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Trump dispara el gasto para cumplir sus promesas

Más inversión en defensa, infraestructuras y el muro en detrimento de la política exterior

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ofrece una rueda de prensa para hablar sobre su nuevo plan de infraestructuras/Efe
El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ofrece una rueda de prensa para hablar sobre su nuevo plan de infraestructuras/Efelarazon

Más inversión en defensa, infraestructuras y el muro en detrimento de la política exterior.

La Casa Blanca ha presentado su proyecto de presupuesto para 2019. Algo que tiene más de conjetura, por cuanto debe de ser aprobada en las Cámaras, que de auténtica fotografía del gasto público que viene. Lo más probable es que muchas de las partidas no sobrevivan. Otras sufrirán importantes alteraciones. Es que estamos en año electoral, son muchos los escaños en juego, peligra la mayoría republicana en el legislativo, y los congresistas y senadores de ambos partidos votarán apremiados por las urnas. Así y todo los presupuestos subrayan las intenciones y líneas maestras de la administración Trump. Sus principales promesas. Negro sobre blanco junto a unas partidas contables por las ahora tendrán que pelearse en el legislativo.

Defensa, inmigración e infraestructuras. La tríada imprescindible. En el apartado del gasto militar, y siguiendo lo aprobado la semana pasada, Trump apuesta por invertir 74.000 millones de dólares. Con lo que el total estará cerca de los 700.000 millones de dólares. A eso hay que sumar los 23.000 millones que aspira destinar para la construcción del muro en la frontera (18.000 millones) y contratación de más agentes y compra de materiales (5.000 millones). El otro dispendio sustancial, 200.000 millones para infraestructuras, queda lejos del billón largo que el propio Trump reclama: para lograrlo la Casa Blanca espera atraer las inversiones del sector privado. Mediante señuelos fiscales y recortes en los trámites burocráticos. Incluida, de forma decisiva, la poda de la normativa medioambiental. Revisada de forma severa. «Esta será una gran semana para las infraestructura», ha escrito el presidente en Twitter, «¡Después de gastar estúpidamente 7 mil millones en Medio Oriente es el momento de comenzar a invertir en nuestro país!».

Con un déficit público cercano al billón de dólares (980.000 millones), su propuesta olvida aquel mítico equilibrio que teóricamente guiaría su presidencia. Pero claro, resulta difícil alcanzar la pureza presupuestaria cuando al aumento masivo del gasto se le añade una rebaja de impuestos del calibre de la aprobada en diciembre de 2017. Y no será por ausencia de recortes. Por ejemplo, en la Agencia de Protección Medioambiental, cuyo presupuesto sería cercenado en un 34%. El Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano le recortarán un 14%. Otra de las damnificadas es la oficina de Ciencia y Tecnología pasaría de 762 millones de presupuesto a 489. El Programa de Asistencia de Nutrición sería recortado en en un 22%, 17.2 mil millones. Aunque posiblemente el recorte más sustancial, y dramático, sea el que podría alcanzar al Departamento de Estado. El equivalente a nuestro ministerio de Asuntos Exteriores sufriría un recorte de más del 30% del presupuesto. Recuerden, con lo gastado en Oriente Medio da para construir un nuevo puento de San Francisco y otro de Verrazano-Narrows. «Al igual que hacen todas las familias estadounidenses», ha comentado Mick Mulvaney, director de la Oficina de Presupuesto, «tomamos decisiones difíciles: financie lo que debemos, recorte lo que podamos y reduzca lo que pedimos prestado».

Lo más sustancial está en largo plazo: el presupuesto estima en más de 7 mil millones de dólares el déficit acumulado para la próxima década. Normal que abunden las voces de quienes consideren que con estas cuentas los republicanos renunciarían, quién sabe si de forma definitiva, al mantra de la sobriedad y la mesura que guio sus discursos durante los años de oposición a Obama. A, sí, sigue en pie la idea de regresar a la luna. Pero no esperen ningún alunizaje en los próximos años. No con un presupuesto así.