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Los Sonny Angel son cosa del pasado: llegan los Labubu, mucho más gamberros para decorar tu móvil

La fiebre por unos simpáticos pero enigmáticos muñecos desata una caza coleccionista global, agotando existencias y atrayendo riesgos inesperados

sonny angels
sonny angelssonnyangel.com

Una nueva moda en el universo del coleccionismo de figuras está causando sensación, y también quebraderos de cabeza, entre los aficionados. Se trata de los Labubu, unos pequeños muñecos con orejas puntiagudas y una sonrisa algo traviesa que han capturado la atención de miles de personas en todo el mundo. Estos pequeños personajes se han convertido en el último objeto de deseo viral.

Su atractivo se basa, en gran parte, en el formato de "caja ciega". Los compradores adquieren una caja sin saber exactamente qué diseño del personaje contiene, añadiendo un elemento de sorpresa y juego a la experiencia de compra. La emoción de lo desconocido en cada adquisición impulsa a buscar las variantes más raras.

Este fenómeno de coleccionismo, impulsado por su diseño único y la expectación en torno a cada nuevo lanzamiento, ha llegado con fuerza a España. Las redes sociales y la aparición de celebridades luciéndolos han disparado su popularidad. Su desembarco en España ha sido arrollador, generando una demanda sin precedentes.

Agotados en tiendas, disponibles (pero caros) en el mercado secundario

La enorme popularidad de los Labubu ha provocado una situación de escasez crónica. En la tienda oficial y en los distribuidores autorizados, conseguir uno de estos muñecos se ha vuelto casi misión imposible. Los carteles de "agotado" son habituales, incluso en grandes plataformas online. La escasez en canales oficiales dispara la búsqueda en otras vías, según apuntan desde Xataka.

Esta falta de stock en los canales tradicionales ha redirigido a muchos coleccionistas al mercado de segunda mano y a plataformas de compraventa entre particulares. Aquí, aunque la disponibilidad es mayor, surge un nuevo problema: el precio. Precios desorbitados son la norma en reventa, muy por encima de su valor original.

Más allá del sobreprecio, la situación de alta demanda y baja oferta en canales oficiales crea un caldo de cultivo ideal para actividades ilícitas. Están proliferando las falsificaciones de Labubu, así como las estafas online asociadas a su venta. El robo de datos personales es un riesgo adicional al comprar en sitios fraudulentos.

Los expertos alertan sobre la aparición de páginas web que imitan a distribuidores legítimos para vender productos falsos y sustraer información a los compradores. La dificultad para verificar la autenticidad sin acceso al stock oficial complica aún más el panorama. Falsificaciones de baja calidad inundan el mercado no oficial.

Este escenario recuerda a otras modas de coleccionismo recientes, como la de los Sonny Angels, que también generaron un problema de falsificaciones masivas. No es la primera vez que una fiebre coleccionista trae consigo estos problemas. La historia se repite con nuevos protagonistas.

El éxito de Labubu, una creación del artista hongkonés Kaising Lung y comercializada por Pop Mart, también se atribuye a un diseño deliberadamente ambiguo, que no se percibe como algo "típicamente chino", facilitando su aceptación global. Un diseño intencionalmente ambiguo favorece su aceptación global y su éxito comercial.