Guerra en Ucrania

Las voces del frente ucraniano: "La situación es difícil, pero no tanto como Rusia pretende que parezca"

Prevalece el cansancio y la determinación entre los soldados ucranianos, mientras Kiev se enfrenta a la presión para aceptar un plan de paz que muchos consideran una capitulación encubierta

Vasyl Vovk, soldado de Mikolaiv (sur), durante la rehabilitación en Leópolis
Vasyl Vovk, soldado de Mikolaiv (sur), durante la rehabilitación en LeópolisRostyslav Averchuk

"Creo que todos aquí queremos que la guerra termine mañana", afirma Anatoli Repsh, un exobrero de la construcción convertido en sargento jefe de batallón, desde las posiciones en la región de Járkov, en el este de Ucrania.

Repsh, que regresó de Polonia para alistarse en el ejército defensor apenas comenzada la invasión, combate junto a cientos de soldados cerca de Kupiansk, uno de los principales focos del frente, donde rechazan a diario los asaltos rusos. No oculta el profundo agotamiento que se ha instalado tras casi cuatro años de combates y de vivir bajo la amenaza constante de los drones rusos. "Las cosas están muy complicadas porque los drones rusos que atacan nuestras líneas de suministro no paran de aumentar", explica por videollamada al término de una jornada larga y peligrosa.

En algunos tramos de las carreteras se han colocado redes de pesca usadas, donadas por puertos europeos. Estas redes se extienden a ambos lados del camino para ofrecer, al menos, una mínima protección a los soldados que circulan a gran velocidad tratando de escapar de los drones rusos que acechan cerca, guiados por operadores que escrutan el terreno a través de sus cámaras en busca de objetivos.

A veces, los civiles —cientos de los cuales aún permanecen — son respetados; otras, son alcanzados y mueren, ya sea a pie, en bicicleta o en coche. "Probablemente, depende del operador ruso, de si le queda algo de humanidad. En su mayoría son sádicos y asesinos, y nunca dejaré de odiarlos por lo que han hecho", confiesa Repsh.

La batalla por Kupiansk

Ninguna red sirve de nada contra las decenas de bombas aéreas guiadas que Rusia lanza cada semana sobre el sector y que no distinguen entre militares y civiles. En Kupiansk-Vuzlovyi, los cuerpos de dos civiles siguen tendidos en el fondo de un enorme cráter, sin que nadie se atreva a recuperarlos, como muestra Repsh en un vídeo.

Soldados rusos, generalmente solos o en parejas, intentan a diario filtrarse por los huecos que separan las posiciones ucranianas, a veces a cientos de metros unas de otras. Guiados por sus propios drones, avanzan despacio y se cubren con mantas especiales que dificultan su detección por cámaras térmicas y drones. Los defensores logran localizar y abatir a cerca de tres cuartas partes, calcula Repsh. Los que sobreviven, sin embargo, avanzan metro a metro, se entierran en la tierra helada y convierten el borde del frente en esa "zona gris" donde las posiciones de ambos ejércitos se entremezclan y los drones luchan por imponer su dominio.

"A veces casi me dan pena, porque lo tienen mucho más difícil que nosotros", reconoce Repsh, insistiendo en que la situación del ejército ucraniano no es tan crítica como Rusia pretende hacer creer. Vladímir Putin ya ha proclamado la toma de Kupiansk, importante nudo logístico, y sus generales aseguran que quince batallones ucranianos han quedado cercados; una afirmación que los analistas interpretan como un intento deliberado de convencer a los aliados de Ucrania de que la victoria rusa es inevitable y de que conviene aceptar cuanto antes condiciones dolorosas.

En realidad, comparte Repsh, las unidades ucranianas han frenado el avance ruso dentro de la ciudad, han cortado sus líneas de abastecimiento y han dejado a varias decenas de soldados enemigos escondidos en sótanos, heridos y sin posibilidad de ser evacuados. Ante la escasez de infantería, los defensores ucranianos están incrementando el uso de drones terrestres para rescatar heridos y de drones aéreos para contener a los enemigos.

Ucrania frena avances rusos en Sumi pero siente presión de invasores en Járkov y Donetsk
Ucrania frena avances rusos en Sumi pero siente presión de invasores en Járkov y DonetskRotyslav AverchukAgencia EFE

Repsh: "Aceptaría casi todas las exigencias rusas"

Aun así, soportar el riesgo y las condiciones extremas está pasando factura física y psicológica a los soldados; algunos desertan ante la casi nula esperanza de relevo o rotación. En un momento de máxima franqueza, marcado por el agotamiento de casi cuatro años de guerra, Repsh reconoce: "En este momento aceptaría casi todas las exigencias rusas, salvo quizá la de convertir el ruso en idioma oficial".

Él mismo ha hecho lo posible por eliminar los 'rusismos' en su modo de hablar, herencia del colonialismo ruso y del intento ruso de borrar la identidad nacional ucraniana durante siglos de la ocupación. No sabe, sin embargo, qué puede hacerse para que Rusia abandone de una vez su obsesión por someter a Ucrania.

El Estado y la sociedad deben hacer mucho más para apoyar a los militares y garantizarles largos periodos de descanso entre misiones, opina Viktor, programador de Leópolis movilizado hace más de seis meses. Rechaza el plan estadounidense, elaborado en estrecha coordinación entre el entorno de Trump y Moscú, que incorpora muchas de las demandas rusas: renunciar al resto de la región de Donetsk, abandonar la perspectiva de ingreso en la OTAN, limitar el tamaño del ejército y desistir de exigir responsabilidades a Rusia por crímenes de guerra y agresión.

Más presión sobre Rusia

"En el mejor de los casos, si se aceptara, solo le daría a Rusia uno o dos años para prepararse para otra invasión", advierte Viktor. "Si Rusia consolida territorio y sus ganancias son reconocidas, eso solo la animará a seguir atacando a Ucrania y a otros países", añade, y pide a Estados Unidos y Europa que intensifiquen la presión sobre Rusia y ayuden a Ucrania a fortalecerse.

Vasyl Vovk, soldado originario de Mikolaiv que combate en el este, habla visiblemente agotado desde sus posiciones. Aun así, tiene claro que todas las negociaciones en curso resultarán inútiles. "Rusia solo parará si recibe un golpe contundente", subraya este astrónomo en tiempos de paz. Está convencido de que la seguridad solo llegará a Europa si Ucrania comparte su experiencia con socios desde Finlandia hasta Turquía y de que el ingreso del país invadido en la OTAN reforzaría militarmente a la Alianza.

Si Estados Unidos retira su apoyo, una amenaza que Washington ha hecho para obligar a Ucrania a someterse, será doloroso, reconoce. Pero seguiría luchando de todos modos, insiste Vasyl: "Si entregamos Donetsk a Rusia, solo lo utilizará como trampolín para llegar hasta Leópolis". "Ahora mismo la situación es difícil, pero no tanto como Rusia pretende que parezca. Todavía está en manos de Ucrania y de nuestros socios que mejore", concluye.