso indefinido.