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Cómo elegir el sofá perfecto para tu casa: la guía con los modelos más bonitos y cómodos

Como protagonista indiscutible del salón, la elección de un sofá va mucho más allá del color o la forma y exige valorar desde el tipo de tapizado hasta la solidez de su estructura interna

Sofá boucle
Sofá boucleCanva

La elección de un sofá puede ser toda una declaración de intenciones. Un modelo como el Landskrona de terciopelo en verde botella o un icónico Chester de cuero se convierten de inmediato en el centro de todas las miradas, definiendo el carácter de un salón. Son piezas que hablan por sí solas. En el otro extremo, los sofás en tonos neutros, como el beis o el gris claro, actúan como un lienzo en blanco, ofreciendo una versatilidad enorme que permite transformar el ambiente con solo cambiar los cojines o una alfombra, adaptándose a cualquier cambio en la decoración.

De hecho, más allá del color, la textura del tejido es fundamental para vestir la estancia. Materiales como la pana o el terciopelo aportan un toque inmediato de elegancia, aunque exigen un mantenimiento más delicado. Su tacto envuelve y su aspecto enriquece el espacio, convirtiendo un simple mueble en una pieza de diseño que invita a la conversación y al reposo. La decisión, en este caso, se debate entre la estética y el uso que se le vaya a dar.

Por otro lado, cuando en casa hay niños, la practicidad se impone. Para estas situaciones, modelos como el Aramis de tres plazas con chaiselongue, tapizado en poliéster de color gris marengo, son una solución brillante. Tal y como han publicado en Vogue, estos materiales sintéticos destacan por resistencia a las manchas y su facilidad de limpieza. Alternativas como las microfibras también ofrecen una buena batalla a un precio más ajustado, si bien su durabilidad puede ser algo menor.

Más allá de la tela: el esqueleto y la versatilidad

Asimismo, la verdadera vida útil de un sofá reside en su esqueleto, esa parte que no se ve pero que lo sostiene todo. Una estructura de madera maciza es una garantía de durabilidad frente al uso diario y el paso del tiempo. Por el contrario, los armazones fabricados con tableros de partículas, aunque aligeran el precio final, tienden a deformarse con mayor facilidad, lo que acorta considerablemente la inversión realizada en esta pieza clave del hogar.

En última instancia, el tamaño debe responder a la realidad de cada casa. No se trata solo de que quepa en el salón, sino de cuántas personas lo usarán a diario o con frecuencia. En este sentido, para familias que crecen o para quienes disfrutan recibiendo visitas, los sofás modulares como el conocido Kivik de Ikea se presentan como una solución versátil y adaptable. Su gran ventaja es que permiten añadir o quitar módulos según cambien las necesidades, demostrando que un buen sofá es el que sabe evolucionar con nosotros.