Venezuela

Temor a una espiral de violencia ante la derrota del «madurismo»

En el barrio 23 de Enero, en Caracas, La Piedrita, una milicia leal a las fuerzas chavistas, patrulla sus calles con uniformes y kaláshnikovs. Los venezolanos no descartan una movilización de los grupos paramilitares tras el 6-D para tratar de revocar el mandato democrático de la oposición

Miembros de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana de Venezuela custodian el material electoral, en Caracas
Miembros de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana de Venezuela custodian el material electoral, en Caracaslarazon

En el barrio 23 de Enero se concentra la mayoría de grupos armados leales al chavismo a los que se atribuyen los últimos episodios de violencia. En uno de los cruces vemos a un miembro del colectivo La Piedrita, el más numeroso, que dirige el tráfico con peto naranja, uniforme militar y una AK-47 colgada al hombro. En la entrada del barrio hay un arco donde se lee «Bienvenidos al Territorio de La Piedrita». Este colectivo controla los servicios de ambulancia y hasta moviliza tanquetas de guerra por las calles de Caracas. Un poco más arriba decenas de minibuses se paran en fila mientras un hombre, también armado, recibe el dinero de los conductores. Es la vacuna, una suerte de impuesto revolucionario. Nuestro guía nos cuenta que «a veces no se sabe bien qué colectivo lo pide, pero la gente no duda en pagar». En los últimos años muchos delincuentes se han alistado en algún colectivo para cometer sus crímenes bajo protección.

Conforme vamos subiendo las alusiones al chavismo aumentan. Murales de Hugo Chávez en las paredes, pancartas y nombres de locales con referencias a la Revolución. «Este barrio ya era izquierdista antes del chavismo, una anarquía. Pero entre los cuatro locos, Hugo Chávez fue el que despuntó», cuenta, «el resto lo siguieron hasta convertir esto en un fortín chavista», añade. Uno de los carteles reza: «¡Gringo, respeta!» con la mirada de Chávez al lado, logotipo también del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). «Aquí no puedes venir sólo», bromea el conductor.

La Piedrita se ha ido despegando poco a poco del régimen chavista y ahora sigue una agenda propia. Para el analista político Víctor Mijares, el chavismo no es monolítico, es un mosaico ideológico que va desde la izquierda hasta la extrema derecha –como el ideario que exhibe La Piedrita–, aunque se escondan bajo la máscara de la izquierda revolucionaria. Esta pluralidad impide predecir los futuros movimientos y añade incertidumbre al día después de las elecciones.

En una campaña marcada por la estrategia del miedo en los discursos del presidente, Nicolás Maduro, y episodios de violencia contra la oposición, se han disparado los temores a una movilización del chavismo en la calle o incluso un golpe de Estado ante una derrota del partido oficialista. Mucho se ha especulado sobre una posible intervención militar. Una opción que tanto expertos como políticos de la oposición descartan. «Las Fuerzas Armadas (FAN) son un actor político de primera línea. Por tanto, no hacen lo que quieren, sino lo que pueden y les conviene en función del coste político. No escuchar la voluntad popular implica un coste político demasiado elevado», asegura a LA RAZÓN Luís Alberto Butto, jefe del departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Simón Bolívar.

En una sociedad polarizada como la de Venezuela, añade el analista, es probable que cada soldado tenga su propia opinión, pero es difícil detallar las fisuras debido a la opacidad del organismo. Con la purga del Ejército en 2002, Chávez logró deshacerse del sector más crítico del estamento castrense. Si se antoja complicada la entrada de los militares, lo que no se descarta es una posible oleada de violencia en las calles, provocada por los grupos armados afines al chavismo. «No descarto episodios de violencia, como en otras elecciones. Maduro ha perdido el control sobre estos grupos –apoyados por el Gobierno», afirma el politólogo Víctor Mijares a este diario. Los paramilitares tienen cierta capacidad de choque, sin responsabilidades, mientras que las Fuerzas Armadas tienen un coste en Derechos Humanos y legitimidad internacional. Por eso, según Mijares, el propio Ejército alimentó a estos colectivos para ejecutar las tareas de represión política sin dejar rastro.

Sin embargo, para el profesor de la Universidad Simón Bolívar, «la contundencia de esa victoria [opositora] va a aplacar cualquier posibilidad de violencia. El chavismo ha perdido fuerza política y Maduro sabe que no puede cumplir sus amenazas de ‘‘lanzarse a la calle’’. Se lanza a la gente con el pueblo, dice él, pero si el pueblo se manifiesta en otro sentido. ¿Se va a lanzar él solo? Absurdo». En este sentido, considera que «la única consecuencia de una derrota será la caída de Maduro exigida por el propio chavismo». Butto argumenta que «Maduro se ha involucrado al 120% en esta campaña. Se va a ver como una derrota suya, porque las victorias anteriores eran de Hugo Chávez. El problema del chavismo es que se ha centrado en la figura de Chávez, que sirvió como portaaviones. Ese chavismo señalará como responsable de esa derrota a Maduro». Para el futuro del régimen, Maduro es un lastre.

Grupos armados en Venezuela

- La Piedrita. El más numeroso. Controla el barrio 23 de Enero, que en su entrada tiene un arco donde se lee «Bienvenidos a Territorio de La Piedrita». Posen desde ambulancias hasta tanquetas de guerra.

- Alexis Vive. Del barrio 23 de Enero. Su líder, Alexis, fue asesinado por miembros de otro colectivo rival junto a su hermano y su hijo.

w Simón Bolívar. También opera en el barrio 23 de Enero, y tiene el nombre del Libertador. Suele difundir mensajes antiimperialistas.

- 5 de julio. Este colectivo del barrio La Cotita tuvo secuestrados en un aparcamiento a dos miembros del Cuerpo de Investigación Criminal de la Policía Científica (Cicpc). En la operación para liberarlos, murió el líder del colectivo, Odremán. A los pocos días, destituyeron al ministro de Justicia y detuvieron a varios agentes del Cicpc. Una muestra de la protección que reciben estos grupos.

- Tupamaro. Uno de los colectivos más antiguos, de ideología comunista, que precedieron a Hugo Chávez. Con la llegada del chavismo empezaron a normalizarse y ahora se han organizado en un partido, el Movimiento de Tupamaro.

- Comando Carapaica. Uno de los colectivos en la clandestinidad. En puntos álgidos como elecciones o conatos de saqueos lanzan mensajes por internet donde aparecen encapuchados, armados y con uniformes militares.