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Redes en el corazón de la UE

La Razón
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El recorrido, sin problemas conocidos, que realizó Amri desde Berlín hasta Milán, se presta al análisis fácil de concatenar fallos policiales y falta de medidas legales. Sin que haya que obviar defectos que deben ser corregidos, la realidad nos demuestra que los yihadistas cuentan con redes de apoyo y que el mero hecho de ser musulmanes les permite obtener la ayuda de otros miembros de su religión.

Amri, nada más perpetrar la acción criminal, se dirigió hacia una mezquita, donde probablemente tenía una cita de «seguridad» con otros elementos yihadistas. Este tipo de terroristas combinan el apoyo de las citadas redes con ciertas dosis de improvisación en las que, cuando se encuentran más perdidos, la mezquita de turno se convierte en referencia para que les orienten.

El pasado mes de julio, una revista del Estado Islámico publicó un largo relato en el que se detallaba cómo Abu Muharib Al Mujahir, «John el yihadista» (muerto en enero al ser alcanzado por una bomba), tristemente famoso por degollar a periodistas y otros «infieles», había conseguido llegar a Siria desde Londres. En territorio inglés, con 30.000 euros en los bolsillos, había sido recogido, primero por una furgoneta que le había llevado hasta un camión en el que, junto a otros terroristas, habían logrado cruzar el Canal de la Mancha hasta territorio francés, camino de Bélgica. Allí cambió su aspecto (se cortó la barba y el pelo) para «occidentalizarlo» y en vuelo regular se fue a Albania. Al llegar a este país, dada la gran presencia musulmana, «John» acudió a una mezquita para preguntar cuál era el método más eficaz para viajar a Salónica, ya en Grecia, en su periplo hacia Turquía.

En el país heleno tuvo algunos problemas (utilizó taxis, barcas y otros medios) hasta que unos guardias le facilitaron el paso a Turquía, donde fue detenido y fichado. Tras el pago de 20 euros, le permitieron viajar a Estambul, donde contactó con su responsable en Siria. Debió ser retenido hasta saber quién era. Los yihadistas, ante el menor contratiempo, dicen ser inmigrantes. Legislaciones lentas, garantistas, les benefician.