Espionaje

El Reino Unido acusa de espiar para Rusia al exejecutivo de Wirecard, Jan Marsalek

El antiguo director de operaciones del extinto procesador de pagos digitales alemán estaba acusado de estafar miles de millones de dólares a inversores

Jan Marsalek está en busca y captura por Interpol tras la espectacular quiebra de la sociedad financiera Wirecard en 2020
Jan Marsalek está en busca y captura por Interpol tras la espectacular quiebra de la sociedad financiera Wirecard en 2020larazon

La Fiscalía de Londres acusó el martes a Jan Marsalek, antiguo director de operaciones de Wirecard, de formar parte de una red de espionaje ruso en Europa. Su nombre figura en un caso contra cinco ciudadanos búlgaros ante la Justicia británica que trascendió la pasada semana.

Los cinco sospechosos, residentes de larga data en el Reino Unido, han comparecido por videoconferencia en una vista celebrada este mismo martes ante el Tribunal de la Corona de Westminster. La célula está acusada de vigilar e informar sobre personas y lugares de interés para Rusia dentro y fuera del Reino Unido.

Marsalek habría sido la persona de contacto del mayor de los cinco detenidos, Orlin Roussev, quien está acusado de organizar y dirigir las operaciones de la organización, según las pesquisas. Las comunicaciones del empresario de nacionalidad austriaca con el cabecilla de la trama estarían relacionadas con la obtención de material militar en nombre de Rusia, el suministro de herramientas de espionaje, la interceptación de comunicaciones y «la organización de vigilancia física y actividades hostiles contra objetivos del Estado ruso».

El propio Marsalek habría encargado, además, la vigilancia de «lugares de interés para Rusia, incluida una base de la OTAN en Alemania». Pero el exejecutivo de Wirecard no está imputado en el caso, a pesar de que sus vínculos con Moscú eran bien conocidos por las autoridades alemanas, que le juzgan in absentia por la quiebra del procesador de pagos digitales.

La compañía se declaró insolvente rápidamente a mediados de 2020 poco después de que trascendieran una serie de prácticas empresariales corruptas y casos de informes fraudulentos, que demostraron que el prestamista había declarado tener casi 2.000 millones de euros en activos que en realidad no estaban en su poder, sino «desaparecidos».

La empresa había crecido rápidamente y había ascendido hasta ocupar un puesto en la bolsa alemana DAX de las 40 mayores empresas blue chip cotizadas del país en 2018, unos meses antes de que su modelo de negocio comenzara a desmoronarse.

La Justicia alemana pensaba que Marsalek había huido a Minsk, la capital bielorrusa, para recalar más tarde en Rusia cuando los fiscales cerraron el caso en julio.