Cooperación
Sevilla arranca la cumbre de la ONU para reactivar la ayuda al desarrollo con la presencia de decenas de líderes mundiales
Estados Unidos no participará en la IV Conferencia de la ONU sobre Financiación para el Desarrollo en medio de recortes globales a la ayuda humanitaria
En medio de un escenario internacional sacudido por tensiones geopolíticas, crisis humanitarias y una guerra en Europa y otra en Oriente Próximo, Sevilla se convierte desde hoy en la capital del multilateralismo. La ciudad andaluza acoge desde este lunes y hasta el 3 de julio la IV Conferencia Internacional de las Naciones Unidas sobre Financiación para el Desarrollo (FFD4), un encuentro de alto nivel que busca reactivar el compromiso global con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de cara al cierre de la Agenda 2030.
La cumbre, la primera de este tipo celebrada en suelo europeo, ha sido inaugurada en el Palacio de Exposiciones y Congresos con un acto presidido por el secretario general de la ONU, António Guterres, el presidente Pedro Sánchez, y el Rey Felipe VI. La víspera, los Reyes ofrecieron una cena de gala en el Real Alcázar a los principales líderes asistentes, en una imagen de diplomacia cultural que Sevilla no vivía desde la Expo del 92.
La cita reúne a más de 12.000 asistentes, incluidos unos 70 líderes mundiales (de los cuales son 20 jefes de Estado o de Gobierno), y delegaciones de los 193 países miembros de la ONU con la sola excepción de Estados Unidos, que ha decidido no participar en la conferencia. La ausencia estadounidense, comunicada oficialmente hace una semana, responde a su desacuerdo con varios puntos clave del documento final, conocido como el «Compromiso de Sevilla». Entre las cuestiones que Washington rechaza figuran los apartados de género, gestión de la deuda, comercio internacional y transferencia de tecnología.
La retirada se produce en un contexto de distanciamiento entre la administración estadounidense y sus socios tradicionales, especialmente con España, después del rifirrafe en torno a Pedro Sánchez y Donald Trump por la contribución española a la OTAN (del 2,1% del PIB frente al 5% que defiende Washington), lo que sin duda ha tensado aún más la relación bilateral.
Frente al repliegue estadounidense, el Gobierno español ha redoblado su apuesta por el multilateralismo a partir del citado «Compromiso de Sevilla», fruto de intensas negociaciones previas. En este documento se propone triplicar los préstamos de los Bancos Multilaterales de Desarrollo, duplicar la ayuda al desarrollo, el establecimiento de un registro global de deuda, la promoción de alianzas público-privadas para movilizar inversión privada, la creación de un sistema fiscal más justo y transparente y la adopción de medidas concretas para asegurar que las mujeres accedan en igualdad de condiciones a financiación y emprendimiento.
Tal como ha señalado la vicesecretaria general de la ONU, Amina Mohammed, «casi la mitad de la humanidad -unos 3.300 millones de personas- vive en países que gastan más en intereses de deuda que en salud o educación». La cumbre busca revertir esta realidad y cerrar una brecha de financiación de 4 billones de dólares que obstaculiza el cumplimiento de los ODS.
El telón de fondo no puede ser más preocupante. La conferencia llega tras una ola de recortes en la cooperación internacional. Además de EEUU, países como Alemania, Bélgica, Francia, Reino Unido, Países Bajos y Suiza han anunciado reducciones significativas en sus presupuestos de ayuda al desarrollo. Pero el caso de Estados Unidos resulta especialmente simbólico. Durante décadas, Washington ha sido el mayor donante de asistencia internacional. Según la OCDE, en 2024 EEUU destinó 60.900 millones de dólares a ayuda al desarrollo, un 4,4 % menos que el año anterior, aunque aún representa el 47 % del total global de recursos humanitarios.
El giro actual bajo la administración Trump ha sido drástico: el 83% de los programas de USAID han sido cancelados, y se ha iniciado su desmantelamiento. No solo es EEUU. En total, la ayuda oficial al desarrollo cayó globalmente un 9,6% en 2024, situándose en los 212.000 millones de dólares.
Aunque el foco de la conferencia está puesto en la financiación para el desarrollo, la geopolítica se cuela inevitablemente. Pese a que no se debatirán abiertamente temas como la guerra en Gaza, la escalada entre Irán e Israel, o la invasión rusa de Ucrania, sus protagonistas estarán presentes en Sevilla. Entre los asistentes confirmados figuran el presidente Zelenski, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y líderes de Francia, Polonia, Portugal, Estonia y varias naciones africanas, asiáticas e iberoamericanas, como Ignacio Lula de Silva (Brasil) y Gustavo Pedro (Colombia).
La última conferencia de este tipo se celebró hace una década, en la ciudad de Addis Abeba (Etiopía), en 2015, coincidiendo con la adopción de los ODS. Hoy, con sólo cinco años restantes hasta el horizonte 2030, la comunidad internacional se enfrenta a una pregunta incómoda: ¿estamos aún a tiempo de cumplir los objetivos que nos marcamos? Para Amina Mohammed, la respuesta depende del coraje político de los líderes presentes: «Esta es una agenda que los líderes mundiales pueden abordar. Tienen las herramientas y la influencia para lograrlo. Y la presencia colectiva en Sevilla es una buena señal para el multilateralismo en un momento en que este está siendo duramente atacado», ha dicho recientemente
La cumbre de Sevilla también se convierte en una plataforma clave para reforzar los lazos de cooperación entre Europa y África, así como con el mundo árabe. El primer ministro de Egipto, Mostafa Madbuli, ha llegado a Sevilla acompañado de la ministra de Planificación, Rania al Mashat, y el ministro de Finanzas, Ahmed Kouchouk, en representación del presidente Abdelfatah al Sisi, informa Efe. Madbuli participará en la presentación de la Plataforma de Acción de Sevilla y pronunciará un discurso en la sesión inaugural, reforzando la postura de los países africanos sobre la urgencia de un sistema financiero internacional más justo y equitativo. Egipto busca visibilizar las necesidades del continente en temas como el alivio sostenible de la deuda y el acceso a energías renovables, especialmente en el contexto de una creciente presión económica y ambiental.
También se suma a la cumbre el presidente de Kenia, William Ruto, quien copresidirá una sesión centrada en el fortalecimiento del multilateralismo ante la actual fragmentación global. Ruto, que se reunirá con Sánchez y el rey Felipe VI, defenderá una mayor inversión en África, y la protección del clima. Junto a ellos, el primer ministro de Argelia, Nadir Larbaoui, asistirá en nombre del presidente Abdelmadjid Tebboune, con el objetivo de contribuir a la revisión del estado de la Agenda de Acción de Addis Abeba y aportar soluciones colectivas para reducir el déficit financiero de los países en desarrollo.