
Tomar el sol
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Conseguir un bronceado duradero y saludable requiere una combinación de exposición solar consciente y cuidados específicos para proteger la integridad de la piel

Cada año, con el aumento de temperaturas, la aspiración de un bronceado atractivo se vuelve un objetivo. Esta búsqueda, sin embargo, debe ir ligada a la protección y cuidado de la piel, es importante entender que la exposición solar conlleva riesgos notables si no se gestiona con precaución.
El propósito no es solo adquirir un tono más oscuro, sino lograrlo preservando la integridad dermatológica y la durabilidad del bronceado.
Este proceso implica disciplina y estrategias contrastadas, maximizando el resultado estético y minimizando daños. La meta es conseguir un color envidiable sin comprometer la salud a largo plazo de nuestra dermis.
Consejos para un bronceado seguro y duradero
La preparación adecuada de la piel es el primer paso hacia un bronceado uniforme. Una exfoliación suave semanal antes de la exposición elimina células muertas, facilitando un bronceado homogéneo y duradero. Además, mantener la piel bien hidratada, internamente (bebiendo agua) y externamente (con cremas), es fundamental.
El uso constante y adecuado del protector solar es insustituible. Una crema con FPS elevado (30 o 50) permite una exposición más segura. Es crucial reaplicar el producto cada dos horas, o si se ha nadado o sudado, asegurando un uso constante del protector.
La exposición gradual al sol permite a la piel adaptarse, activando la melanina de forma segura. Evitar las horas centrales del día (12:00-16:00), cuando la radiación UV es más intensa, es clave. Comenzar con sesiones cortas (15 o 20 minutos) y aumentar escalonadamente contribuye a un bronceado progresivo y natural, evitando quemaduras.
La alimentación juega un papel relevante. Incorporar alimentos ricos en betacarotenos (zanahorias, tomates, espinacas) potencia la producción de melanina y la capacidad protectora de la piel. Estos nutrientes favorecen un tono dorado y actúan como antioxidantes. Una dieta variada y rica en estos compuestos es un aliado.
Otra opción para potenciar y acelerar el bronceado durante la exposición solar es el uso de aceleradores de bronceado. Estos productos, que suelen presentarse en forma de aceites, cremas o lociones, contienen ingredientes que estimulan la producción de melanina y favorecen un tono más rápido y profundo. Por ejemplo, productos como el aceite acelerador de bronceado Hawaiian Tropic o la crema aceleradora de Australian Gold ayudan a conseguir un bronceado más intenso en menos tiempo, siempre que se usen junto con un protector solar adecuado para proteger la piel.
Finalmente, el cuidado post-exposición es tan importante como la protección. Tras cada jornada solar, es aconsejable ducharse con agua tibia y aplicar generosamente after-sun o cremas hidratantes para calmar la piel, reponer humedad y prolongar el bronceado. Mantener la piel hidratada previene la descamación y asegura que el color se mantenga homogéneo y duradero.
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