Terremoto en México

Jorge Gómez, un ingeniero brillante cuya suerte se truncó en México

Este malagueño de 33 años era director de la multinacional «Taste of America» cuando la consultora Valora y México se cruzaron en su camino. Su sentido del deber le impidió escapar. «Quiso desalojar antes a todos sus empleados».

Un equipo de búsqueda rastrea señales de vida entre los escombros en el número 286 de la Avenida Álvaro Obrego, donde se encuentra Jorge
Un equipo de búsqueda rastrea señales de vida entre los escombros en el número 286 de la Avenida Álvaro Obrego, donde se encuentra Jorgelarazon

Este malagueño de 33 años era director de la multinacional «Taste of America» cuando la consultora Valora y México se cruzaron en su camino. Su sentido del deber le impidió escapar. «Quiso desalojar antes a todos sus empleados».

En 2015, Jorge Gómez recibió una oferta laboral difícil de rechazar. Una aventura que le iba a llevar a otro continente como director de proyectos para la consultora española Valora Consultores. Su vida iba a cambiar para siempre, así que tenía que pensarlo bien. Dejaba atrás a su familia y a sus amigos, pero una oportunidad que podía no volver a presentárse. El camino que tuvo que recorrer hasta recibir esta proposición habla muy bien de la personalidad y las aptitudes de este joven malagueño de 33 años que los servicios de rescate tratan de salvar bajo los escombros de la capital mexicana tras el paso del terremoto que conmoció a México el miércoles acabando con la vida de casi 300 personas.

Jorge estudió en cuatro años Ingeniería de la Edificación en la Universidad de Sevilla y completó su formación con dos máster. Empezó entoces su vida laboral en Ferrovial donde rápidamente ascendió a la categoría de manager en seguridad y medio ambiente. Una experiencia profesional que duró casi cuatro años antes de que su espíritu emprendedor le llevara a invertir en un nuevo proyecto: «Taste of América», una reconocida cadena de venta de productos estadounidenses en España. Este emprendedor malagueño se convirtió de esta manera en el cofundador de la primera franquicia de esta tienda en su Málaga natal y solo dos años después fue nombrado director general de sus operaciones en España y Marruecos. Su carrera ha sido un absoluto éxito en la que la suerte ha venido acompañada del esfuerzo y buen hacer. Desempeñó esta tarea hasta que la consultora Valora y México se cruzaron en su destino. La oferta era tentadora, sería jefe del proyecto de expansión de Inditex en México, así que fiel a su espíritu decidió aceptar el reto.

El 17 de marzo de 2015 Jorge llegó a la capital mexicana aunque tuvo que dejar atrás a una de las personas más importantes de su vida: su novia Irene. Por aquel entonces ella trabajaba en Madrid, en el departamento de Recursos Humanos de la empresa Biomerieux y aunque quería acompañar a Jorge antes tenía que resolver su situación laboral. Pasaron varios meses separados pero en enero de 2016 llegó el momento del reencuentro definitivo, Irene se mudaba a México.

La vida en la capital mexicana suele resultar apasionante para personas aventureras y viajeras como esta pareja andaluza. Al salir del aeropuerto, sacude un clima húmedo y una batería de sensaciones visuales, sonoras y olfativas que no dejan indiferente a nadie. Según se adentran los foráneos en la ciudad, los grandes rascacielos, los vendedores ambulantes y el intenso tráfico dan la bienvenida a una ciudad que nada tiene que ver con las capitales occidentales. Y si el encanto de esta megalópolis no fue suficiente para conquistarles, las escapadas de fin de semana a lugares tan idílicos como Oaxaca, recientemente golpeada por el seísmo de hace 17 días, terminó de convencerles.

A los pocos meses Irene, con un nutrido currículum profesional, encontró trabajo como jefa de Recursos Humanos en el grupo empresarial Maritimex, con sede también en la capital mexicana. La vida continuó felizmente para esta pareja de «guachupines», como se conoce coloquialmente a los emigrantes españoles en México. Nadie podía vaticinar este trágico desenlace que ha terminado con Jorge atrapado entre los escombros de la oficina que dirigía en el número 286 de la Avenida Álvaro Obregón.

Cumplían ahora 1 año y 3 meses viviendo en un país acostumbrado a sufrir el envite de la naturaleza aunque lo cierto es que en los últimos 32 años no se había visto nada parecido. El 7 de septiembre llegó el primer aviso, México sufrió el mayor terremoto en sus últimos 100 años y aunque la capital vivió una fuerte sacudida, la peor parte se la llevaron las regiones de Chiapas y Oaxaca con más de 100 muertos. Para esta pareja, y la mayor parte de los extranjeros residentes en Ciudad de México, esta fue la primera experiencia fuerte con un temblor aunque afortunadamente solo quedara en un susto.

Once días después, vino lo peor, un temblor de 7,1 grados que aplastó la capital. En un ejemplo de valentía e infinita solidaridad Jorge decidió tomar al pie de la letra su condición de capitán de la empresa y fue el último en abandonar el barco. «Quiso desalojar antes a todos sus empleados», dice su hermano mayor Alejandro. Esta decisión le impidió escapar a tiempo del desplome y quedó atrapado entre los escombros junto a su compañera Lizzet. Todos continen ahora la respiración mientras los equipos de rescate buscan el modo de sacar a Jorge con vida.