
Alimentación
Luz verde al arroz en tu dieta: el truco que cambia la forma en la que tu cuerpo lo absorbe
Ese gesto tan común de recalentar el arroz del día anterior esconde un secreto para la báscula y la salud. Un proceso químico lo convierte en un alimento con menos calorías, que no dispara el azúcar

Un gesto tan cotidiano como guardar las sobras de arroz en la nevera esconde un beneficio para la salud que muchos desconocen. Consumir arroz cocido que ha sido enfriado durante horas y posteriormente recalentado no solo reduce su impacto calórico, sino que también contribuye a mantener a raya los picos de glucosa que suelen asociarse a la ingesta de hidratos de carbono complejos. Este pequeño truco culinario, con una sólida base científica, está ganando cada vez más atención.
De hecho, la clave de este fenómeno es una profunda transformación química que sufre el almidón del cereal. Durante el proceso de cocción y posterior enfriamiento, una parte de su almidón convencional, que se digiere con facilidad, se convierte en lo que se conoce como almidón resistente. Esta nueva estructura molecular es, como su nombre indica, capaz de resistir la acción de las enzimas digestivas presentes en el intestino delgado, lo que altera por completo la forma en que nuestro cuerpo lo asimila.
En la práctica, esto supone que una porción del almidón del arroz recalentado atraviesa el estómago y el primer tramo del intestino sin descomponerse en glucosa. Al no ser absorbido, no solo aporta menos calorías al organismo, sino que tampoco provoca un aumento brusco del azúcar en sangre, convirtiéndose en una opción mucho más favorable para el control metabólico, tal y como se detalla en una publicación de MujerHoy.
Más allá de la glucosa: un aliado para la flora intestinal
El viaje de este almidón no termina en el intestino delgado. Al llegar prácticamente intacto al colon, cumple una función de gran valor para la salud intestinal, pues se convierte en el alimento predilecto de las bacterias beneficiosas que componen nuestra microbiota. Este compuesto actúa como un potente prebiótico, nutriendo a las poblaciones microbianas que son fundamentales para el equilibrio del organismo.
Por consiguiente, este proceso no solo tiene implicaciones en el control del peso o de la glucemia. Fomentar una microbiota sana mediante la ingesta de almidón resistente tiene efectos positivos en la digestión, la función inmunitaria y el bienestar general. Este sencillo hábito culinario demuestra que pequeños cambios en la forma de preparar y consumir los alimentos pueden tener un gran impacto en nuestra salud.
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