Misiles supersónicos

Venezuela no es ningún cordero: estos misiles supersónicos podrían poner en jaque a la US Navy

La principal baza de Venezuela frente a la flota estadounidense desplegada en el Caribe es el misil supersónico Kh-31, un proyectil de origen ruso capaz de realizar maniobras extremas para burlar las defensas de los buques

Misiles de color azul colocados e instalados debajo de un avión de combate
Venezuela no es ningún cordero: estos misiles supersónicos podrían poner en jaque a la US NavyMinisterio de Defensa Venezuela

Resulta paradójico, pero la Marina de los Estados Unidos conoce de primera mano una de las mayores amenazas a las que se enfrentarían sus buques en aguas cercanas a Venezuela. El Pentágono adquirió en su día misiles rusos Kh-31, designados localmente como MA-31, para un propósito muy concreto: usarlos como blancos de alta velocidad en sus propios ejercicios de adiestramiento. Esta familiaridad un tanto insólita les otorga una ventaja táctica sobre las capacidades de un arma que ahora forma parte del arsenal de Caracas.

De hecho, no se trata de un proyectil cualquiera. El misil antibuque Kh-31A es un arma supersónica temible, capaz de alcanzar velocidades de hasta Mach 3.5 en cotas altas de vuelo. Al descender para atacar a ras de agua, donde es más difícil de detectar, mantiene un notable Mach 1.8. Su principal baza, sin embargo, reside en su fase final de aproximación al blanco, donde puede ejecutar maniobras evasivas de hasta 15G que ponen en serios aprietos a los sistemas de defensa de cualquier navío moderno.

Asimismo, Venezuela no solo posee el misil, sino también la plataforma idónea para lanzarlo. La Fuerza Aérea del país caribeño cuenta con una flota de cazabombarderos Su-30MK2V de fabricación rusa, considerados la joya de su Fuerza Aérea. De los 24 aparatos que se adquirieron en su momento, se calcula que 21 de ellos continúan en servicio, un número más que considerable para garantizar el despliegue de este sistema de armas en un hipotético conflicto. Este modelo es un derivado de una familia de cazas que Rusia ha seguido perfeccionando, llegando a desarrollar plataformas aún más letales como el moderno Su-57 y su nuevo misil.

Una defensa costera con múltiples capas

En este contexto, la actual presencia de buques de guerra estadounidenses en la región, entre los que se encuentran destructores y un crucero, pone de relieve la relevancia de este arsenal. El conocimiento previo del Pentágono sobre el comportamiento del Kh-31, una circunstancia que ha detallado el medio The War Zone, podría ser crucial a la hora de desarrollar contramedidas eficaces contra un proyectil con una cabeza de guerra de 87 kilogramos diseñada para perforar blindajes. Estos navíos representan el tipo de objetivo de alto valor para el que fue diseñado el misil Kh-31, especialmente considerando que la Armada de Estados Unidos ha creado buques de enorme tamaño con capacidades únicas.

Por otro lado, la capacidad de disuasión de Caracas no depende exclusivamente de la tecnología supersónica rusa. Venezuela dispone también de un inventario de misiles antibuque subsónicos, más antiguos pero igualmente funcionales, que complementan su capacidad defensiva. Entre ellos se cuentan los proyectiles Otomat y Sea Killer, de origen italiano, y el CM-90 de fabricación iraní. Esta diversidad obliga a cualquier potencial adversario a prepararse para neutralizar múltiples tipos de amenaza de forma simultánea.