Coronación Carlos III
Las regalías que lucirá el rey Carlos III en su coronación
El nuevo monarca y la reina consorte lucirán objetos por valor de miles de millones de euros
La coronación de Carlos III estará envuelta de siglos de tradición. En torno a la ceremonia orbitarán una serie de objetos sagrados conocidos como regalías, en su mayoría con más de un siglo de antigüedad, que representan la responsabilidad del monarca. Destacan la Corona de San Eduardo y la Corona imperial de Estado, así como el Orbe del Soberano y el Cetro del Soberano, custodiados en la Torre de Londres hasta el próximo 6 de mayo, el día de la coronación.
La Corona de San Eduardo
La Corona de San Eduardo es la pieza central de la ceremonia. Se utiliza única y exclusivamente en el momento culminante de la proclamación, cuando se coloca sobre la cabeza del rey Carlos III. Es el acto principal del día, el momento de la coronación. El nuevo monarca no volverá a llevarla nunca más.
Está hecha de oro macizo y adornada con 444 piedras semipreciosas. Pesa dos kilos. La reina Isabel II declaró en una ocasión que, si se agachaba con ella puesta, la corona le rompería el cuello.
No es la original, sino una réplica exacta que data de 1661 para la coronación de Carlos II. La primera Corona de San Eduardo, fabricada en el siglo XI precisamente para el rey Eduardo el Confesor, se fundió hace casi medio siglo. Sin embargo, cuesta unos 60 millones de euros, según las estimaciones.
La Corona imperial de Estado
La Corona imperial de Estado es la segunda en importancia. Es considerada como una corona “de trabajo” porque suele llevarse en ocasiones formales de Estado, como, por ejemplo, en la ceremonia de apertura del Parlamento.
El rey Carlos III ya le ha dado uso, y la portará el día de la coronación, durante la procesión final desde la Abadía de Westminster hasta el Palacio de Buckingham en la Carroza de Estado Dorada. Seguirá con ella minutos después cuando aparezca en el balcón del Palacio para saludar a los allí congregados en compañía de la familia real.
La Corona imperial de Estado es mucho más ligera que la Corona de San Eduardo. Pero no carece de pompa, puesto que está decorada con 2.868 diamantes. Su precio ronda los 4 millones y medio de euros.
El Orbe del Soberano
Este orbe hueco, creado en 1661 para el último rey Carlos junto con la actual Corona de San Eduardo, representa el poder del monarca. La Royal Collection explica que se colocará en la mano derecha del rey durante la primera parte de la ceremonia, antes de ser trasladado al altar de la Abadía para el momento de la coronación.
Esta regalía representa el mundo cristiano y está dividido en tres partes, en referencia a los tres continentes conocidos en la época medieval. Las secciones están divididas por bordes de esmeraldas, rubíes, zafiros, diamantes y perlas.
El Cetro del Soberano
Es una vara de oro que simboliza el poder temporal del monarca. El protocolo explicita que será colocará en la mano derecha del rey durante el servicio de “investidura”, justo antes del momento de la coronación. Una segunda, el Cetro del Soberano con Paloma, se coloca en la mano izquierda y simboliza su papel espiritual. El rey portará ambos en la procesión a su salida de la Abadía de Westminster.
El Cetro Soberano con Cruz lleva un enorme diamante en forma de gota, el Cullinan I, de 530,2 quilates. La piedra preciosa, según se dice, fue tallada a partir del diamante más grande jamás encontrado, descubierto en Sudáfrica a principios del siglo XX. Es por ello una de las joyas más caras de la monarquía británica, su valor supera los 520 millones de euros.
La Cuchara de la Coronación
Esta cuchara de plata dorada del siglo XII es la pieza más antigua que se conserva de las regalías de la coronación, y se utiliza en la parte más sagrada de la ceremonia, cuando el rey Carlos III vaya a ser rociado con el aceite de la unción por el arzobispo de Canterbury, Justin Welby. El obispo le ungirá en pecho, manos y cabeza.
La corona de la reina Camila
La reina consorte Camila, que dejará atrás la primera palabra de su título en el momento en que sea coronada, portará una versión modificada de la corona que se hizo para que la reina María la luciera en 1911 durante la coronación de su marido, Jorge V.
Los diamantes Cullinan III, IV y V de la colección personal de la difunta Isabel II, considerados los diamantes más caros del planeta que a menudo la reina lucía como broches, se acoplarán a la corona para la ceremonia.
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