Política

Represión en Venezuela

Tensión en los cuarteles venezolanos por la masiva incorporación de milicianos chavistas

Las deserciones y las bajas merman las filas del Ejército en un país en el que ya no se alistan jóvenes porque el uniforme ya no garantiza comer a diario.

Mural con imágenes de Hugo Chávez durante los actos conmemorativos del fallido golpe de estado contra Chávez en las inmediaciones del Cuartel de la Montaña
Mural con imágenes de Hugo Chávez durante los actos conmemorativos del fallido golpe de estado contra Chávez en las inmediaciones del Cuartel de la Montañalarazon

Las deserciones y las bajas merman las filas del Ejército en un país en el que ya no se alistan jóvenes porque el uniforme ya no garantiza comer a diario.

Nicolás Maduro continúa retratándose a diario con militares venezolanos. Lo hace con pelotones completos, en actos que pueden reunir incluso a 2.400 uniformados. Pero dentro de los cuarteles las cosas no andan tan bien. El generalato no admite que en sus unidades hay hambre. Pero la tropa deja ver su descontento, protestando a lo interno o desertando para emigrar. Se calcula que unos 4.000 uniformados abandonaron las filas, para marcharse fuera del país o para buscarse la vida en otras actividades. Esas dos razones han hecho de la fuerza militar, el último apoyo de Maduro, uno muy endeble. Y el gobernante debe reforzarlo.

Para ello, el mandatario ordenó incorporar formalmente al Ejército y a la Guardia Nacional a los milicianos, que son civiles armados y entrenados militarmente pertenecientes a las bases: militantes del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), integrantes de consejos comunales y las Unidades de Batalla Bolívar Chávez, que reciben un salario mínimo por participar de las actividades convocadas por el ministerio de la Defensa.

Hasta ahora, los milicianos se encargan de vigilar hospitales, supermercados y hasta centros electorales en tiempos de votaciones, con un apresto operacional mínimo, condiciones físicas limitadas y entrenamientos que rozas en lo ridículo.

Según Rocío San Miguel, directora del Observatorio Venezolano de Seguridad y Defensa, el llamado de Maduro revela que el pie de fuerza militar se le está quedando corto, por las deserciones y por bajas. Además con una juventud que no ha atendido el llamado a alistarse pues ya el uniforme no resuelve necesidades económicas. La supuesta negativa a reprimir por parte de los soldados también habría impulsado la orden de Maduro. De hecho, se ha visto una acción menos agresiva por parte de las fuerzas habituales de orden público; exceptuando a las FAES, el grupo más letal de la policía nacional. El resultado pudiera ser incluso contraproducente. La visión que de la Milicia tienen los militares formados es poco agraciada. La moral militar y el respeto se ganan desde la Academia, y estos «recién vestidos» carecen de esa misma épica de los cuarteles.

Hasta ahora no ha habido una postura oficial del Alto Mando a la orden de Maduro. Es cierto que, hasta ahora, ha manifestado una y otra vez su lealtad al mandatario, pero aguas abajo la historia pudiera ser otra. En cualquier caso, en dos semanas ya se han divulgado al menos una decena de vídeos por parte de uniformados, principalmente retirados y exiliados, rompiendo con el dictador y llamando abiertamente a una rebelión contra el régimen.