Oriente Medio

Trump redobla la presión sobre Irán para cerrar un acuerdo nuclear

El presidente de EE UU niega haber aceptado en la negociación nuclear que el régimen de Teherán pueda enriquecer uranio

TEHRAN (IRAN(Islamic Republic Of)), 03/06/2025.- Copies of the Iranian magazine Tejarat Farda, titled 'The benefit of peace,' features an image of Iranian President Masoud Pezeshkian and US President Donald Trump embracing while wearing boxing gloves at a kiosk in Tehran, Iran, 03 June 2025. On 02 June 2025, Trump stated he ruled out allowing Iran to enrich uranium under a potential new nuclear deal between Iran and the US. According to the IRNA news agency, Pezeshkian said on 03 June 2025, t...
Ejemplares de la revista iraní Tejarat Farda, con el título "El beneficio de la paz" y una imagen del presidente iraní Masoud Pezeshkian y el presidente estadounidense Donald Trump, se ven en un kiosco en TeheránABEDIN TAHERKENAREHAgencia EFE

De todo punto ingenuo habría sido imaginar que el del potencial acuerdo nuclear entre Estados Unidos y la República Islámica de Irán sería un camino de rosas. Casi dos meses después de la primera reunión indirecta celebrada en Omán entre delegaciones de la Administración Trump -que acababa de amenazar con el uso directo de la fuerza contra Teherán- y el régimen de los mulás.

Coincidiendo con la publicación por parte de la Organización Internacional para la Energía Atómica (OIEA) de un informe en que se deja constancia de que Irán aumentó un 50% la producción de uranio altamente enriquecido entre enero y mayo -al alcanzar los 408,6 kilos de uranio enriquecido al 60%, un 48,7% más que el 8 de febrero-, trascendía este sábado -lo informaba el Ministerio iraní de Exteriores y lo confirmaba Mascate y después Washington- que la Administración Trump acababa de trasladar a Teherán una borrador de propuesta para un eventual acuerdo.

Según el digital estadounidense Axios -que cita a dos fuentes participantes “con conocimiento directo”- la propuesta de Trump admite la posibilidad de que el régimen liderado por el ayatolá Ali Jameneí pueda enriquecer uranio a niveles bajos y por un período limitado de tiempo (una posición en contraste y más flexible que la expresada por el secretario de Estado Marco Rubio y por el enviado Steve Witkoff, quienes insisten una y otra vez en que no permitirán al régimen enriquecer uranio y el desmantelamiento de las infraestructuras nucleares). Concretamente, Teherán tendrá que reducir el porcentaje de enriquecimiento de su uranio al 3% en un plazo aún por determinar. La propuesta estadounidense exige además “el desmantelamiento de la infraestructura crítica para el la conversión y el procesamiento de uranio” y “la suspensión de nuevas investigaciones y el desarrollo sobre centrifugadores”.

Sin duda, el borrador de la Casa Blanca -el primero puesto negro sobre blanco desde que comenzaron las negociaciones en Omán en abril- es una ventana de oportunidad para un acuerdo que tanto Teherán como Washington desean: Trump no quiere una nueva guerra en Oriente Medio en un momento en que la estrategia exterior de la teocracia islámica ha sufrido una fuerte erosión gracias a la campaña multifrente de Israel desde octubre de 2023 y con el conflicto irresuelto de Gaza, como tampoco la desea un Irán ávido del levantamiento parcial de las numerosas sanciones que pesan sobre su economía.

Sin embargo, a última hora de este lunes en Washington, Trump negaba en un mensaje publicado en redes sociales haber aceptado tal posibilidad -“no aceptaremos ningún enriquecimiento de uranio”- en el borrador trasladado a Teherán. Aunque no hubo reacción del régimen durante el fin de semana sobre el contenido de la propuesta, desde Teherán se ha insistido siempre en que no aceptarán firmar la renuncia al enriquecimiento de uranio para usos civiles, toda vez que la doctrina oficial de la República Islámica es la prohibición del uso nuclear.

A estas alturas y con la experiencia del desconcertante, correoso, impulsivo y contradictoria manera de proceder del mandatario estadounidense, nadie duda de que sus declaraciones no son más que parte de una negociación que él ha impulsado y de cuyo éxito está convencido. Trump aspira a un acuerdo más satisfactorio que el logrado por Obama en 2015 -que él abandonó menos de año y medio después de su llegada a la Casa Blanca- y no está dispuesto a rebajar sus exigencias fácilmente. Pero muchos de los suyos en el Congreso no están de acuerdo con la negociación, como tampoco lo está el Gobierno israelí presidido por Benjamin Netanyahu.

Al respecto, para el analista hispano-iraní Daniel Bashandeh, “Teherán quiere conservar su capacidad de enriquecer uranio y Trump mejorar el histórico acuerdo de Obama; cualquier límite debe ir acompañado del levantamiento de sanciones”. “Trump niega públicamente aceptar el enriquecimiento para mantener abiertas las negociaciones, ya que admitirlo sin un acuerdo reduciría el poder de negociación de Washington”, asevera a LA RAZÓN el especialista en Irán.

Por último, Bashandeh recuerda: “la falta de consenso en Washington sobre Irán y Ucrania dificulta que Trump avance en su estrategia negociadora; para lograr acuerdos, debe ser más predecible, algo complicado dado que las dinámicas están condicionadas por Israel y Rusia”.

Entretanto, en declaraciones recogidas este martes por la agencia IRNA el presidente iraní, Masud Pezeshkian -a menudo la voz amable del régimen-, confirmaba que las negociaciones continuarán, pero advertía que “el papel del diálogo es que nadie trate de intimidar o imponer sus exigencias a la otra parte”. Dos meses después del inicio de unas negociaciones bilaterales que no tenían lugar desde el segundo mandato de Barack Obama, la única certeza es que las delegaciones iraní y estadounidense -emplazadas para la fase técnica y decisiva- están condenadas a seguir intentándolo y acabar por entenderse de alguna u otra forma.